domingo, 8 de diciembre de 2024

Storm Pasó Por Cáceres

 



Storm, la mítica banda que hizo el primer Hard Rock y Progresivo en España, así reza en la entrada de su concierto, pasó por Cáceres para demostrar que están más vivos que nunca. Lo están porque vinieron a presentar su nuevo disco, Eternal Youth, y por el estado de forma en el que se encuentran, a pesar de los años, como pusieron de manifiesto en la hora y media larga que estuvieron sobre el escenario de Boogaloo Club. Una cosa a destacar de su show es que, a pesar de ser el guitarrista Ángel Ruiz el que lleva el peso de la voz, los cuatro miembros del grupo, el bajista J.R. Torres, el teclista Maese Muriel y el batería Diego Ruiz, ejercen de voceras en distintos momentos del evento.



Al igual que en su reciente trabajo, dieron el pistoletazo de salida con Oveja Negra, un temazo donde ya dejaban claro lo que se nos vendría encima, R&R, solo R&R. Continuaron dando un salto a su álbum Trilogía, para deleitarnos con Back To The Road y su mezcla de castellano e inglés en el estribillo. Vuelta a la actualidad con el corte homónimo de su último redondo, este en inglés. Y solo con estas tres canciones se puede decir que se metieron al público en el bolsillo.




I Don´t Know, nos hizo rebobinar a tiempos pretéritos. Un cañonazo de buen Rock, rápido y potente, con Diego haciendo toda una demostración de cómo cantar y tocar la batería a la vez. Con In Memoriam acreditaron que no habían venido a vivir de las rentas, sino a hacernos disfrutar de nuevos temas como este, dedicado a l@s presentes y l@s que ya no están. Aunque, evidentemente, no podían olvidarse de clásicos como Woman Mine, todo un lujo poder escucharla después tanto tiempo desde que viera la luz.



Hablando de clásicos, El Día De la Tormenta es otro que no puede caerse de su setlist, sobre todo porque el propio público la pide con ahínco, como pasó en Cáceres. Un Señor Llamado Fdez De Córdoba fue la primera instrumental en la que, por si alguien tenía dudas, los cuatro músicos exhibieron su poderío musical. A mi entender, uno de los mejores momentos del concierto. Levantaron el pie del acelerador con No Es El Final, una balada, medio tiempo, que nos dio un pequeño respiro antes de cerrar esta primera parte del concierto.




Con la sala en plena ebullición, el siguiente paso vino a cargo de Experiencia Completa, tema con título en castellano, pero interpretado en inglés, donde, una vez más, Ángel y Maese se intercambian protagonismo consiguiendo que tod@s gritáramos un estribillo tan pegadizo como este. Si hay un tema que no puede faltar en un concierto de Storm ese es, seguramente, I´ve Got To Tell Your Mama, con el que abrían su legendario disco de 1974. Las caras de felicidad se mezclaron con puños en alto, acompañamiento vocal por parte de l@s presentes y entrega total desde el escenario. Otro de los grandes momentos de la noche. No se olvidaron de su trabajo de 2019, Cyber Dream, interpretando el corte tan purpleliano que da nombre a este disco.



Trilogía fue la encargada de dar continuidad al evento antes de volver a la actualidad con otro de esos temas que se te pegan con tan solo un par de escuchas, Te Lo Digo Yo, y no es, precisamente, por tener este título. A aquell@s que se empeñan en decir y pensar que el Rock no tiene que mezclarse con la política les invitaría que escucharan Amigo Joe. He de reconocer que la estaba esperando como agua de mayo, y veía que pasaba un tema y otro dudando si la iban a tocar, pues es una de mis canciones preferidas de los sevillanos. Traca final con vuelta a sus principios a través de la cañerísima It´s All Right antes de pasar a cerrar, definitivamente, con una larga instrumental, se puede nombrar como 5 Máquinas, para terminar de comprobar que estábamos delante de cuatro musicazos.




Storm, todo un referente dentro del Rock hecho en este Estado que, desgraciadamente, much@s desconocen, nos hicieron pasar un gran momento en su visita a Cáceres. Muchas gracias por ello, por seguir en la brecha y por continuar sacando discos tan buenos como este Eternal Youth que presentan en esta gira de su cincuenta aniversario en los escenarios. Por cierto, ¿en este Cáceres dejaremos de aguantar alguna vez a l@s pesad@s que van a los conciertos a hablar, molestar y comerte la oreja justo cuando mejor lo estás pasando? Espero que sí, ardua tarea.



 

lunes, 25 de noviembre de 2024

Javier Esteban Jiménez: "Pétreos E Irreverentes".

 




Si hay algo que tiene la lectura es la capacidad de seguir sorprendiéndome. Si esa capacidad me llega a través de una persona que conozco desde hace años, se multiplica por no sé cuánto. Y eso es lo que me ha pasado con esta obra de mi querido amigo Javier Esteban Jiménez, Pétreo e irreverentes. Javier es diplomado en ciencias empresariales y gestión cultural. En su haber tiene el primer premio del Concurso Internacional de Relatos Contado el Sur de 2008, el primer premio del Concurso de Relatos Villa de Colmenarejo 2002 o el tercer premio en el VI Certamen de Microrrelatos Vallecas Calle del Libro 2019, entre otros. A esto hay que añadir las obras de teatro La culpa, estrenada el 2010, o La muñeca rusa, estrenada el 2022, y sus colaboraciones en Cuentos para sonreír, Maleta vacía y otros relatos o Manual de emergencia para escritores, por nombrar algunas.




Pétreos e irreverentes es una recopilación de siete cuentos de muy distinta temática y extensión. Eso sí, de una calidad sobresaliente. Echamos a andar por estas páginas con Susan Crowley, Rodolfo y Ferrán. Un relato donde se entremezclan, en muchos y variados sentidos, la vida de estos tres jóvenes, ellos dos españoles, ella norteamericana, durante su estancia en Escocia. Susan es una chica que se permite viajar y reivindicar una variada serie de causas gracias al poder económico de su papá. Ferrán trabaja en lo que le sale en Edimburgo, con la esperanza de conseguir un curro en un local de restauración de renombre internacional. Y Rodolfo fotografía todas esas injusticias contra las que lucha Susan y alguna más. Después de un viaje por las Highlands, los tres se separan hasta reencontrarse durante la protesta Rodea el Congreso en la capital española. No penséis que todo es así de simple, tan solo tenéis que llegar al desenlace de tan singular relación. Personalmente, me he sentido transportado a las Highlands al encontrarme de frente con algunos de los lugares que conocí durante mi visita a las mismas.



Dolores y don Mario puede que sea, a mi entender, el relato más particular de los siete. Él es un experto marionetista que recala cada año en la localidad de La Negras, conoceréis la procedencia de dicho nombre, para ofrecer su espectáculo durante el Festival de Marionetas de este lugar. En cuanto a Dolores, se trata de una joven criada dentro del seno de un grupo de vendedores ambulantes con dotes para cantar y bailar. La gracia que le hacía a los hombres de dicho grupo, y alguno más del público, durante sus interpretaciones infantiles pasan a ser miradas lascivas y tocamientos con el crecimiento de sus pechos y caderas, razón por la que decide huir hasta toparse con don Mario como final de su fuga. Este le enseña todos los trucos del manejo de las marionetas con tanta sensualidad que, a pesar de la diferencia de edad, ella acaba enamorándose perdidamente de él. Es tal la conexión que ambos llegan a tener con el manejo de sus títeres que, durante el espectáculo de ese año en La Negras, consiguen, a través de los mismos, mostrar sus sentimientos. Esto desencadena en una serie de actos que sacan de quicio al alcalde de la localidad, que pide parar la función, y llevan a una nueva huida de Dolores.




Para aquell@s que no lo sepáis, The Sidewinder es uno de los temas más conocidos de Lee Morgan, y el título del tercer relato de esta compilación, además de servir de referencia para la portada del libro. Volvemos a encontrarnos con dos personajes, Narciso y Carolina, con distintos objetivos vitales. Ella es una prostituta y él un buen hijo que no se separó de su madre después de que esta y su padre se divorciaran. Después de leer uno de esos libros de autoayuda que inundan el mercado, Narciso decide perdonar a toda aquella persona que le hizo daño sacando todo de su interior. Eso sí, tiene que enfriar ese perdón hasta que acumule todo en una única unidad. Y ahí está él, pagando los servicios de Carolina para alcanzar tal menester. Os puedo asegurar que el proceso de dicha expiación y el desenlace de la misma os va a sorprender, y quizá no para bien.




Con Yo, sirena en un tejado, entramos la parte de la obra donde los relatos se hacen más cortos, que no menos interesantes e intensos. He de reconocer que este ha sido uno de los que más me ha gustado. La manera de emplear las comparaciones entre el deshollinador y su trabajo con los deseos de la sirena y el descubrimiento del verdadero placer sexual por parte de esta es sublime. Algo que podría ser soez o excesivamente subido de tono, con el uso del lenguaje por parte de Javier se convierte en erótico y sensual a más no poder, al tiempo que rompedor.




Aquell@s que trabajamos o han trabajado con más gente en su día a día, ya sea en un restaurante limpiado platos, como Franky y el protagonista de Estrella Azahar, en un taller o donde se precie, conocemos a más de un@ de es@s compañer@s que te cuentan unas historias que de lo increíble que son parecen reales. Sobre todo, por el lujo de detalles que ell@s mism@s aportan. Y eso es lo que hace Franky Junior con su narrativa acerca de los astronautas y la estrella nombrada. La cuestión es que Franky, como ya he dicho, describe de tal manera todo lo relativo a la forma, el olor y la composición de tal estrella que hasta puedes llegar creer en ella. Tanto que te sientes atraído por la misma hasta tal punto de querer conocerla. Pero para eso nuestro protagonista debe seguir el consejo de Franky y fregar muchos platos para poder costearse el billete.




Los cables luminosos de Tuum es el relato más tierno y a la vez desgarrador de los siete. Tierno por cómo se desarrolla la relación entre l@s dos protagonistas durante su infancia, repleta de atracción mutua e imaginación a raudales. Y desgarrador por darnos de bruces con el paso del tiempo y el olvido de todo lo referente a esas fantasías, por parte de ella, y el desamor y la insistencia por parte de él. Dicen que cuando olvidas tu imaginario infantil es cuando te conviertes en todo un adulto, de esos angustiad@s e infelices.





Para cerrar, y como final redondo, tenemos Maleta Vacía. Un texto donde Javier vuelve a hacer gala de la metáfora entre una bañera llena de agua caliente sobre la que flotan un buen puñado de pétalos de rosa y el problema del agua en Tanzania, en particular, y en África, en general. Todo ello mientras la protagonista rememora su viaje al continente africano con la intención de abrir pozos para paliar la sequía de sus habitantes antes, durante y después de compartir dicho baño floral con su compañero Rai. Los viajes tienen estas cosas, siempre nos cambian, para bien o para mal, al tiempo que nos ayudan a reflexionar sobre los miles de cosas que nos ponen delante de la vista hasta inundar nuestros corazones y anegar nuestras almas. Sencillamente brutal este cierre.


Si hay algo que me ha impresionado de estos relatos es el conocimiento de los lugares que aparecen, tanto físico como social, así como las necesidades y vida de los mismos; las causas que defienden los personajes que aparecen en sus páginas y las personalidades tan dispares de sus protagonistas. Todo con un lenguaje y unas expresiones tan directas como metafóricas que realzan mucho más lo que se nos quiere narrar en unos relatos que, desde luego, son tan pétreos como irreverentes.



miércoles, 6 de noviembre de 2024

Texto Mandrílico Noviembre 2024

 

PASEN Y LEAN


De mí se ha afirmado tal cantidad de cosas, y de tanta índole, que mejor no entrar en detalles. En consecuencia, he llegado a pensar que soy una religión en mí misma. Lo digo por eso de que me llamen templo, y que a algunos les dé por incendiarme o a otros por bombardearme como si fuera la mayor de las catedrales o la mezquita más bella del mundo. Pese a ello, yo no le exijo a nadie que crea en mí ni que sea mi discípulo, mucho menos que se arrodille o incline ante mi sola presencia. Lo mío es dejar pasar hasta el fondo de mi cabeza, que rebusquen en mis entrañas, que nuestros corazones palpiten juntos y que vuestras caras cambien de rictus con cada soplo de aire que sale de mis páginas derecho a vuestro cerebro.

Soy alguien a quien el adjetivo camaleónico le queda corto, pues no solo cambio de color, sino también de forma, edad, lugar y volumen. Lo mismo cumplo siglos el mes que viene encerrada en un sótano, que me asiento sobre los cimientos de una arquitectura ultramoderna. Qué os voy a decir de mi tamaño, pues igual no paso de una estantería de no más de 30 centímetros de largo que las distancias se pierden entre mis largas tripas de pasillos, hasta pueden despistarse subiendo por mi esófago con el propósito de posar sus manos en paredes de distintos tonos y pigmentos. Y resulta que surto el mismo efecto en todo y cada uno de los casos. ¿Será por eso que soy tan peligrosa, deseada, repudiada o admirada?

Dicen por ahí que estos no son buenos tiempos para mí, y yo me pregunto cuándo lo han sido. Aún recuerdo aquel consejo que un antiguo emperador le dio al mundo acerca de mi protección. Y de poco sirvió, pues puede que sea como el Ave Fénix, y resurja de mis cenizas más fuerte y vigorosa, pero os aseguro que muchas de mis plumas se han perdido en la inmensidad del tiempo y no me van a volver a crecer. No porque yo no quisiera, ese sería mi mayor deseo, sino porque aquellos de los que os prevenía ese mismo emperador han conseguido reducirlas a polvo de tal manera que ni materia orgánica son ya.

Pero, en fin, dejémonos ya de discursos y lamentos de una vieja cebolleta y acabemos, de una vez por todas, dejando claro que yo existo porque contengo todo lo que os atrae y todo lo que vuestra curiosidad os impulsa a descubrir. Da lo mismo que alcéis vuestras plegarias a uno, a cien o a ningún dios, que busquéis verdades científicas o mentiras verídicas; que retrocedáis en el tiempo o que cambiéis de dimensión espacial; que me ocultéis en la más lúgubre de las mazmorras o que me iluminéis como el sol que, ciertamente, soy; que me reduzcáis a una mesita de noche o me agigantéis en altos edificios de varias plantas, con o sin ascensor, porque a mí lo que, en realidad,  me da la vida, después de tantas muertes habidas y por venir, es comprobar cómo cada día, en todos los lugares, rincones y habitaciones del planeta, alguien atraviesa mis puertas por primera vez. Y ya no hay retorno posible. Entonces, henchida de gozo, mis ojos se iluminan y mi boca aúlla exultante: «Pasen y lean».

viernes, 25 de octubre de 2024

Pilar López Ávila - Leticia Ruifernández: "Tierra De Pájaros"

 




Para las personas que nos apasionan las aves, este Tierra de pájaros es todo un placer, tanto por sus ilustraciones como por sus textos. El trabajo realizado por Pilar López Ávila y Leticia Ruifernández es excelente, sin más. Lo sé porque la propia Pilar me habló de este libro en un viaje conjunto que hicimos a Badajoz. Pero, una vez que lo tienes entre tus manos, comienzas a entender muchas cosas de las que hablamos durante ese viaje. Reconozco que me apasionan los animales y, en concreto, los pájaros. Y al igual que ellas, soy de los que, vaya a donde vaya, ando siempre pendiente de los gorriones, de los colirrojos o de las grajillas, de igual manera que no quito ojo de la ventana en cada uno de mis viajes en coche, tren o bus, atento a los milanos o a cualquier ser emplumado que se cruce. Por eso creo que he entendido tan bien esta obra, porque me he sentido totalmente identificado con lo que contiene a lo largo de sus páginas.





Pilar López Ávila nació en Cartagena, es Doctora en Veterinaria y docente de Biología y Geología, además de escritora infantil. Libros suyos como Ayobani y el nombre de los animales han sido traducidos a otros idiomas, incluidos el chino y el xhosa. Firma sus artículos con seudónimo en la revista Senderos de Extremadura y mantiene el blog Vivir en la naturaleza en el periódico Hoy. Aparte de esto, es compañera del que escribe estos párrafos en la Asociación Cultural La Croqueta y en la tertulia que lleva el mismo nombre. Como recuerdo de nuestra pasión por los pájaros, mencionaré una tarde de verano, antes de comenzar la tertulia en la terraza de otra compañera, en la que, de pronto, se escucharon unos sonidos en el aire y l@s dos pusimos nuestros ojos en el cielo. Casi no se percibían, pero, ante la indiferencia de los demás compañer@s, nos miramos y asentimos casi a la vez diciendo: «Abejarucos», con esa complicidad que solo se hace presente entre l@s que amamos a los pájaros.






Leticia Ruifernández estudió Arquitectura en Madrid, de donde procede. Su pasión por la pintura y la literatura la llevó a dedicarse a la ilustración, a lo que sumó, posteriormente, la escritura y la edición. Tiene obras publicadas a nivel estatal, así como en Canadá, Korea e Italia, recibiendo premios tanto nacionales como internacionales. Es la creadora de la editorial Papel Continuo, desde la que lanza al mundo sus proyectos personales. Y en este libro realiza una magnífica labor de ilustración de aves y de los diferentes entornos urbanos y campestres donde residen, además de plasmar algunas de sus experiencias personales con los pájaros.




Entrando de lleno en Tierra de pájaros, no debéis pasar por alto la introducción de las autoras en cuanto a la idea y a los lugares que llevaron a fraguar estas páginas, ni el prólogo de Joaquín Araujo, toda una eminencia en el campo de la Biología. Y a partir de aquí todo se convierte en deleite y placer leyendo las experiencias de Pilar acerca de los gorriones, las abubillas, los herrerillos o los vencejos, entre otras muchas aves. Como ya dije, Leticia une a su labor de ilustradora, impresionante, alguna de sus experiencias con las grullas, los nidos abandonados o su acercamiento al centro de rapaces de Maruri. A nivel de impresión, dichas experiencias de ambas se diferencian porque los textos mecanografiados pertenecen a Pilar y los manuscritos a Leticia, detalle que sería fácil de diferenciar por la propia lectura, pero que nunca está de más resaltar.





Y podría estar hablando y escribiendo líneas y líneas sobre este libro con ese entusiasmo que solo las aves saben inculcar en quienes las aprecian de corazón, pero deseo que os impregne ese mismo fervor descubriendo todo lo que en él se refleja. Muchas gracias a Pilar y a Leticia por haberme hecho volar sobre una Tierra de pájaros cada día más amenazada por la contaminación, los pesticidas y una larga lista de peligros que parece no tener fin.



martes, 8 de octubre de 2024

Roca - Terrasa: "El Abismo Del Olvido"

 





Resulta que tengo este cómic de Roca y Terrasa desde hace casi un año. De hecho, fue mi regalo de cumpleaños del 2023 por parte de un gran amigo. La causa por la que no me he puesto a leerlo, a pesar de que mucha gente me hablaba de lo bueno que es, y con razón, no es otra que haberme pasado unos cinco años con mi proyecto que vio la luz el pasado abril, Los ojos de Eva. Tanto tiempo enfrascado, investigando, leyendo, viendo y escuchando acerca de la Guerra Civil y demás, me dejó saturado por un tiempo. No lo digo de mal, pues es un tema que me apasiona, pero necesitaba un respiro. Así que he vuelto a coger aire con este asunto devorando las páginas de El abismo del olvido. Este sería mi primer agradecimiento a esta obra, porque sigue siendo algo que, por mucho que a algun@s no les guste, es necesario tomar, retomar y requetomar. Ya que a es@s que no les interesa o sueltan aquello de levantar heridas, dicho desinterés se debe a que ell@s o sus familias tienen algo que ver con las mismas heridas de las que se quejan. Dicho esto, a modo de excusa y desahogo, paso a hablaros de este gran cómic.







De Paco Roca se puede decir sin ambigüedades que actualmente es uno de los grandes del cómic estatal. Este valenciano que cursó estudios en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de la capital de su comunidad, además de dedicarse a las viñetas, hace sus pinitos en la ilustración y da charlas y talleres. Tiene en su haber el Premio Nacional del Cómic, el Excellence Award japonés o el Eisner a la mejor obra extranjera en el 2020, sumados a otros de igual importancia. Entre sus obras destacaré Arrugas, llevada al cine, Regreso al Edén, de la que tenéis una entrada en este humilde blog, o Los Viajes De Alexandre Ícaro/Hijos De la Alhambra, por nombrar algunos de su extensa producción. En cuanto a Rodrigo Terrasa, he de reconocer que no le conocía, pero de aquí en adelante tampoco le voy a olvidar. También valenciano, es periodista del diario El Mundo, a donde llegó después de su paso por el diario deportivo Superdeporte. Actualmente es reportero de Papel, y tiene editado el libro La ciudad de la euforia, sobre los años de la corrupción en la Comunidad Valenciana.






Como buena historia que merece y se debe contar, la que nos atañe echa a andar con unas páginas de sosiego, hasta que todo salta por los aires, como era de esperar. A lo largo de estas primeras viñetas conoceremos a sus protagonistas principales. No son necesarios los bocadillos en ninguna de ellas para su presentación. Y, como suele ocurrir, estos protagonistas están entrelazados por un espacio que los encadena en el tiempo. Hablamos de la fosa 126, una de las más grandes de España, del cementerio de Paterna, en Valencia. Con esta numeración os podéis imaginar la cantidad de fosas que existen en este lugar. Esta lucha en contra de la amnesia histórica plagada de horror y desprecio que algun@s intentan imponer y, lo que es peor, justificar, da comienzo con la insistencia de Pepica Celda a la hora de recuperar los restos de su padre fusilado, José Celda Beneyto, una vez aprobada la Ley de la Memoria Histórica. Para ello deberá afrontar años de burocracia hasta conseguir la subvención necesaria para que un equipo de arqueólogos, con Elisa al frente, pueda realizar dicha labor, siempre a contrarreloj. Conoceremos la causa de la detención de su padre, las miserias que pasó durante sus meses de cárcel y su trágico final. A esto hay que añadir las penurias sufridas por su madre, también encarcelada, y por su tía.






Pero los autores no solo se centran en estas exhumaciones, también dedican algunas páginas al ritual del enterramiento como acto imprescindible a la hora de entender la sociedad que los llevó o no a cabo. Resulta que en los años ochenta del siglo pasado, el historiador Vicent Gabarda trabajaba en su tesis doctoral acerca de la economía local de Paterna. Actividad que le llevó, por razones que veréis en el cómic, a confeccionar una lista de fusilados en esta localidad imprescindible en el devenir de los sucesos que se nos cuentan. A su vez, tendremos un repaso de todo lo que fue la aprobación de la ya mencionada Ley de la Memoria Histórica, con una gran reflexión sobre el olvido y con la suma de algunas personas al objetivo de Pepica y de otras que ayudarán a llevarlo a buen puerto.





Entre estas personas se encuentra Maruja, hija de Leoncio Badía, enterrador del cementerio de Paterna y persona clave en todos los acontecimientos reflejados en esta obra. Sabremos cómo fue que su padre pasara de maestro a enterrador y de aquí a cestero. Pues, desde luego, si hay alguien con la esperanza de que se desentierren las injusticias sufridas por aquellos que se ve obligado a enterrar, ese es Leoncio. Lo hará desarrollando varias ideas y atrevimientos que le acarrearán una gran presión, tanto familiar como social. Para este fin será indispensable la ayuda de las mujeres, hermanas, madres e hijas de los fusilados en una relación simbiótica con él. A las que dejará atender los cuerpos de sus familiares a escondidas o visitarlos antes o después de sus enterramientos. Normal que a Leoncio la historia de Aquiles, Patroclo y Héctor le parezca de lo más cruel, y lo es, sin duda. Como en otros casos, los resultados de la exhumación de esta fosa 126 no son igual de satisfactorios para tod@s. Un@s consiguen su objetivo y algun@s seguirán intentándolo, a los que hay que sumar aquellos que no pasarán de ser un nombre en la lista de Gabarda, como el caso de Manuel Soler, cuya historia y vida desconocemos, pero no olvidamos.





Todo esto con ese trazo y dibujo tan personal que Roca imprime a sus viñetas, cosido a un guion conjunto con Terrasa, hace de El abismo del olvido un cómic de muy alto nivel, donde es fundamental leer el epílogo para entender todo lo que hemos leído con anterioridad. Este asunto no va de venganza ni de ampollas o heridas, va de justicia clamada a voces por todas las mujeres que aparecen en estas páginas y por todos los familiares que quieren recuperar los restos de sus parientes asesinados durante los años más oscuros de la historia reciente de este Estado. Así que, guste o no, es un deber con ell@s que se debe poner en práctica con obras como esta y el trabajo de tod@s l@s que estén dispuest@s a luchar contra esta falta de memoria. Gracias, Paco y Rodrigo, y mi más sincera enhorabuena.