miércoles, 4 de septiembre de 2024

Texto Mandrílico Septiembre 2024

 

VENCEJOS


Siempre volando de aquí para allá. El cielo es nuestra morada. Dormimos en vuelo, amamos en vuelo, nos perseguimos en vuelo y solo aterrizamos en el hueco de cualquier edificio para traer al mundo a nuestros hijos.

A lo largo de todos estos viajes hemos sido testigos de grandes demoliciones, desplomes y bombardeos que se llevaron por delante nuestros hogares, obligándonos a buscar otros en sitios que, ni por asomo, pensamos que íbamos a conocer. De este modo, pasamos de Madrid a Berlín, de aquí a Atenas y luego a Bucarest, sin olvidar que fuimos expulsados de Sarajevo. Una vez pasada la tormenta bélica, algunos decidieron regresar a todos estos lugares, y allí siguen. Otros creyeron encontrar su residencia en Damasco o en Kiev, pero volvieron a darse de bruces con esta historia que muchos se confunden diciendo complacidamente que se repite para no asumir que, en realidad, no cesa. No nos olvidamos de aquellos que, como yo, han visto, escuchado y vivido de manera intermitente en ciudades y pueblos que nadie recuerda o conoce, o de los que, después de alcanzar emplazamientos como Cáceres, se encontraron con sus antiguos nidos tapiados.

Llevamos cerca de un año volando y volando sin dirección definida, forzados, de nuevo, a abandonar nuestras viviendas. Estos son los pensamientos y los recuerdos que nos hacen compañía ahora que reanudamos un nuevo éxodo hacia alguna tierra que nunca va  a ser la prometida. Los hay que se despiden en busca de consuelo entre familiares lejanos que habitan por todo el Mediterráneo, pero mi bandada pertenece a esa dinastía que lleva por estandarte el desamparo de volar sin rumbo. Por mucho que nuestras acrobacias y piruetas vengan acompañadas de chillidos angustiosos que nadie parece prestar atención, no podemos escapar de un destino que nos devora con más ansiedad que nunca. Y es que el mundo mira hacia otro lado mientras gritamos hasta enronquecer que ya no quedan vencejos en Palestina.