El pasado jueves por la mañana,
el mismo que por la tarde-noche celebramos la novena edición de Rock/Bear, me
fui a la Casa De Campo de Madrid a ver una exposición que mi novio me había
recomendado después de dar con ella por internet. Sabiendo que me atraen este
tipo de temas me pareció más que bien su recomendación. Iba un poco a la
aventura, todo sea dicho. Aquella lluviosa mañana fui de los primeros en llegar
al lugar, una carpa como las del circo, donde se celebraba dicha exposición. El
hecho de que tuviésemos que esperar media hora larga ya me hizo sospechar un
poco la falta de seriedad de la misma. Durante
ese tiempo me dediqué a admirar el entorno y a disfrutar de las aves que se
dejaban ver por el recinto, entre ellas un pájaro carpintero, hacía mil que no
veía uno. Esto demuestra la riqueza ornitológica que tienen los madrileños a
solo dos pasos de sus viviendas.
Una vez pagada la entrada, nueve
euros, entré en el recinto y me encontré de lleno con la primera parte de la
exposición dedicada a los dinosaurios. No es que yo sea el fan number one de
los dinosaurios pero tengo que reconocer que me atraen bastante. Sin esperármelo
me vi paseando entre maquetas y reproducciones a tamaño real de Tiranosaurios,
Velociraptores y demás reptiles de esta
remota época. Diré que me pareció bastante entretenida y aprendí unas cuantas
cosas nuevas sobre dinosaurios que me sorprendieron.
Después pasé a la parte donde se
suponía que estaba todo lo afín con el hombre de Neandertal. Digo se suponía
porque allí me encontré con un repaso a todo lo relacionado con la especie
humana. Nunca viene mal este tipo de cosas, sobre todo como introducción. Ver algo
sobre los grandes simios, los primeros homínidos y su entorno es siempre de
agradecer pero me esperaba algo más centrado en los Neardentales, la verdad. Al
igual que con los dinosaurios, las maquetas y reproducciones, tanto de los
humanos como de los animales, son de muy buena calidad pero los paneles
explicativo se me quedaron cortos en la mayoría de los casos.
En conclusión, lo que me encontré
fue una exposición pensada para las familias, para pasar una tarde o un día
para tener si no tu primer contacto uno de los primeros con los dos temas
expuestos en el recinto. Fue un poco frustrante para mí. Al final salí de allí
con la cabeza un poco embotada porque aquel sitio acabó lleno de críos
corriendo por doquier y padres despistados. Con la cantidad de estudios que se
están haciendo sobre esta especie humana me esperaba algo más serio y
científico. Lo positivo, pasé un buen rato
y aprendí un par de cosas, sobre todo sobre Lucy, la primera australopitecus
que se descubrió. Lo peor, como siempre, el poco saber estar que sigue habiendo
en este país a la hora de ir a disfrutar de espectáculos de este tipo. Lo comprobé
cuando fuimos el año pasado al viaje en barco por el Tajo y vuelvo a pensarlo
después de asistir a esta exposición.
No sé si este mal comienzo de día
tuvo algo que ver en cómo acabó la jornada con todo el tema del Rock/Bear, el
lío de las camisetas y demás pero un poco presagio sí que fue.
A mi me pareció una castaña en toda regla. Precio excesivo para lo expuesto. Había casi mas espacio para el chiringuito q para la exposicion si se descuidan. Prefiero mil veces ir al museo de ciencias naturales. Encima tardas poco mas de 10 minutos en verla. Yo no se la recomiendo a nadie...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. No es nada recomendable.
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