Un cómic que trata sobre la vida de un poeta como Miguel
Hernández es algo, cuando menos, atractivo y atrayente. La labor que han hecho
“Los Ramones”, Ramón Pereira y Ramón Boldú, en estas páginas es de una calidad
y sinceridad aplastante. No creáis que estoy soltando esta lista de piropos a
la ligera, ya sabéis que si tengo que poner a parir o tirar por tierra algo
también lo hago. Para que veáis que no me quedo corto pasaré a comentaros lo
que he sentido y vivido con la lectura de esta obra.
Empezaré por comentaros algo sobre los autores de la misma
que han acabado con el sobrenombre de “Los Ramones”. El profesor de Filosofía
Ramón Pereira es el autor de varios guiones de cómics para revistas como” La
Cripta” o “Boom” y miembro de la Asociación de Autores de Cómics de España
(AACE). También ha hecho sus pinitos dentro de la poesía con participación
tanto en poemarios colectivos, “Trece Puertas”, como en solitario en su obra
“Hachís”. Casi treinta años mayor que Perira, Ramón Boldú es un dibujante que
destacó con la publicación de “Los Sexcéntricos” y “Mario Gamma, El Griego”. De
aquí pasó a las series “Bohemio, Pero Abstemio” y “Memorias De Un Hombre De
Segunda Mano” publicadas en aquella fantástica revista llamada “El Víbora”.
Antes de llegar a la publicación que nos atañe dejó plasmado su peculiar estilo
en “El Arte De Criar Malvas” o “Sexo, Amor Y Pistachos”.
Para alguien como el que firma estos párrafos que puede decir
que nunca, o casi nunca, lee ni escribe poesía tener entre las manos “La Voz
Que No Cesa”, título basado en el del libro del poeta “El Rayo Que No Cesa”, ha
sido toda una revelación. Me explico, que dos mundos, supuestamente, tan
separados como el de los versos y el de las viñetas se unan de la forma que lo
hacen aquí se puede decir que crea adeptos, tanto para un lado como para el
otro. Para mí ha sido todo un placer leer esos poemas de Miguel Hernández
plasmados en este cómic, como supongo que lo sería para cualquier amante del
poeta. Así pues, este es el primer logro de estas páginas. El segundo es
plasmar la biografía de alguien como este autor de una manera tan sencilla y
cercana que, una vez que te pones delante de ella, te atrapa, no sólo por la
vida de él en sí, sino por el poder de las viñetas y el guión de “Los Ramones”.
Como he dicho antes, este cómic está basado en la vida de
Miguel Hernández. Como podéis imaginar, no voy a desgranar dicha biografía
porque de lo que se trata es de que vosotr@s, al igual que yo, la descubráis.
Con esto quiero decir que no voy a hacer un repaso a todos los acontecimientos
ocurridos durante su existencia que, como muchos sabéis, fueron de distinta
índole y gravedad. Quizás lo que más me ha interesado de la misma es descubrir
ciertos aspectos que pasan un poco desapercibidos en otras biografías como la
relación con su padre, sus principios en el mundo de la poesía y la edición,
sus viajes, despertares y encuentros con otros poetas en la capital del Estado
o el trato que le dieron sus compañeros de celda en sus últimos días. También encontraremos
todo lo referente a las traiciones, los engaños a su mujer o la integridad
ideológica de Miguel hasta el final de sus días. Todo esto se ve multiplicado con
el blanco y negro de unas viñetas que no necesitan de color alguno para
expresar sentimientos tan contrapuestos.
El que Miguel fuera un chaval de origen humilde y autodidacta
con un don especial para esto de la poesía le acarreó tantos detractores, Lorca
o Alberti, como allegados, Aleixandre, Cernuda o Neruda. Algunas de estas
rencillas tuvieron consecuencias fatales para el poeta. Como todo autor, pasó
por distintas etapas que irían evolucionando después de sus visitas y contactos
en Madrid. Participó en alguna que otra revista literaria, como “El Gallo
Crisis”, y también ganó algún premio. Su primera obra, “Perito En Lunas”, en lo
relativo a la temática, poco tiene que ver con las siguientes. También se
adentró en el teatro con “Los Hijos De La Piedra” o “Teatro En la Guerra”. Su actividad
como maestro y sus poemas fueron labores destacadas en los frentes por los que
pasó. Murió el 28 de Marzo de 1942, con tan sólo 31 años, enfermo y desatendido,
en el reformatorio de Adultos de Alicante sin que pudieran cerrarle los ojos.
Os animo a que os acerquéis a este cómic donde os encontréis
con extractos de “El Gorrión Y El Prisionero”, “La Sonata Pastoril”, “Madrid” o
“Canción Del Esposo Soldado”, entre otros muchos, que os llevaran de la mano a
la biografía de alguien que te llega a lo más hondo por su cercanía, brillantez
y coherencia.
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