Cola, mucha cola va a traer lo
acontecido el pasado sábado, 12 de Abril, en el Casar de Cáceres. Me estoy
refiriendo al Machacona Festival, evidentemente. Antes de nada quiero agradecer
a David, impulsor de este evento, todo el esfuerzo y toda la ilusión puesta en
el mismo, con personas como él se puede decir que el Rock seguirá tirando
palante. Otra cosa bien distinta es el resultado de ese trabajo titánico que,
en este caso, como todos sabemos, no ha sido el esperado. Entrar en las razones
de dicho resultado es debatir sobre algo que nos podía llevar horas. Sólo diré
que no creo que porque la peña se coma unos bocadillos fuera del recinto, se
beba unas latas y cosas parecidas se les deba tachar de culpables del fracaso
ya que esto lo hacemos, y lo hemos hecho, en otros muchos festivales y no ha
ocurrido nada. Le economía está como está y los y las que fuimos cumplimos con
nuestra parte que es asistir, disfrutar y consumir también dentro, que lo
hicimos, dadlo por seguro. Tampoco pienso que sea justo quitarle yerro a la
organización, sobre todo en cuanto al cartel y la fecha, pero es justo decir
que los grupos que actuaron pertenecen todos a una época, la más dorada del
Rock estatal, sin duda, y que son desconocidos, musicalmente hablando, por
mucha de la juventud rockera de este país. Es normal que haya opiniones para
todos los gustos, esta es la mía aunque me quedo corto por no aburrir y, sobre
todo, porque estoy jarto de que todo se diga por internet cuando nos vemos las
caras finde si, finde no. La peor parte se la lleva David y eso sí que es
realmente grave, por ser alguien cercano al que aprecio de corazón. Una vez
soltada mi parrafada pasamos al tema musical que es lo que interesa, sobre todo
a la peña que no es de Extremadura o que no asistió siéndolo.
Embarcados es el coche de mi gran amigo
Javi Cristiano, llegamos mi novio, mi colega Nervio y el que os cuenta al
festival sobre las seis de la tarde. Una vez puesta la correspondiente pulsera
del evento accedimos al recinto, la Plaza de toros del Casar de Cáceres, cuando
Bucéfalo estaba llegando al final de su actuación. Siendo así pudimos disfrutar
de los últimos cuatro o cinco temas de la banda emeritense. La verdad es que
entre tanto saludo con unos y otras, esta parte es, si cabe, la más bonita de
cualquier concierto, ubicarnos e ir a pedir unos calimochos fresquitos para
atacar el calor reinante, cuando miramos al escenario ya se estaban despidiendo
del personal. Sí que puedo decir que congregaron a bastante gente con sus temas
en castúo y algún que otro en castellano. Siguen siendo todo un referente en el
Rock extremeño, sus años de lucha lo abalan.
Con el sol todavía dando caña en la
cogotera se subió a las tablas el que fuera bajista de Barón Rojo acompañado
por el que fuera, a su vez, batería de la mítica banda, Hermes Calabria y los
guitarras Sergio Rivas y Marcelo Calabria, hijo del batería. A pesar de algún que otro
problemilla con el pedal del bombo se fue desarrollando un concierto repleto de
temas propios, entre los que destacaría “Flor De Invernadero” o “Guerrero En El
desierto”, y clásicos de su banda primigenia como fueron “Concierto Para
Ellos”, “Son Como Hormigas”, “Siempre Estás Allí”, “Hijos De Caín” o
“Resistiré”, con la que cerró su actuación. Desde mi más humilde opinión, y una
vez visto a Sherpa por segunda vez en solitario, me atrevo a decir que lo que
está haciendo le da mil vueltas a lo que nos ofrecen sus antiguos compañeros de
fatigas embarcados en sacar a la luz bandas sonoras castellanizadas que solo
son síntomas de poca creatividad. Grande, cómo no, Sherpa. Profesional donde
los haya, demasiados años ya, sabiendo solventar los problemas técnicos a base
de chistes, algunos mejores que otros, y mucha entrega.
Después de Sherpa salimos un rato fuera
a comernos unos bocatas y echarnos unas risas y volvimos justo cuando Banzai
acababa de empezar. Sería injusto no decir que siempre he sentido un cariño
especial por este grupo. Esta era la tercera vez que los veía después de su
reunión y siguen dando mucha, pero que mucha caña. Lo peor de su actuación
fueron los problemas técnicos que sufrió Salvador Domínguez con su guitarra,
cosa que afeó bastante el show. Empezaron con “Crimen Sin Castigo” para dejarse
caer un clásico tras otro, desde “No Pierdas El Tren”, “Luces”, “Grita” o
“Coche Rápido En La Noche” hasta trallazos de la altura de “No Te Enganches” o
“Rock Duro”. Sigo echando en falta una de mis canciones preferidas, “Amigo”,
pero no se puede tener todo. Realmente era la banda del cartel que más
expectativas había levantado, una pena que Salvador no estuviera a la altura
porque sigue siendo un gran guitarra. En cuanto al resto de la banda, decir que
Manzano canta mejor ahora que cuando tenía veintipocos años, Biosca sigue
siendo un reloj a la batería y los “nuevos” son dos musicazos del copón. Ya
estoy deseando que llegue el Leyendas para poder volver a disfrutar de sus
temas en directo, esperemos que con mejor sino que en este Machacona Festival.
Lo de Ñu es siempre una sorpresa, según
se levante el señor Molina podemos volvernos locos con sus canciones o acabar
rabiando como un zorro. Para este festival vino con ganas y eso se notó en su
entrega y puesta en escena. Es imposible que la peña nos disfrute con temazos
como “Fuego”, “Ella”, “No Hay Ningún Loco”, “Preparan”, “Animales Sueltos” o
“Tocaba Correr”. De lo mejorcito del festival, estos Ñu, que también sufrieron
algún que otro percance con el sonido, sobre todo el teclista Peter Mayr. Se le
vio con ganas y muchas sonrisas por parte del cantante-flautista, eso sí, no sé
si era por el frío que empezó a hacer o porque el gentío estaba como apalominao
pero para cuando empezó a saltar y brincar con “El Flautista” ya era demasiado
tarde. Una suerte tenerlos por estas tierras de nuevo, sin duda alguna.
Y en esto que llegaron los Medina
Azahara para poner las cosas en su sitio y dejar claro que si de Rock Duro y
Heavy se trataba allí estaban ellos para demostrarlo. Fue salir y aquello
empezó a sonar como una apisonadora. Mira que los he visto veces pero esta ha
sido una de las que más me han gustado a pesar de sufrir, pa no variar, un
corte total de luz y sonido es en ese pedazo de canción que es “Tierra De
Libertad”. No pasa nada, se repite y ya está. Destacar que desde el primer tema
se metieron al público en el bolsillo que no paró de cantar y saltar en todo el
show. Un set entremezclado de clásicos como “Velocidad”, “Córdoba” o “Paseando
Por La Mezquita” con sus ya versiones de Triana “Abre la Puerta” o “El Lago”
además de algún tema de su último trabajo como el dedicado a la ciudad de
Sevilla. Al ver a bandas de este calibre me sigo dando cuenta que en este
Estado contamos con musicazos de la talla de los integrantes de Medina Azahara.
Guitarras como Paco Ventura deberían estar reconocidos desde hace mil, que son
los años que lleva en el grupo, ese pedazo de teclista, Manuel Ibáñez, le da un
sonido al directo que ya quisieran muchos, si a todo esto le sumamos una base
rítmica a la altura del bajista Jose L. Martínez y el aporreador de la noche,
Nacho Santiago Fernández, mucho mejor su solo que el del batería de Scorpions,
por mucho que digan lo contrario, junto con la increíble voz de Manuel tenemos
delante de nuestras narices un grupazo que le da mil vueltas a lo que nos traen
de mil kilómetros de distancia. Me encantaron los Medina, siguen siendo una gran
apuesta allá donde tocan.
Siento mucho lo acontecido con Adarel,
sobre todo porque son colegas y no se merecían ni el sonido ni la hora de
salida. Me siguen pareciendo una banda excepcional, haciendo un Heavy Metal
que, siendo de lo más clásico, suena del copón. Nos quedamos para disfrutar de
sus primeros temas hasta escuchar la canción que da nombre a la banda. El
frío, cansancio y la alergia del conductor nos llevaron de vuelta a casa. Todo
mi apoyo a David, Husse y compañía. Os merecéis mucho más, espero que tengáis
mil oportunidades más para demostrarlo.
Hasta aquí mi crónica de este Machacona
Festival. A pesar de lo que venga a partir de ahora, deciros que aquellos y
aquellas que asistimos disfrutamos como enanos, ojalá tengan otra oportunidad
más de sentir lo mismo los y las que no estuvieron presentes.
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