lunes, 25 de agosto de 2025

Tomás García Azkonobieta: "La Filosofía Es La Polla"

 





Sorprendido y muy para bien con La filosofía es La Polla, un ensayo de Tomás García Azkonobieta donde se hace un repaso cronológico acerca de esta disciplina con las letras del grupo vasco de por medio. De siempre, la Filosofía me había parecido bastante sesuda. Esto no quiere decir que no me haya sentido atraído por ciertas ideas, pensamientos y autores que aparecen en libros como este, cuya lectura me ha aclarado y cambiado muchos conceptos. Puede que sea porque yo también soy un gran seguidor del grupo desde sus comienzos hasta el final de sus días, algo que, seguramente, me llevó a hacerme con esta obra.






Para irnos situando, empecemos hablando del autor, porque hay mucho que se quedara fuera de este artículo y que solo leyendo su libro podréis descubrir o retomar. Tomás nació en Donostia en 1973 y creció entre Lasarte y Laguna de Cameros. Como much@s jóvenes y adolescentes de la época, entre l@s que me incluyo, nos adentramos en un tipo de músico que nos servía de referente y escapatoria a las situaciones diarias, sociales, familiares o laborales que nos tocó, y nos ha tocado, vivir. Después de estudiar Filosofía en la Universidad del País Vasco y doctorarse, se traslada a La Rioja. Una vez aquí, trabaja en el área de los servicios sociales y desarrolla diferentes proyectos musicales, como el Carneros Blues festival. Más tarde, se adentra en el mundo de la docencia para acabar dando clase en el IES Duque de Nájera de Logroño. Estas páginas dan forma a su primera obra publicada. Menudo comienzo.






Como se nos comenta en la Introducción, partimos de que filosofar, tradicionalmente, era «sinónimo de investigar racional y críticamente». Y de aquí en adelante eso es lo que se hace en este libro. Nos encontraremos con discursos y teorías que nos enseñarán a comprender y a reflexionar muchas de las cosas y sucesos acontecidos hasta nuestros días, no exentos de cierto fanatismo. Ya se sabe que nadie mejor que un filósofo o aquel/lla que se cuelga esa medalla para decir que se encuentra en posesión de la verdad. Y este tipo de actitud es la que luego se extrapola al plano social, político y, sobre todo, económico. Aquí es donde se habla, y mucho, de todo esto.






Nos adentramos en este laberinto de planteamientos con Demo do can, segundo capítulo de este libro. Como no podía ser, partimos de la antigua Grecia para toparnos con tipos como Diógenes de Sinope, alias el Perro, un grande que poco tiene que ver con el síndrome que le han asignado, Protágoras, Antífones o Antítesnes y líneas de pensamiento como la defendida por sofistas y cínicos. Aclararé que no voy a entrar en qué consiste cada una de estas líneas de razonamiento y todas las demás, pues se trata de que vosotr@s seáis parte o no de ellas con la lectura de esta obra. Por supuesto, no nos íbamos a dejar atrás a gente como Sócrates o conceptos como la parresia. Partiendo de unos y de otros, porque eran ellos los que pensaban, ellas no tenían ese poder o no se les permitía tenerlo, nos encontraremos con saltos sucesivos en el tiempo que nos situarán en otras épocas, incluida la actual, para darnos a entender que, en ciertos aspectos, tampoco ha cambiado tanto la movida a la hora de comportarnos de aquella o esta manera. Así es como se hace referencia a los ironistas, por poner un ejemplo. Y todo sin olvidar las letras de canciones de La Polla que aluden a la mayoría de los conceptos aquí reflejados. Pa flipar.





Si hay algo que fuera de todo este embrollo filosófico me ha gustado es lo relativo al momento histórico en el que se desarrollan. Aquí no puedo ser objetivo, siempre me ha atraído más la Historia que la Filosofía, a pesar de ser consciente de que ambas van agarraditas de la mano, y no siempre al altar. Las disputas entre Diógenes y Platón, el resultado de estrenos como Las nubes, de Arístofanes, la biografía de unos y otros, así como sus encuentros y desencuentros, filosóficamente hablando, creo que es lo que le pone el caldo en todo este cocido espeso y bien espeso. De esta forma, en Las hormigas, tercer capítulo, vamos a entender, o al menos intentarlo, argumentos de autores mucho más actuales como Karl Popper o Aldous Huxley respecto a «El ancho de espaldas». Ahora bien, el que no podía faltar en todo este jaleo de: «Yo mi ombligo y tú tu culo», es Aristóteles. Un figura que ha influenciado en el pensamiento ese que han dado en llamar occidental desde ni se sabe. Cuando leáis su biografía os quedará claro a qué me refiero. Con ideas tanto conservadoras como progres, si es que se pueden utilizar esos términos aplicados a una sociedad de hace veintitantos siglos, con esto hay que tener mucho cuidado, nos damos de bruces con nombres como Kant, Nietzsche, Thoreau o el dilema del erizo de Arthur Schopenhauer. Como veis todo muy enmarañado, pero así es la Filosofía, y no lo digo yo, precisamente.






En el cuarto capítulo, Socios a la fuerza, nos vamos acercando un poco más a nuestros días, sin perder la referencia a todo lo tratado anteriormente. Es donde aparece Thoma Hobbes, John Rawls, Locke, Rousseau y Spinoza a la hora de compartir ideas o teorías acerca del contrato social. Conceptos y criterios como el contractualismo, el Estado, el miedo, sus contrarios y obras como El Leviatán, de Hobbes, van a ser los que construyan muchas de las realidades que vivimos actualmente. Puede ser el apartado más extenso de la obra, pero, a mi entender, es una de las partes fundamentales para seguir avanzando en la misma. Momento clave, que se suele decir. No olvidéis que todo está aliñado con letras de canciones de nuestra queridísima banda.






El congreso de los ratones, además de ser un temazo de los de Salvatierra, es el título de la quinta parte de toda esta amalgama de pensamientos, nombres, ideas y momentos históricos. Conceptos como Democracia, Asamblea o Presidente, muy distintos de la griega original, leed y os enteraréis del porqué, son sobre los que rotan estos párrafos. Para ello, Tomás planea sobre los filósofos ya nombrados, junto a sus afinidades y choques frontales. Pero, a su vez, comienzan a asomar la cabeza términos como «individualismo posesivo». Muy interesante todo lo relativo al nacimiento de las democracias «modernas» desde la ya lejana Constitución yanki de finales del siglo XVIII hasta ahora, con su «síndrome de fatiga democrática».






¿Quién no ha oído hablar de capitalismo? Pues con él nos adentramos en el sexto capítulo de esto que es la Polla, la Filosofía. Aquí, como en otros casos, se puede decir que es donde más confluye esta disciplina con todo lo social, político y, cómo no, económico. Un buen cóctel, sin duda. El autor nos va situando históricamente hasta llegar a Marx, Engels, si dejar atrás a Adam Smith o Voltearie. Un sistema que parte de la división del trabajo y el afán de lucro, como principales motores, se ve reflejado en obras como La era de la incertidumbre, de Galbraith, o en «El principio de población», de Thomas Malthus, sin dejar atrás las teorías de Herbert Spencer o Max Weber. De este modo, entenderemos un poco más la lucha de clases, la esclavitud, el socialismo utópico o el comunismo revolucionario y el papel de ciertas organizaciones en todo ello. Lo del Opus Dei por estos lares es de traca, algo que no sé por qué no se cuenta en las propias clases de Filosofía.






Y así nos plantamos en Nuestra alegre juventud, como séptima parte de este ensayo. Llega el momento del nacimiento de la burguesía, la revolución industrial o el trillado estado del bienestar. Con más peso histórico que filosófico, si es que ambos se pueden separar, se nos habla del mayo del 68, «tú tenías cuatro años, yo tenía ocho», la generación «boomer», la Escuela de Frankfurt, la contracultura, la tecnocracia, l@s diggers, o la alt-right norteamericana. Puede que mucho de esto os suene a chino, pero, siempre yendo y viniendo en los tiempos, no hay otra manera de comprenderlo, es uno de los capítulos con el que más nos podemos identificar, para bien o para mal.






Y con tod@s ustedes… Muy Punk, donde sale a relucir otro concepto que nos suena y vivimos en nuestras propias carnes, el neoliberalismo. Con referentes como los economistas Hayek y Friedman y filósofos como Nozick, algo que parte del concepto de: «Estado mínimo, mercado máximo» solo puede acabar de la forma en la que nos tiene sometid@s. Y, se supone, que como lucha frontal a esto nace el Punk. Un movimiento estéticamente moderno, pero socialmente no tanto. Con la historia de los Sex Pistols de por medio, nos topamos con l@s situacionistas, el uso del arte como arma contra el sistema, la implicación de este o no en política, «la reconciliación del capitalismo y la democracia», la «Teoría de la deriva» o el desvío. Interesante, a su vez, lo referido en obras como Punk, la muerte joven, de Juan Carlos Kreimer, y Rebelarse vende, de Heath y Potter, para entender cómo la sociedad capitalista acaba fagocitando todo aquello que intenta destruirla para luego vendértelo y así hacerte sentir más alternativ@, revolucionari@ o como diantres te quieras definir. Pero antes pasa por caja, coleguita del metal.






Y ahora qué, esa es realmente la cuestión, y no la del dramaturgo británico. Con definiciones como «Cultura de la Transición», por parte Guillem Martínez, el momento de la manida «Movida madrileña», que nos sale por los poros, el «marxismo occidental», lo acontecido y las razones que llevaron al 15-M, las reflexiones de Laclau, los populismos y su desarrollo a izquierda y derecha o el «etnoestado» tenemos suficiente carne pa la picadora. Para todos y cada uno de ellos tienen una réplica los de Agurain, que no deja de ser la más creíble y real.




Llegamos al final pensando que Hoy es el futuro. Donde, solo con la referencia inicial a David Graeber nos podemos echar a temblar, o no. Este lema Punk se ha desvirtualizado, como todo lo que toca el capitalismo, de tal forma que solo nos queda reflexionar acerca de lo plasmado en ciertas lecturas recomendadas por el propio Evaristo. Además, como bien dice el autor de estas páginas haciendo referencia a Prigogine: «Desconocemos el futuro, pero necesitamos imaginárnoslo para organizarnos en el presente». Y así andamos, imaginando un futuro que nos venden en tarros podridos de libertad, ya sea de expresión o personal, y de bienestar, individual o social, mientras solo nos queda aferrarnos a la Utopía para «alcanzar un mundo donde la imaginación y la esperanza estén vivas y activas», Bertrend Russell.




Al igual que este libro, este es un artículo largo y sinuoso, pero os recomiendo encarecidamente que lo leáis, seáis o no seguidores de La polla Records. Al fin y al cabo, la banda sirve de excusa muy válida para hacernos reflexionar sobre lo vivido y lo que está por vivir. Al final tenéis el listado de las canciones contenidas en esta obra. Unas os sonarán más y otras no tanto, pero todas forman parte de unas páginas que bien merece prestarles más atención de la que tienen. Muchas gracias, Tomás, por tu ensayo. Lo he disfrutado, he aprendido, recordado y me he reído, cabreado, disgustado y divertido a partes iguales. «La vida es agonía y la vivimos agónicamente hasta el momento incomparable de la muerte».




martes, 5 de agosto de 2025

"Metal: la Novela Gráfica. Una Revolución De Sonido Y Furia"

 


Esto de publicar enciclopedias o como lo queramos llamar acerca del Heavy o el Metal, como también lo quieras llamar, no es nada nuevo. Sí que es verdad que puede que sea una de las pocas veces que se hace a través de las viñetas. Aún recuerdo la primera vez que me encontré con algo parecido en dos especiales que sacó la revista Disco Express años ha. La Heavy Rock, ahora la Heavy, hizo lo propio con las páginas que dedicó durante años a bandas guiris y estatales. Popular 1 tampoco se quedó atrás, y hasta sacó un especial sobre Thrash Metal donde incluyeron a Stryper, pa flipar. Pero no voy a ponerme en plan tiquismiquis con estas y otras publicaciones, sobre todo porque, en general, lo hicieron y lo siguen haciendo de puta madre, y yo sigo siendo un fiel lector de estas dos últimas. Así que con estos antecedentes y otros parecidos, Metal, La Novela gráfica, Una Revolución De Sonido Y Furia, toma ya con el titulito, me tenía más que intrigado desde que la vi anunciada.




La cuestión es que, en general, me ha gustado este cómic, empezando por la portada del francés Grègory Lê, muy conseguida, siguiendo por el prólogo, donde ya dejan bien claras las posibles deficiencias con las que nos vamos a topar, y la distribución de los distintos estilos del Metal. Todo esto sin olvidar la gran labor del elenco de dibujantes que dan forma a esta novela gráfica. Guionizada por el también francés Fabrice Rinaudo, traducción de Ezequiel Martínez Llorente y maquetación de Marie Berginiat, estas páginas echan andar con el ya referido prólogo, al que le sigue, como primer capítulo, no podía ser de otra manera, el apartado dedicado al Heavy Metal. Con dibujos del argentino El Toreh, este capítulo se centra en Iron Maiden como banda referente del estilo, todo un acierto. Pasadas las viñetas, nos topamos con la que va a ser una parte esencial de estas páginas. Es la dedicada a hablarnos un poco de la historia de cada uno de los estilos que se van a tocar, a la vez que trata, en pequeñas secciones, de los referentes del mismo, la parte musical y técnica por la que sobresale, esto me ha encantado, un concierto destacado, las perlas de, donde se recuerdan a ciertas bandas no tan famosas, pero sí influyentes o actuales, y una lista de la discografía indispensable hecha, en su mayoría, con mucho acierto.



El francés Will Argunas es el encargado de dar forma a la siguiente parte dedicada al Thrash Metal, donde se nos habla del paso y la siguiente despedida de Dave Mustaine de Metallica, algo que much@s conocemos de sobra, pero que siempre está bien contar. Y aquí te encuentras con el primer desliz, y no es por joder la cosa, que ya digo que está muy conseguido todo, es más bien como crítica positiva. A ver, cuando Metallica se marcha a NY para la grabación de su primer disco ya estaba en sus filas Cliff Burton. Con lo cual, en la viñeta donde se manda a la mierda a Mustaine no sé qué pinta Ron McGovney. En cuanto a la parte de la historia del estilo, el concierto referente y demás, sobresaliente.




La ilustradora francesa Anne Royant es la encargada de adentrarnos en el oscuro mundo del Death Metal. Lo hace con unas viñetas bastante Gore, muy propias para hablarnos de este género, donde una familia busca alimentarse de la humanidad para impedir su propio fin. Muy buena la parte de la historia y demás, sobre todo lo referente a las características técnicas de este estilo. Y del Death pasamos al Black Metal, donde el galo Jörg Maillet es el encargado de dar forma a unas viñetas en blanco y negro impregnadas de la historia del nacimiento de este género y todo lo relativo al incidente acontecido en el seno de los primeros Mayhem. Como arte esencial, en el apéndice posterior a las viñetas se hace referencia al Corpse Paint.




No nos bajamos de los sonidos potentes y avanzamos con la sección dedicada al Grindcore y su Pestazo a putrefacción. Aquí nos volvemos a topar con Anne Royant al dibujo. La francesa vuelve hacer gala de todo un alarde de Gore en las apenas tres páginas que se curra. Una gran labor, sin duda, donde no faltan elementos como la excreción de pus, las cavidades carbonizadas y el masticados de cuchilla oxidada, por nombrar algunos. Como referente en la parte posterior nos encontramos con mis queridos Napalm Death, entre otros grupos.





Damos un salto cualitativo y nos plantamos en las casillas dedicadas al Glam Metal, un estilo tan amplio como cualquiera de los nombrados hasta ahora y los que se van a nombrar de aquí en adelante. La encargada de dar forma a las viñetas es la francesa Éloïse Héritier y nos cuenta todo lo acontecido con el asunto, hipócrita a más no poder, de la famosa etiquetita del Parental Advisory, así como la intervención de Dee Snider, un grande donde los haya, en el juicio que le cayó encima a los Twisted Sister por todo este asunto. Con lo que no contaba este atajo de mojigat@s es que, como ya se sabe, la mala publicidad siempre es más efectiva que la buena, sobre todo si se trata de atraer la atención de l@s jóvenes. El apartado posterior al cómic es uno de los que más me ha gustado porque, he de reconocer, que siempre he sido un gran fan de todas las bandas que se nombran, de algunas más de este estilo también.




Nuevo salto, esto va de dar brincos, y nos encontramos con el Speed Metal, donde el dibujante Grégory Lê da todo el protagonismo al gran Lemmy como referente del género. Me ha gustado mucho la alusión a la Muerte y su conversación con el bajista dentro de unas viñetas con un color y un trazo magnífico. Otro gran acierto, no es que los demás no lo sean, simplemente que este también me ha gustado un poco por encima de los otros, es el trabajo de François Foyard en el apartado del Power Metal. A través de unas viñetas en las que los personajes principales son una familia rockera, el ilustrador francés saca a relucir la pasión que el hijo siente por Manowar y su terrible decepción con los norteamericanos después de lograr ir a Wacken para verlos en directo.




El Stoner, el Doom y el Sludge se nos ofrecen en el mismo paquete mediante la labor del ilustrador galo Martín Texier. Todo parte de las generator parties. Unas fiestas que reunían en el desierto a cientos de fans para disfrutar de una música que, en esos momentos, no era accesible para los locales colindantes. Y, por supuesto, con la historia de Kyuss de trasfondo y su sabido desmembramiento como nacimiento de otras bandas. Muy acertado el color ocre de los dibujos en relación con todo lo desértico. Para el Metal Gótico nos reencontramos con Éloïse Heritier, que nos ofrece la trayectoria de Peter Steele, cantante de Type O Negative, mediante unos dibujos que poco tienen que ver con la entrega anterior, pues aquí predominan los tonos verdes y negros, muy buen contraste, la verdad.






Y venga con otro estilo más, en este caso el Metal Progresivo, con la labor de Joran Treguier al dibujo y Robin Millet al color. Aquí se nos narra todo lo acaecido con la salida de Mike Portnoy de Dream Theater y la siguiente elección de su sustituto a las baquetas dentro del grupo norteamericano, uno de los más destacado de las últimas décadas en este género. El gran realismo de las viñetas, con esos tonos marrones sobre negro, es algo muy a resaltar. Ambos autores vuelven a la carga en el espacio dedicado al Groove Metal, ¡será por etiquetas! Cambian totalmente de registro para, a pesar de ser esos marrones los protagonistas de las viñetas, narrarnos la historia de Nathan Gale y su obsesión por Pantera, hasta el punto de asesinar a Dimebag Darrell, guitarrista del combo yanki.




El dibujante Syvain, también galo, se adentra en el mundo tanto del Metal Fusión y del Metal Alternativo. En el primer caso siguiendo la estela de Rage Against The Machine y en el segundo de Faith No More, dos grandísimas bandas, para mi gusto. No solo por el trabajo del ilustrador, ambas historias tienen continuidad una en la otra. Dentro de esos tonos rojos sobre negro, un@s viej@s rocker@s recuerdan cómo descubrieron a RATM y todo el revuelo que estos montaron en su momento. En la segunda parte, son l@s hij@s de est@s y sus amig@s quienes hablan en el mismo tono acerca de Faith No More. No sé si por error de traducción o por no saberlo directamente, y aquí sí que me pongo un poco pejiguero, he de decir que en la portada de Angel Dust de FNM no sale una cigüeña, se trata de una garza. Hay que documentarse, que no todo es Metal en esta vida jeje.



Con dibujos salidos de la muñeca de Antoane y el color de Joél Odone, nos adentramos en el Metal Industrial. En estas páginas aparecen Rammstein y la retahíla de polémicas con las que se ha relacionado a los alemanes, desde el hecho de cantar en su idioma hasta las acusaciones de abuso hacia su cantante. Todo dentro de unas viñetas hiperrealistas que dan una sensación de angustia en algunos momentos. Y si los teutones están en el apartado anterior, en el del tan denostado NU Metal aparecen los Slipknot de mano del ya citado Grégory Lê. La historia de unos chicos de un pueblo perdido de Iowa y su ascenso al Olimpo del Metal a lo largo de unas viñetas que dan a entender la razón por la que el autor francés haya sido el encargado de la portada de este cómic. De lo mejor de estas páginas, indudablemente.



Seguimos con el protagonismo de bandas para otro apartado. En este caso de Nightwish, pues ahora toca hablar y dibujar acerca del Metal Sinfónico por medio del impresionante trabajo de la ilustradora gala Mayeul Vigouroux. Aquí atendemos a la trayectoria del grupo finlandés y los cambios de frontwoman que han tenido. Curioso, como menos, que se haya dedicado un apartado al Metal Japonés. Entiendo, como bien se explica, que este país siempre ha sido bastante rockero, ahí quedan las pruebas de directos míticos de bandas como Scorpions o Deep Purple, por mencionar algunas. Pero he de reconocer que me ha sorprendido, y para bien. La labor de Madd nos adentra en los entresijos del grupo Maximum The Hormone y un maldito cuaderno. No es que yo sea un especialista en Rock nipón, aunque un combo como Crossfaith me parece de lo mejorcito que he escuchado proveniente de allí, pero que en el apéndice posterior, y más en concreto en Los Indispensables de la discografía, no se tenga en cuenta ningún disco de Loudness es de traca. Vamos, que Baby Metal serán todo un fenómeno, pero discos como Thunder In The East, deberían aparecer sí o sí en dicha lista.




Seguimos caminando en esta peregrinación por los estilos del Metal y hacemos una parada en el Folk Y el Pagan Metal. Con una nueva aparición de Grégory Lê a las viñetas, nos adentramos en historias de la mitología vikinga, sus dioses y diosas y todo lo referente al tema que inspira a estos dos géneros tan unidos. Eso sí, vuelvo a ponerme melindroso y recalco que por la mayoría es sabido que Odín, por razones que aquí no voy a explicar, estaba tuerto y que no tenía un solo cuervo y un solo lobo, sino dos. Cuando veáis la viñeta del gran dios vikingo sabréis a qué me refiero. Por lo demás, otro trabajazo del autor francés. Y para cerrar este extenso listado de estilos del Metal, que no el cómic, nos plantamos ante el Metalcore. Y vuelve a ser Anne Royant la encargada de hablarnos del género por medio de unas viñetas donde una pareja hetero se reconcilia después de una reencarnación bastante Gore.



Los tres últimos apartados se salen directamente de cualquier estilo. En el primero regresa François Foyard para hablarnos de Los Dioses Del Metal, que, evidentemente, no pueden ser otros que los guitarristas. Pero, en el anexo, no se quedan atrás ni bajistas ni baterías, menos mal. Eso sí, l@s cantantes ni aparecen. Y por tod@s es sabido quién es el verdadero Metal God. Otra grandísima entrega de color y dibujo por parte del ilustrador Rackham Le Roux para hablarnos de algo tan importante dentro de nuestro mundo metalero como son los conciertos y, sobre todo, los festivales. Y, claro, viniendo de Francia no se podía nombrar a otro festival que no fuera el Hellfest. Muy buena la pincelada en la última viñeta acerca de Astérix. Cualquier seguidor/a de las aventuras del pequeño guerrero galo, entre l@s que me incluyo, no la pasará por alto. Y como broche final, Chistopher se encarga de hablarnos de la forma de vestir de l@s rocker@s, siempre un poco estándar, digamos, porque aquí cada cual va como le sale de la punta de la nariz, a pesar de haber elementos comunes.







Metal es una novela gráfica que aprueba con nota muy alta, pese a esos deslices ya nombrados. Hay que reconocer la gran labor de tod@s l@s autores/as que inundan sus páginas, pues no es fácil hacer lo que ell@s han llevado a cabo. Mi más sincera enhorabuena a tod@s. Cierro este extenso artículo reflexionando acerca de si no ha sido esa desintegración del Heavy en particular y del Rock en general la que le ha llevado a la situación en la que se encuentra en la actualidad. Lo pregunto como alguien que está seguro de que, como decía Barón Rojo, no morirá, apuesta. Y con el deseo de, si tiene que volver a las catacumbas de donde surgió, que lo haga. Para cuando se extingan los dinosaurios del Rock, algo inevitable, eso está claro, ya habrán nacido otras especies que acabarán tomando su relevo. Tan solo hay que darles una oportunidad y dejar de lado tanto talibanismo centrado en cada uno de los estilos que aparecen en este cómic. ¡¡Rock Forever!!