Puede que el adjetivo entrañable que he
usado en el título de esta crónica no sea el más adecuado para definir el cómic
que vamos a tratar a continuación. ¿Entonces, por qué lo he utilizado? Simple y
llanamente porque poco puede hacer la seriedad y el rigor estricto de los
adultos ante la inocencia e ingenuidad de los niños y niñas, a pesar de que
dicha actitud infantil tenga consecuencias impredecibles.
Una de las cosas que más me ha
entusiasmado de este tebeo es saber de su autoría por parte de dos mujeres. El ir
conociendo obras escritas y dibujadas por ellas me parece cada día más
satisfactorio. Para mí, alguien que lleva leyendo cómics desde pequeño, cómics
en su mayoría, por no decir en su totalidad, escritos y dibujados por hombres,
el hecho de tener delante de sus ojos obras tan bestiales como esta, realizadas
por mujeres, es toda una alegría.
En lo relativo al guion, la polaca
Marzena Sowa sigue basando sus historias en los recuerdos de su infancia. Época
vivida en su país de origen bajo el yugo de la Unión Soviética y sus distintos
dirigentes, Stalin al frente. Por ello ha recibió el premio al mejor cómic en Angulême
en el 2008 por su serie “Marzi” o la nominación al Eisner 2012 por “A Memoir”. Esta
publicación tiene bastante de eso también.
En lo referente a la dibujante francesa
Sandrine Revel, cabe decir que ha trabajado en varios campos, desde los cómics
para niños hasta los de compromiso social. Recibió el premio Alph-Art de
Angulême en 2001 por la serie “Un Drôle Dánger Gardien”. Su pasión por la
pintura le ha llevado a exponer sus cuadros en París y Burdeos.
Durante la proyección por enésima vez de
una película “educativa” afín al régimen imperante en esos momentos en el país
Viktor intenta besar a su mejor amiga Agata. Esta acción tan simple es el
desencadenante de una serie de acontecimientos totalmente fuera de lugar pero
que son habituales para la población del Estado. En este sus habitantes
desaparecen si más, incluida la profesora que delata a los niños, la tortura
está al orden del día mientras que la sospecha lleva a tus vecinos o familiares
a declarar que eres un verdadero peligro para el sistema.
A raíz del intento de beso sale a
relucir la profesión de escritor del padre de Viktor, escritor poco seguidor de
Stalin y sus secuaces. El director del colegio descubre que la pandilla de
chicos y chicas se reúnen en la casa de él para inventarse y adaptar guiones a
un cómic que guarda como oro enpaño. En definitiva, para dar rienda suelta a su
infinita imaginación, propia de su edad. Todo esto es sospechoso de traición y
puede tener consecuencias horrorosas para todos. Ante ello lo mejor es hacer
desaparecer las pruebas y mantener la cabeza lo más gacha posible. En un país
donde alguien no trabaja en algo productivo, ya sea una fábrica o el campo,
alguien que está todo el día en casa escribiendo sin hacer “nada”, la sospecha
de intriga se encuentra continuamente sobre su cabeza.
Este es el entorno en el que se
desarrolla esta obra. Entorno de los años en que Stalin era dueño, señor y “zar”
de todas las rusias y adyacentes. Gobernándolas con mano de hierro y con una
represión que supera con creces a todo lo conocido con anterioridad. La cuestión
es que cualquier nación dirigida por un tipejo de estos, unos enarbolan el
comunismo, otros la postura, según ellos, contraria, está igualmente sometida a
los mismos tratos represivos. Lo peor de todo es que poco hemos aprendido de
nuestros pasados, tal vez prefiramos olvidarlos pensando que ya nunca más
volverán. El terror siempre está agazapado en las sombras y unas veces a través
de las urnas, otras mediante las armas, estará dispuesto a saltar sobre la
población con escusas tan variadas que pueden ir desde la religión a la
política pasando por los que alzan la bandera de la liberación o aquellos que
se creen poseedores de la verdad. Las consecuencias suelen ser las mismas y
todo puede empezar por no saber que “No Puedes besar A Quien Quieras”.
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