martes, 16 de septiembre de 2025

The Electric Alley - The Buzzos - Oldhands En Cáceres

 








Lo vivido en la sala Zrrcus cacereña con Oldhands, The Electric Alley y The Buzzos se va a recordar durante tiempo por estos lares. Antes de continuar, quiero dar las gracias a tod@s l@s que se metieron en el embolao este para traernos a estas tres grandes bandas, al tío de la mesa por conseguir que sonaran como sonaron y a la sala en sí por acogernos, aunque eso de que no hubiera cerveza sin alcohol es para darles un pequeño tirón de orejas.




Después de que Maribel y su compañero presentaran el evento, saltaron a escena los cacereños Oldhands. Es la tercera vez que los veo y cada vez se superan más sobre las tablas. Puede que Savage comenzara un poco frío, el sonido inicial tampoco ayudó demasiado, aunque se subsanó rápido, pero conforme iba avanzando el show se animó de lo lindo. Es lo que tiene estar rodeado de tres grandes músicos con muchos conciertos a sus espaldas, Vinagre al bajo, Alberto a la guitarra y Pachi a la batería, que te da muchísima seguridad. A temas de su primer y homónimo trabajo, como Moonlight, Old Hand, Young Dick, Eleven Days o The Party Is Over, añadieron una gran versión de Born To Rise Hell, de mis queridos Motörhead, en compañía de Laura, bajista de La Mendinga, entre otras bandas. También pudimos disfrutar de Living In The Gutter, una canción que estará incluida en su segundo trabajo, después de haber fichado por el sello madrileño The Fish Factory. Les deseo todo lo bueno y más. Seguro que con bolos como el de anoche lo consiguen. Estamos expectantes ante este nuevo disco.





Tan bien me habían hablado de los gaditanos The Electric Alley que no podía perdérmelos por ningún motivo. He de darle la razón a tod@s l@s que me aconsejaron asistir al concierto. Cuatro musicazos cohesionados y de muy alto nivel que transmiten el buen rollo que tienen entre ellos a través de la potente voz del también guitarrista Jaime Moreno. Metidos de lleno en la gira de presentación de su último redondo, Apache, arrancaron con el tema que da título al disco. Y desde ese instante nos tuvieron en el bolsillo. Continuaron con Hurricane y One Lasting Night, dos cortes de este redondo. Avanzaron con Standing, dando un salto en su discografía hasta su primer disco, y con Last Letter, del segundo trabajo. A estas alturas, la base rítmica, a cargo de Sergio Reyes a las cuatro cuerdas y Rafa a la batería, se había convertido en una apisonadora y la maestría de Nando como guitarra solista quedaba más que demostrada. Make It Through The Night, Thunderbird Or Vulture y Fireworks cayeron a plomo, como los bombazos que son, para disfrute de tod@s l@s presentes. Con un nuevo salto al pasado, se plantaron en Up In Flames para luego dar paso a Get Electrified, que da título al ya nombrado segundo disco. Eagles Fly Solo fue la antesala del final, no sin que antes Jaime preguntara por el tiempo que les quedaba. Cerraron con No Control, tema que los dio a conocer masivamente después de ser elegido para el Campeonato Mundial de Fórmula 1 en su edición de 2014 y 2015. Estaba claro que tenían que volver para algún bis, algo que plasmaron en un medley de los grandísimos Led Zeppelin. Tal vez caiga en la repetición, algo que no me importa, porque lo de este grupo es para mucho más de lo que ya de por sí tienen. Espero que dejen pronto de tener que comer sándwiches de carretera y se pueda permitir otro tipo de menú porque se lo merecen con creces. Esta ha sido la primera vez que los he visto, y doy por hecho que no va a ser la última.




No estoy seguro de que la decisión de que fueran The Buzzos quienes cerraran el concierto fue del todo adecuada. No lo digo por la parte musical, esta banda es una apuesta segura siempre, sino porque parte de la peña se largó una vez terminado el show de los gaditanos. Sea como fuere, y como se suele decir, ell@s se lo perdieron. Se perdieron otro gran concierto de Flecha y compañía que arrancó con dos trallazos como son All Day Down y Crazy Lover. Su ya clásico Hot Glue dio paso a Deep & Dry para convertir su actuación en pura adrenalina y entrega. Un altísimo nivel a las guitarras a cargo de los Diego, Leone e Iglesias, se une a una sólida base rítmica formada por Lander Pulido al bajo y el gran batería, en todos los sentidos, Jesús Martín. De esta forma, y sin apenas respiro, dejaron caer My Disease y Christine (She´s Gold). El fiestón que montaron, como suele ser habitual, continuó Falling Like A Comet y Running To You. Entrando y saliendo de su discografía, se centraron en ese gran recopilatorio que sacaron para celebrar su veinte aniversario, que para una banda extremeña ya es mucho, pero que mucho. Black Soul fue la previa a otro tema imprescindible en su repertorio, Glory Days. Para cuando llegó el turno de You Gonna Take la conexión entre banda y público había sobrepasado cualquiera de los límites que te puedas imaginar. Supongo que el hecho de tocar en salas tiene estas cosas, que todo es mucho más directo y cercano. Y en una banda tan auténtica como The Buzzos hay mucho de eso. Algo que quedó demostrado con Life Is Not Life y New Age Of R´N´R como acercamiento al final que llegó con Wasted Time. Si la banda anterior se marcó un medley de Led Zeppelin, los de Quintana y Montehermoso hicieron lo propio con uno de Black Sabbath como bises y punto final de un más que buen concierto. Muy grandes The Buzzos, que, vuelvo a repetir, como en otras crónicas, deberían estar en no sé qué pódium musical de este Estado, pero en alguno de los más importantes, desde luego que sí.




Hasta aquí una noche de buen Rock&Roll, de muy alto nivel, con bandas muy profesionales que supieron estar más que a la altura. Sin quitarle protagonismo a los demás, a mi parecer, fue la noche de los vocalistas. Esa pieza fundamental en cualquier grupo que consigue conectar con el público de la manera que solo esta música puede lograr. Muchas gracias, de nuevo, a la organización del evento. Espero y deseo que se vuelva a repetir. Nos quedamos con ganas de mucho más.




jueves, 4 de septiembre de 2025

Rock&Blues Festival 2025 Don Benito

 





Hacía ya unas cuantas ediciones que no pasaba por el Rock&Blues de Don Benito, uno de los festivales más consolidados de Extremadura. Antes de continuar, diré que, por razones familiares y algún otro asunto que no viene a cuento, me perdí la sesión matutina del evento. No ocurrió lo mismo con todo lo relacionado con la tarde-noche.





Llegamos poco antes de que se abrieran las puertas y ya comenzaron los saludos con peña que hacía tiempo que no veía y otra con la que ya habíamos quedado de antemano. Esto fue algo habitual a lo largo de la jornada. El hecho de ser de la zona influye, y mucho, en estos casos. Casi sin que nos diera tiempo de ubicarnos, con la primera cerveza en la mano, salieron a escena los locales Rattle Viper. Con el sol a sus espaldas, una situación algo molesta a la hora de disfrutar de su concierto, sudaron la camiseta ante la poca, pero fiel, audiencia que en esos momentos estaba en el Recinto Las Arenas. El peso de la banda recae sobre los hombros del vocalista Diego Morales Villegas, Rattlesnake Wyatt, y los guitarristas Samuel Caballero Leonard, Sam Demons, y Abel Mateos Jiménez, Johnny Hudson, sin desmerecer a ninguno de los demás, por supuesto. Nos ofrecieron un show de Rock Sureño basado en su disco homónimo. De este modo, a temas como Don´t Touch My Soul, Come On Girl!, Immovable One o Feel, añadieron una gran versión de Crazy Train, como homenaje al gran Ozzy Osbourne. Tenía muchas ganas de verlos y no me defraudaron en absoluto. Espero volver a encontrármelos pronto encima de un escenario.




Si era la primera vez que veía a Rattle Viper, no puedo decir lo mismo de Burning. Con Johnny Cifuentes, voz y teclados, al frente, junto a un elenco de musicazos de muy alto nivel, andan celebrando su cincuenta aniversario encima de las tablas. Lo primero que pudimos percibir fue el cambio de sonido con respecto a los anteriores. El concierto se basó en esa lista interminable de clásicos que tienen en su haber, desde Mueve tus caderas, Esto es un atraco, Jim Dinamita, ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? o No es extraño que tú estés loca por mí hasta Como un huracán o Es especial. Así hasta despedirse con uno de mis temas favoritos de los de La Elipa, Una noche sin ti. Un show muy potente que, al menos a mí, me hizo retroceder unos cuantos de años de manera muy emotiva. Muchas gracias por seguir ahí de esta forma y con tanta energía.





Que El Drogas tocara antes que Rulo no sé si realmente fue un acierto, pero estas cosas son las que pasan en los festivales. Lo que está claro es que era el concierto más esperado de la jornada, algo que se notó en la afluencia de público. El concierto echó a andar con En la silla eléctrica, y desde ya nos tuvo a tod@s desgañitándonos. Como era de esperar, no faltaron temas de Barricada, bueno, alguno sí que faltó, pero se le perdona por el gran show que ofreció. A Lentejuelas, Okupación, Oveja Negra, La hora del carnaval, Víctima, Problemas, No sé qué hacer contigo, Todos mirando, con la aportación de Vito de Sinkope, o No hay tregua, entre otros, añadió cortes de Txarrena, como Empujo pa´kí o Azulejo frío, otros de La venganza de la abuela, Fue 24 D... ¿Y qué?, alguno de su carrera en solitario con su propio nombre, Mientras Arde Tu País (Europa Callada) o Peineta y mantilla, y la siempre más que esperada versión de Alarma!!, Frío. A pesar de que los temas fueron cayendo como si de un concierto de los Ramones, pumba, pumba, pumba, demostró un saber estar encima del escenario y una conexión que no defraudó a ningun@ de l@s presentes. Broche final con dos trallazos como Esta es una noche de Rock & Roll y En blanco y negro de una hora y media larga que disfruté todo lo que se puede y más. Supongo que el ser desde siempre y por siempre un gran seguidor de Barricada algo tendrá que ver. Como se suele decir: “Este nunca falla”.





He de reconocer que a Rulo Y La Contrabanda los vi a cachos y a ratos. De igual modo, me gustaron por momentos, como cuando se dejaron caer Como Venecia sin agua, La cabecita loca o Heridas del rock & roll. Iba y venía de la parte trasera del concierto hasta casi pegarme al escenario, sobre todo con temas de La Fuga como Buscando en la basura o Balada del despertador, al tiempo que hablaba con este, escuchaba las quejas de aquel o saludaba al de más allá. Para bien o para mal, me pareció demasiado lineal su propuesta. Esto no quiere decir que no me percatara de que había una gran parte del público muy entregado en todo momento, sino que se lo digan a las chicas de los tickets.







Una gran jornada de Rock&Roll con bandas para todos los públicos. Me quedé con las ganas de ver a Susan Santos y a la Woody Blues Trío, otra vez será. Eso sí, a pesar de que disfrutamos de un gran sonido y de un lugar con una gran visibilidad para los conciertos, el hecho de que solo hubiera cuatro WC portátiles, literal, hizo que acabáramos meando donde se pudo. Sobre todo, porque ellas debían hacer uso de los mismos antes que cualquiera de nosotros. Por lo demás, deseando que llegue la próxima edición que, seguro, será mucho mejor.




lunes, 25 de agosto de 2025

Tomás García Azkonobieta: "La Filosofía Es La Polla"

 





Sorprendido y muy para bien con La filosofía es La Polla, un ensayo de Tomás García Azkonobieta donde se hace un repaso cronológico acerca de esta disciplina con las letras del grupo vasco de por medio. De siempre, la Filosofía me había parecido bastante sesuda. Esto no quiere decir que no me haya sentido atraído por ciertas ideas, pensamientos y autores que aparecen en libros como este, cuya lectura me ha aclarado y cambiado muchos conceptos. Puede que sea porque yo también soy un gran seguidor del grupo desde sus comienzos hasta el final de sus días, algo que, seguramente, me llevó a hacerme con esta obra.






Para irnos situando, empecemos hablando del autor, porque hay mucho que se quedara fuera de este artículo y que solo leyendo su libro podréis descubrir o retomar. Tomás nació en Donostia en 1973 y creció entre Lasarte y Laguna de Cameros. Como much@s jóvenes y adolescentes de la época, entre l@s que me incluyo, nos adentramos en un tipo de músico que nos servía de referente y escapatoria a las situaciones diarias, sociales, familiares o laborales que nos tocó, y nos ha tocado, vivir. Después de estudiar Filosofía en la Universidad del País Vasco y doctorarse, se traslada a La Rioja. Una vez aquí, trabaja en el área de los servicios sociales y desarrolla diferentes proyectos musicales, como el Carneros Blues festival. Más tarde, se adentra en el mundo de la docencia para acabar dando clase en el IES Duque de Nájera de Logroño. Estas páginas dan forma a su primera obra publicada. Menudo comienzo.






Como se nos comenta en la Introducción, partimos de que filosofar, tradicionalmente, era «sinónimo de investigar racional y críticamente». Y de aquí en adelante eso es lo que se hace en este libro. Nos encontraremos con discursos y teorías que nos enseñarán a comprender y a reflexionar muchas de las cosas y sucesos acontecidos hasta nuestros días, no exentos de cierto fanatismo. Ya se sabe que nadie mejor que un filósofo o aquel/lla que se cuelga esa medalla para decir que se encuentra en posesión de la verdad. Y este tipo de actitud es la que luego se extrapola al plano social, político y, sobre todo, económico. Aquí es donde se habla, y mucho, de todo esto.






Nos adentramos en este laberinto de planteamientos con Demo do can, segundo capítulo de este libro. Como no podía ser, partimos de la antigua Grecia para toparnos con tipos como Diógenes de Sinope, alias el Perro, un grande que poco tiene que ver con el síndrome que le han asignado, Protágoras, Antífones o Antítesnes y líneas de pensamiento como la defendida por sofistas y cínicos. Aclararé que no voy a entrar en qué consiste cada una de estas líneas de razonamiento y todas las demás, pues se trata de que vosotr@s seáis parte o no de ellas con la lectura de esta obra. Por supuesto, no nos íbamos a dejar atrás a gente como Sócrates o conceptos como la parresia. Partiendo de unos y de otros, porque eran ellos los que pensaban, ellas no tenían ese poder o no se les permitía tenerlo, nos encontraremos con saltos sucesivos en el tiempo que nos situarán en otras épocas, incluida la actual, para darnos a entender que, en ciertos aspectos, tampoco ha cambiado tanto la movida a la hora de comportarnos de aquella o esta manera. Así es como se hace referencia a los ironistas, por poner un ejemplo. Y todo sin olvidar las letras de canciones de La Polla que aluden a la mayoría de los conceptos aquí reflejados. Pa flipar.





Si hay algo que fuera de todo este embrollo filosófico me ha gustado es lo relativo al momento histórico en el que se desarrollan. Aquí no puedo ser objetivo, siempre me ha atraído más la Historia que la Filosofía, a pesar de ser consciente de que ambas van agarraditas de la mano, y no siempre al altar. Las disputas entre Diógenes y Platón, el resultado de estrenos como Las nubes, de Arístofanes, la biografía de unos y otros, así como sus encuentros y desencuentros, filosóficamente hablando, creo que es lo que le pone el caldo en todo este cocido espeso y bien espeso. De esta forma, en Las hormigas, tercer capítulo, vamos a entender, o al menos intentarlo, argumentos de autores mucho más actuales como Karl Popper o Aldous Huxley respecto a «El ancho de espaldas». Ahora bien, el que no podía faltar en todo este jaleo de: «Yo mi ombligo y tú tu culo», es Aristóteles. Un figura que ha influenciado en el pensamiento ese que han dado en llamar occidental desde ni se sabe. Cuando leáis su biografía os quedará claro a qué me refiero. Con ideas tanto conservadoras como progres, si es que se pueden utilizar esos términos aplicados a una sociedad de hace veintitantos siglos, con esto hay que tener mucho cuidado, nos damos de bruces con nombres como Kant, Nietzsche, Thoreau o el dilema del erizo de Arthur Schopenhauer. Como veis todo muy enmarañado, pero así es la Filosofía, y no lo digo yo, precisamente.






En el cuarto capítulo, Socios a la fuerza, nos vamos acercando un poco más a nuestros días, sin perder la referencia a todo lo tratado anteriormente. Es donde aparece Thoma Hobbes, John Rawls, Locke, Rousseau y Spinoza a la hora de compartir ideas o teorías acerca del contrato social. Conceptos y criterios como el contractualismo, el Estado, el miedo, sus contrarios y obras como El Leviatán, de Hobbes, van a ser los que construyan muchas de las realidades que vivimos actualmente. Puede ser el apartado más extenso de la obra, pero, a mi entender, es una de las partes fundamentales para seguir avanzando en la misma. Momento clave, que se suele decir. No olvidéis que todo está aliñado con letras de canciones de nuestra queridísima banda.






El congreso de los ratones, además de ser un temazo de los de Salvatierra, es el título de la quinta parte de toda esta amalgama de pensamientos, nombres, ideas y momentos históricos. Conceptos como Democracia, Asamblea o Presidente, muy distintos de la griega original, leed y os enteraréis del porqué, son sobre los que rotan estos párrafos. Para ello, Tomás planea sobre los filósofos ya nombrados, junto a sus afinidades y choques frontales. Pero, a su vez, comienzan a asomar la cabeza términos como «individualismo posesivo». Muy interesante todo lo relativo al nacimiento de las democracias «modernas» desde la ya lejana Constitución yanki de finales del siglo XVIII hasta ahora, con su «síndrome de fatiga democrática».






¿Quién no ha oído hablar de capitalismo? Pues con él nos adentramos en el sexto capítulo de esto que es la Polla, la Filosofía. Aquí, como en otros casos, se puede decir que es donde más confluye esta disciplina con todo lo social, político y, cómo no, económico. Un buen cóctel, sin duda. El autor nos va situando históricamente hasta llegar a Marx, Engels, si dejar atrás a Adam Smith o Voltearie. Un sistema que parte de la división del trabajo y el afán de lucro, como principales motores, se ve reflejado en obras como La era de la incertidumbre, de Galbraith, o en «El principio de población», de Thomas Malthus, sin dejar atrás las teorías de Herbert Spencer o Max Weber. De este modo, entenderemos un poco más la lucha de clases, la esclavitud, el socialismo utópico o el comunismo revolucionario y el papel de ciertas organizaciones en todo ello. Lo del Opus Dei por estos lares es de traca, algo que no sé por qué no se cuenta en las propias clases de Filosofía.






Y así nos plantamos en Nuestra alegre juventud, como séptima parte de este ensayo. Llega el momento del nacimiento de la burguesía, la revolución industrial o el trillado estado del bienestar. Con más peso histórico que filosófico, si es que ambos se pueden separar, se nos habla del mayo del 68, «tú tenías cuatro años, yo tenía ocho», la generación «boomer», la Escuela de Frankfurt, la contracultura, la tecnocracia, l@s diggers, o la alt-right norteamericana. Puede que mucho de esto os suene a chino, pero, siempre yendo y viniendo en los tiempos, no hay otra manera de comprenderlo, es uno de los capítulos con el que más nos podemos identificar, para bien o para mal.






Y con tod@s ustedes… Muy Punk, donde sale a relucir otro concepto que nos suena y vivimos en nuestras propias carnes, el neoliberalismo. Con referentes como los economistas Hayek y Friedman y filósofos como Nozick, algo que parte del concepto de: «Estado mínimo, mercado máximo» solo puede acabar de la forma en la que nos tiene sometid@s. Y, se supone, que como lucha frontal a esto nace el Punk. Un movimiento estéticamente moderno, pero socialmente no tanto. Con la historia de los Sex Pistols de por medio, nos topamos con l@s situacionistas, el uso del arte como arma contra el sistema, la implicación de este o no en política, «la reconciliación del capitalismo y la democracia», la «Teoría de la deriva» o el desvío. Interesante, a su vez, lo referido en obras como Punk, la muerte joven, de Juan Carlos Kreimer, y Rebelarse vende, de Heath y Potter, para entender cómo la sociedad capitalista acaba fagocitando todo aquello que intenta destruirla para luego vendértelo y así hacerte sentir más alternativ@, revolucionari@ o como diantres te quieras definir. Pero antes pasa por caja, coleguita del metal.






Y ahora qué, esa es realmente la cuestión, y no la del dramaturgo británico. Con definiciones como «Cultura de la Transición», por parte Guillem Martínez, el momento de la manida «Movida madrileña», que nos sale por los poros, el «marxismo occidental», lo acontecido y las razones que llevaron al 15-M, las reflexiones de Laclau, los populismos y su desarrollo a izquierda y derecha o el «etnoestado» tenemos suficiente carne pa la picadora. Para todos y cada uno de ellos tienen una réplica los de Agurain, que no deja de ser la más creíble y real.




Llegamos al final pensando que Hoy es el futuro. Donde, solo con la referencia inicial a David Graeber nos podemos echar a temblar, o no. Este lema Punk se ha desvirtualizado, como todo lo que toca el capitalismo, de tal forma que solo nos queda reflexionar acerca de lo plasmado en ciertas lecturas recomendadas por el propio Evaristo. Además, como bien dice el autor de estas páginas haciendo referencia a Prigogine: «Desconocemos el futuro, pero necesitamos imaginárnoslo para organizarnos en el presente». Y así andamos, imaginando un futuro que nos venden en tarros podridos de libertad, ya sea de expresión o personal, y de bienestar, individual o social, mientras solo nos queda aferrarnos a la Utopía para «alcanzar un mundo donde la imaginación y la esperanza estén vivas y activas», Bertrend Russell.




Al igual que este libro, este es un artículo largo y sinuoso, pero os recomiendo encarecidamente que lo leáis, seáis o no seguidores de La polla Records. Al fin y al cabo, la banda sirve de excusa muy válida para hacernos reflexionar sobre lo vivido y lo que está por vivir. Al final tenéis el listado de las canciones contenidas en esta obra. Unas os sonarán más y otras no tanto, pero todas forman parte de unas páginas que bien merece prestarles más atención de la que tienen. Muchas gracias, Tomás, por tu ensayo. Lo he disfrutado, he aprendido, recordado y me he reído, cabreado, disgustado y divertido a partes iguales. «La vida es agonía y la vivimos agónicamente hasta el momento incomparable de la muerte».