Los regalos que mis amigos me hacen
últimamente son un saco de sorpresas, de buenas sorpresas. Esto es lo que me ha
ocurrido con esta obra de Lluís Llach. Me la regaló mi buen amigo Diego, después
de haberla leído él por su cuenta, y ha dado en el clavo directamente. Gracias Diego,
espero poder hacerte un regalo cuanto menos al mismo nivel.
Nunca fui un seguidor, musicalmente
hablando, de Lluís Llach. Conozco, como la mayoría del personal de mi época y
años anteriores, su famosa canción “L´Estaca” y poco más. Sin embargo, no es de
su carrera musical, sobre la cual se llevan escritas miles de páginas, sino de
esta su primera novela, “Memoria De Unos Ojos Pintados” de lo que quiero
hablaros en estas líneas. Puede que suene un poco exagerado pero me ha parecido
más que buena. Los que leéis este humilde blog estáis al tanto de que si tengo
que alabar algo lo hago y si no, pues no me ando con rodeos a la hora de decir
que no es tan bueno como esperaba o comentarios de este tipo. Con esto quiero decir
que no pararía de echarle piropos a este libro y, seguro, que me quedo corto.
Esta novela trata sobre la infancia,
adolescencia y juventud de Germinal, un chaval nacido en la Barceloneta en el
año 1920. Germinal tiene otros tres grandes amigos, dos chicas, Joana y Mireia,
y un chico, su “Amigo Amado”, David. Entre los cuatro se crean una serie de
lazos que, a pesar de las distancias y muertes, los mantendrán unidos de por
vida. Las vivencias de los cuatro, sus confesiones, sus relaciones, íntimas y
con sus alrededores, y su propio crecimiento como personas conforman la columna
vertebral de la obra de Lluís. Así dicho suena como algo tratado un millón de
veces pero es el entorno de estas cuatro personas unido a los sucesos que vive
el país durante esos años lo que hace de esta novela algo especial.
A parte de ellos cuatro no podemos
olvidar el elenco de personajes secundarios sin los que sería incomprensible
todo lo que Germinal nos cuenta. Destacaría los padres y madres de cada uno de
los chicos, Josep y Marie por parte de Germinal, a parte del encargado de la
librería del barrio, las bailarinas del casino o Antonio Garcés. Todos y cada
una de ellas marcarán parte de la vida del protagonista y harán que las cosas
se vayan desbordando como un río en época de lluvias.
En lo referente al estilo utilizado por
Llach en su obra puede que sea uno de los más machacados en la Literatura, la
entrevista. No negaré que cuando empecé a leerlo me dije: “Vaya, qué poco
original” pero igualmente me di cuenta, una vez metido en el libro, que el
estilo es lo de menos, que lo verdaderamente importante es lo que se nos narra
a través del mismo y eso, desde luego, no tiene desperdicio. Puede que el hecho
de que el entrevistador casi no aparezca durante todo el relato, que los finales
de cada entrevista te lleven a quedarte con ganas de saber más y más o que
Germinal sea de esos personajes que podría contestar a miles de preguntas según
su humor y estado de ánimo lo que hace que el uso de la entrevista sea
simplemente el medio para llegar a un buen fin.
Sin embargo si hay algo destacable en
este libro es su temática. Las descripciones de la Barceloneta, y por ende de
Barcelona, anterior y posterior a la Guerra Civil, las de sus gentes así como
de sus hogares, alrededores y enseres son una parte muy importante de la obra. Además,
cómo no, todo lo ocurrido durante esos primeros dieciocho años de la vida de
Germinal nos llevan a rememorar parte de nuestra historia más negra. Homosexual,
de madre francesa, es lo que le librará de muchos problemas, padre anarquista,
algo de lo que él está bastante orgulloso, y entorno libertario donde los haya,
Germinal representa a todos esos jóvenes que se vieron envueltos en uno de los
conflictos más horrorosos del siglo XX de la vieja Europa. Quizá ese sea otro
de los puntos a favor de “Memoria De Unos Ojos Pintados”, todo esta visto desde
ese prisma inocente de los primeros años de cualquier persona aunque, como os
podéis imaginar, todo acabará de manera burda y desastrosa. Es lo que tiene
pertenecer al bando de los vencidos.
Hay muchas cosas más dentro de este
libro y a las que debería haber hecho referencia pero eso es lo que tendréis
que descubrir. Estoy seguro que si os decidís a leerlo vais a encontraros
debruces con algo que os impactará. No me importa reconocer que sabía que
llegaría un momento en que al igual que reiría con la vida de Germinal también
me desgarraría por dentro, me ilusionaría de igual manera que sentiría rabia y
dolor o me enfurecería del mismo modo que gritaría de alegría. Creo que eso es
lo que tienen las grandes obras, que son capaces de sacar de nosotros los más
encontrados de los sentimientos. Esto es lo que conlleva leer una novela como
esta. Gracias, de nuevo, a Diego por su regalo y a Lluís Llach por estos Ojos Pintados.
Le deseo una fructífera carrera como escritor. Con este comienzo promete serlo.
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