lunes, 14 de julio de 2025

María Soledad García Garrido: "Jardines De Interior"

 


Hay ocasiones en las que escribir un artículo para este humilde blog lleva consigo una responsabilidad y un nerviosismo, digamos, especial. Bien, pues esto es lo que me ocurre con lo que vais a leer a continuación. Y me pasa porque mi relación con María Soledad García Garrido, Sole, autora del libro Jardines De Interior, es un tanto particular. Además de ser compañer@s en la Asociación Cultural «La Croqueta», es una de las personas que más, puede que la que más, me ha ayudado en mi último proyecto, Los Ojos De Eva, algo que siempre le agradeceré de todo corazón.



Sole es funcionaria de la Junta de Extremadura. Nació en Plasencia y estudió Filología Anglogermánica en la Universidad de Extremadura. Pero si por algo siempre me ha sorprendido y alegrado, es por la cantidad de premios literarios que lleva a sus espaldas, y los que le quedan por ganar, por supuesto. Este Jardines De Interior se nutre de algunos de esos textos premiados, a los que se les suman otros que bien merecen algún premio.




Después de una nota aclaratoria por parte de la autora, de la dedicatoria a sus padres y de unas referencias a Borges y Lorca, nos adentramos en estos jardines con un relato corto que hace referencia a la resignación de un jardinero a tener un jardín sin flores. Algo demasiado triste, la verdad. Con La Casa De Los Vientos, la escritora recibió el Premio XLIX Concurso de Cuentos José Calderón Escalada. Se trata de un texto donde la angustia de vivir en un hogar donde los aires residen a su antojo sobrevuela todos sus párrafos. Después de que una familia comprara una casa en un lugar alejado del bullicio urbano, se dan cuenta de que los verdaderos inquilinos de la misma son toda clase de vientos, incluidos los ciclones, que tendrán mucho que ver con el desenlace de la narración. Toda una declaración de intenciones, con un estilo y tono, que nos pone sobre aviso de lo que nos vamos a encontrar de aquí en adelante.



Razones recibió el Primer Premio en el IX Concurso de Microrrelatos Ciudad de Trujillo, y no es para menos. En tan solo trece líneas, Sole desgrana la profunda relación de un padre con las parras, las uvas y el vino obtenido de las mismas. Todo hasta llegar a formar parte de este trío de una manera bastante cercana.



Avanzamos páginas con un relato corto titulado Gran Reserva, donde se mezclan los sentimientos de un hijo hacia su padre. Progenitor que, a pesar de pasarse media guerra escondido en un tonel de vino, tenía cierto carácter agresivo. Actitud que lleva a dicho hijo a cerrar rápidamente cualquiera de las botellas de vino que descorcha después de servirse una copa.




Regresamos a los textos premiados, y son unos cuantos en este libro, con La Cantera, Segundo Premio del XXIX Certamen de Relato Corto Mujerarte. En él se refleja con toda claridad la situación vivida y por vivir de cualquiera de los lugares del planeta que han hipotecado sus bosques, tierras y ríos a una serie de compañías, ya sean mineras, como es este caso, o de otra índole, con la siempre falsa promesa de mejorar sus vidas. Situaciones donde colisionan la emigración llevada a cabo, y a la fuerza, por ciertos individuos de esa comunidad con la mísera vida de aquell@s que se quedan. Sin olvidar ese trato despectivo y abusivo que el patrón tiene hacia la familia y hacia alguna niña de la misma. Todo narrado desde la perspectiva de una de las hijas de una forma tan concisa que te atrapa entre sus líneas al poco de empezar a leerlo. Uno de los que más me ha gustado de esta recopilación, sin duda.





Flores Para Un Jardinero es un microrrelato que mezcla la vida de este con su propio final. De este modo, da paso a Vallas, Primer Premio en el XX Concurso Literario Julio Camba. Hay veces que, ante una vida más mísera y pobre que las ratas, los cambios no van a mejor. Sobre todo, si pierdes toda esa libertad que dicha miseria te ofrece a cambio de un plato que no siempre se llena y de un techo que puede que se derrumbe sobre tu cabeza.





Volvemos al microrrelato con el Huerto Familiar. Aquí la relación estrecha y ahogada entre una familia y los manzanos se convierte en el centro de la trama. La Calima recibió el Segundo Premio en el XXXII Certamen Literario Mujerarte. Si las descripciones que Sole lleva a cabo en cualquiera de sus textos son excelentes, en estas páginas se supera con creces. Dando pinceladas aquí y allá, como si de un cuadro expresionista se tratara, nos adentramos en una ciudad donde los contrastes entre el cuidado de las casas que quieren vender como reclamo turístico y las de aquellas donde residen l@s verdader@s vecin@s del lugar resultan casi insalvables. Los miedos de la gente del mar chocan con las extravagancias de aquell@s que le faltan al respeto. Las penurias y personalidades de aquell@s que tienen a la bruma permanente por cielo poco o nada tienen que ver con la opulencia de l@s residentes en otros puntos de la urbe. Otro de mis preferidos de esta selección, pues me ha recordado a los barrios de emigrantes a donde íbamos a visitar a esos familiares que cambiaron el arado por lo poco, mucho o nada que esos enclaves urbanos les ofrecían.




Si hay una frase que inunda toda la narración de Trapos Sucios, valga la redundancia, no es otra que: «Los trapos sucios se lavan en casa». El choque entre dos familias vecinas, una por la relación entre padre e hija y la otra por problemas de violencia de género, con unos jardines cuidados de manera bien dispar de por medio, es el centro neurálgico de todo lo que se nos cuenta. Y Sole lo hace de un modo que intriga y da rabia a partes iguales. El mismo problema, la violencia hacia las mujeres, con distinto proceder y desenlace. Una lacra que sigue entre nosotr@s como esa postilla que te arrancas una y otra vez de una herida que no termina nunca de curar. Tan real y jodido como cualquiera de los casos que suceden días sí y día también.




Inmortales obtuvo su Premio en el XXVI Certamen de Relato Corto Frida Kahlo de Rivas. Desde luego, este relato no es para aquell@s que tengan fobia a las cucarachas. La mezcla de inclemencias meteorológicas con el poder de supervivencia de estos insectos se extiende como una plaga por todo el texto. El poder invasor de las curianas lleva a tal desesperación a los habitantes del lugar que algun@s se dan por vencid@s y otros luchan contra ellas utilizando mil remedios e inventos. Pero ellas pueden con todo, arrastrando con su invasión la vida de algun@. Todo un thriller en el que las protagonistas son esos seres alados, algunas no vuelan, que tanto reparo dan a muchas personas. Un alarde de enfoque fuera de lo común por parte de la autora.




El segundo texto sin título tiene por protagonista a un anillo con un zafiro. Y sospecho que está pensado como continuación del primero. Algo que ya me aclarará Sole.



Nunca he sentido vergüenza de mi familia, al revés, lo que siento es cierto orgullo por la educación y los valores que me han inculcado. Pero eso no es lo que les ocurre a las protagonistas de Salmones, Premio en el XV Certamen Literario Internacional de Relato Corto Cuéntame Portillo – Memorial José Luis Salvador Delgado. Madre e hija comparten espacio, no solo en el hogar, también en el lugar de trabajo de la primera y de estudios de la segunda. La progenitora se esfuerza en darle todo lo que humanamente puede a su hija, mientras esta no se siente cómoda con el hecho de que aquella sea la señora de la limpieza. Otra triste realidad que da lugar a unos párrafos donde el esfuerzo de una se diluye en la indiferencia adolescente de la otra.



Seguimos adelante barruntando el final de estos Jardines De Interior con El Río Y La Tarde, Segundo Premio en el XVII Concurso de Relato Breve Europe Direct Cáceres. He de confesar que me he emocionado con su lectura, ya que la protagonista principal, aparte de la pareja afectada por la pérdida de su hijo, es la maravillosa ciudad de Oporto. Sole me ha transportado a ese enclave lusitano, consiguiendo que vuelva a recorrer sus calles y monumentos, que reviva sus olores, vistas y sensaciones. Todo con el Duero, sus puentes sobre la urbe desde los que se siguen tirando esos jóvenes, parte fundamental del relato, y sus orillas como enclaves que me han hecho retroceder en el tiempo. Otra cosa son las razones que llevan a la pareja mencionada a recorrer dichas calles y emplazamientos.




El microrrelato Secretos De Familia no tiene premio, pero yo le otorgo el primerísimo dentro de todos los relatos plantados en estos jardines. Y lo hago porque me he sentido totalmente identificado con el protagonista, aunque no demasiado con su facilidad para inventarse ciertas fábulas. Pero qué sería de nosotr@s si no creásemos un escudo para afrontar las habladurías de tod@s aquell@s que, como suele pasar, tienen muchísimo que callar. Bien distinto es que ell@s no tengan el don de inventarse historias.



Salimos de estos jardines por la puerta de Lisboa Sin Ti, Tercer Premio XV Concurso de Relato Breve Europe Direct Cáceres. Las huidas hacia adelante no siempre son una escapatoria. Es más, pueden convertirse en algo malamente imprevisible. Y esto es lo que le ocurre al protagonista de este relato. Convencido de que debe dejar todo atrás, trabajo, mujer y descendencia, se sube a un autobús que lo transporta desde Madrid a la capital portuguesa. Aquell@s que hemos hecho parte de este trayecto, podemos recorrer con la memoria todo lo que Sole nos cuenta desde su ventanilla de autora. Magnífico broche final que nos deja con olor a rosas, los ojos ciegos por el polvo de una cantera, la cabeza machacada por la calima, las manos ensangrentadas por una pala y los pies doloridos por tanto recorrido.



Mi más sincera enhorabuena a Sole. Ya sé que aún no le ha dado por escribir una novela, tampoco tiene necesidad de ello, como bien nos contó en la presentación de este libro, pero estoy seguro que el resultado sería fascinante. No quiero cerrar este artículo sin resaltar la labor de l@s compañer@s de Letras Cascabeleras, por su apoyo y confianza. Sin ell@s, much@s de nosotr@s no tendríamos nada editado. Tampoco sentiríamos esa necesidad de continuar saltando vallas en esta carrera de fondo que es la satisfactoria necesidad de escribir. Y todo con la indiferencia o el rechazo de esas instituciones que quieren poner a Cáceres como Capital Europea de la Cultura, sin tener en cuenta a l@s asociaciones, editoriales y personas de distinta clase e idiosincrasia que mantienen dicha cultura viva con esfuerzo, perseverancia, empeño y dedicación.



domingo, 6 de julio de 2025

Mi Paso Por El Rock Imperium 2025

 




Segunda visita que hago al Rock Imperium de Cartagena. He de reconocer que no iba con demasiadas expectativas por el tema del cartel, pero todo cambió desde el primer momento que pise el Batel. Como en cualquier festival que se tercie, ha habido cosas regulares, nunca, a mi entender, hay cosas malas, buenas y muy buenas. En cuanto a las regulares, empezaré comentando el cutrerío de que la pulsera del abono, no sé si las de días sueltos fueron iguales, fuera de la edición del 2023. No me puedo creer que un evento de estas características, con subvenciones y demás, no tenga presupuesto para sacar pulseras anuales. Luego está la peña que parece que van al festi como si fueran a la playa. Entiendo que tiren sus colchas, toallas o lo que sea a cierta distancia de los escenarios, pero eso de estar casi a veinte metros de los mismos es de traca, y encima se enfadan si les pisas sus trapitos. También te encuentras con l@s que se llevan las sillas de la zona de comida hasta casi en frente del escenario, y si te pones delante, con ell@s sentad@s, te cascan que te quites, que no ven.  Y, por último, esa falacia que nos venden de la hermandan del Metal. Teniendo nuestro punto de encuentro al lado de la zona de la peña con discapacidad, tuve que ayudar más de una vez a algun@ para que entrara en la caseta del servicio; a una chica por la zona de los olivos y de las sillitas quejicosas que iba empujando la silla de ruedas de otra chica la tuve que ayudar a pasar la zona del bordillo; y a otra chica que iba con una silla con una niña la tuve que agarrar la jarra de cerveza para que no se le vertiera mientras empujaba dicha silla. Y todo ante las miradas de es@s que luego van de Heavy Metal Brothers And Sister. Es que… Como aspectos buenos resaltaré la organización; el buen atender y la rapidez en la barra por parte de l@s camarer@s; la poca, pero buena variedad de comida, lo mejor, los bocadillos de toda la vida; y el buen rollo, en general, con toda la peña. Y como elementos muy buenos resalto el tremendo sonido con el que han actuado todas las bandas, a pesar de ciertos contratiempos; la limpieza de los servicios, mi más sincera enhorabuena a toda la gente, la mayoría mujeres, de este servicio; y el acierto con poner solo dos escenarios, lo del tercer escenario de ediciones anteriores se hacía un poco pesado. Sin más, pasamos a la parte estrictamente musical.

 

 


 

JUEVES




Para mí este Rock Imperim arrancó con Satan. Puede que yo aún no estuviera en modo festival, pero la nueva visita de Brian Ross a Cartagena, después de estar al frente de Blitzkrieg el año pasado, me pilló un poco en frío, a pesar del calor reinante. Empezaron con Tribal Fire a la que fueron añadiendo temas como Break Free, Ophidian o Testimony, para acabar cerrando con Alone In The Dock recordándonos por enésima vez que procedía de New Castle.




Lo de Gun ya sí que fue otra cosa. La banda de los Guzzi salió desde el minuto uno a comerse el escenario con Lucky Guy. Para cuando llegaron a la tercera canción, Don´t Say It´s Over, ya tenían al público donde ellos querían. El show fue creciendo en intensidad, así como el calor que debía estar pasando Dante Gizzi con la chaqueta puesta, con cortes como Money, Falling o la versión de Cameo Word Up!. Después de haberles visto en el famoso Monster Of Rock del 92, me alegré mucho de que sigan en muy buena forma, algo que demostraron con Take Me Back Home o la traca final con Steal Your Fire y Shame On You. Primera gran alegría del festival.





Qué decir de Airborne que no se haya dicho ya. Esta ha sido la primera vez que los veo y, para un acedeciano como el que escribe estos párrafos, son la caña. El grupo de los hermanos O´Keeffe rezuma AC/DC por los cuatro costados, algo que ya sabíamos. Joel es el showman indiscutible del concierto desde que pregunta eso de Ready To Rock, avanza con Too Much, Too Young, Too Fast y continúa con Burnout The Nitro. No para de correr y hasta se mete entre el público con Girls In Black, imita por enésima vez a Angus con las carreritas en plan baile del pato con It´s All For R&R para despedirse con Gutsy, no sin antes romper la lata de cerveza con la cabeza. Primera banda del día en hacer bises, muy solicitados por l@s presentes, donde dejaron caer Live It Up, Rock 'n' Roll For Life y el recuerdo a grito pelao para el gran Lemmy con Runnin' Wild, además de incluir partes del Dog Eat Dog y Let There Be Rock de quien ya sabemos. Con ellos sí que entré en modo festival, no era para menos.







Ver a King Diamond es siempre algo fuera de lo común. Esta ha sido la segunda vez que lo tenía en frente y, en mi opinión, ha sido uno de los grandes triunfadores de esta edición de Rock Imperium. La puesta en escena, los cambios de look según lo exigiera el guion marcado, la teatralidad con apoyo de la chica que comparte con él protagonismo, los musicazos que lleva y la otra músico que le hace coros y toca el saxo da como resultado un show de muy alto nivel. Como debía ser, echó a andar con Arrival y A Mansion In Darkness y ya nos tenía a tod@s con la vista clavada en el escenario. Helloween fue uno de los momentos que más disfruté de su show, sobre todo si la enganchas con Voodoo. Spider Lilly fue el corte que ofreció de lo que será la primera entrega de una trilogía basada en los sucesos de Saint Lucifer's Hospital en 1920, sobre los que también basa toda la decoración del escenario, teniendo una gran recepción. Vuelta al desenfreno con la aclamadísima Slepless Nights a la que siguió otro trallazo como es The Invisible Guests. Para cuando llegó el turno de Welcome Home aquello se había convertido en todo un ritual de música, espectáculo y conexión entre escenario y público. Algo que se acrecentó con Eye Of The Bitch, brutal, y Burn antes de despedirse. Regresó a las tablas para cerrar con la esperadísima Abigail. Conciertazo del danés que se me hizo cortísimo, pero ya sabemos lo que se dice de lo bueno y corto.





Kissin´Dynamite fue, para mí, la primera y gran sorpresa del festival. Ya los había escuchado con anterioridad y había leído algunas críticas de sus actuaciones, pero comprobé todo lo bueno que se dice de ellos en esta jornada del Rock Imperium. Los alemanes se entregaron desde el arranque con Back With A Bang y DNA. Siempre con el cantante Johannes Braun dándolo todo y conectando con el público, como debe ser por su parte, fueron cayendo No One Dies A Virgin, I've Got the Fire o I Will Be King. La escasa hora que tenían la aprovecharon más que bien, dejando claro que The Devil Is A Woman, esta me encantó, y Only The Dead son cortes de muy gran nivel metalero. You're Not Alone fuel preludio del final de su concierto, no sin olvidarse de Raise Your Glass como cierre. Tenía muchas ganas de verlos y, desde luego, ha merecido mucho la pena hacerlo. Primera jornada superada con nota, tanto por el ambiente como por la música.





 

VIERNES



Por mi parte, la segunda jornada echó a andar con los murcianos Hitten, y no me defraudaron. Eso sí, las horas a las que actuaron me pillaron refugiado en la zona de los olivos rodeado, como ya he dicho, de esa madeja de sillas y sus culos que parecía más estar en el cine que en un festival. Con el vocalista Alexx Panza al frente, rodeado de unos músicos de muy alto nivel, como son los guitarras Dani Meseguer y Johnny Lorca, y una gran base rítmica a cargo de Horacio «Satán» Rodríguez y Willy Medina, lo dieron todo con su Heavy Metal muy en la onda de la NWOBHM. Disfruté mucho viendo y escuchando temas como Mr. Know It All, Blood From A Stone o In the Heat Of The Night, entre otros. Mi más sincera enhorabuena. A ver si hay oportunidad de que nos volvamos a cruzar pronto.




La otra banda murciana del día, 91 Suite, fue otro alarde de música, aunque bien distinto a la anterior. Siempre he sido de la opinión de que este tipo de grupos solo con que hubieran sido de cualquier país europeo en vez de Murcia, habrían tenido ya muchísima más repercusión. Lo dejan claro con la interpretación de temas como Give Me The Night, All For Love o Hard Rain. Jesús Espín en un gran vocalista, esto lo demuestra unido a la maestría de sus guitarras, Paco Cerezo e Iván González, y demás miembros de la formación. Wings Of Fire y See The Light fueron las encargadas de cerrar un concierto que mereció mucho la pena vivir. Les deseo lo mejor y que consigan de una vez alcanzar el estatus que se merecen.






Amaranthe y sus tres vocalistas fueron l@s encargad@s de dar continuidad al festival. No es que yo sea muy fan de ell@s, pero me gustó verles en directo y sentir cómo su masa de seguidores/as lo daban todo con Fearless, esta fue con la que empezaron, Damnation Flame o Strong. Sí que es verdad que esa apuesta que hacen, vocalmente hablando, les resulta y da lugar a cambios y momentos buenos como los experimentados con The Catalyst, Amaranthine o Call Out My Name. La poca más de una hora que tuvieron la aprovecharon al máximo hasta cerrar con That Song y Drop Dead Cynical. Lo pasé bien con ell@s, sin más.






Muchísima era la expectación por ver a los Stryper. A pesar de los años y los cambios de formación, los vi en buena forma, con un Robert Sweet a las baquetas dándolo todo, un Oz Fox como solista muy entregado, Perry Richardson ejerciendo una gran labor a las cuatro cuerdas y un Michael Sweet que se echa a las espaldas la conexión con el público a través de su ya inconfundible voz y de su guitarra. Buen arranque con Sing-Along Song y Calling On You, de su trabajo más famoso, para seguir avanzando con Free y Divider, esta última como indicativo de que no solo viven del pasado. Fue un show poco llamativo, sin siquiera un mísero telón, pero Sorry y Loud 'N' Clear no parecieron necesitarlo. Salto a sus inicios con The Rock That Makes Me Roll y Surrender antes de seguir adelante con All For One y More Than A Man. Lo que sí hubo fue el lanzamiento de biblias, siempre me he preguntado qué habrá escrito en estos ejemplares que tan cristianamente regalan. Otro clásico más como es Always There For You dio paso a No More Hell To Pay. Pasaron de puntillas por su último trabajo con la homónima When We Were Kings al tiempo que se acercaban al final con The Valley. Como era de esperar, la traca final vino a cargo de Soldiers Under Command y To Hell With The Devil, cantada con el apoyo de tod@s l@s presentes. A mi entender, no fue un mal concierto, pero sí que fue excesivamente sobrio. Bandas que estaban en otros puntos y momentos del cartel, tanto en esa jornada como en otras, tuvieron más entrega a la hora de las luces y puesta en escena. Sí que es verdad que podrían haber pisado las tablas algo más tarde y disfrutar de esta forma de todas las luces, pero los festivales son así y hay que aprovechar el momento que te toca. Algo que no vi del todo por parte de los norteamericanos.







La verdad es que no sé bien cómo afrontar lo vivido en el Rock Imperium con Scorpions. Parto de que soy un gran fan de los alemanes y de haberlos visto ya ni sé cuántas veces desde aquel fatídico concierto donde un maldito yanki asesinó a un chaval en el Rayo Vallecano. Saber que han sido, y uso el pasado a conciencia, unos devoradores de escenarios, con carreras, saltos y demás, y verles ahora me produce una mezcla de tristeza y rabia. En serio, después de estos 60 años de carrera que están celebrando, bien merece la pena parar de una vez. Arrancaron con Coming Home y engancharon directamente con Gas In The Tank, y ya vimos que Meine no estaba para muchos trotes, ni vocal ni físicamente. Make It Real y The Zoo siempre son apuestas seguras que dieron paso a Coast To Coast para que el vocalista se tomara un descanso antes de apoyar como un guitarra más. El popurrí de la época Uli Jon Roth, Top of the Bill / Steamrock Fever / Speedy's Coming / Pictured Life / Catch Your Train, suele dejar un poco frío a parte de l@s presentes, pero un servidor lo disfruta como fan desde esa época. Bad Boys Running Wild puso a todo dios a saltar y dio paso a la instrumental Delicate Dance, con apoyo del guitarrista Ingo Powitzer. Con Send Me An Angel se empezaron a agudizar las carencias vocales actuales de Klaus, algo que se solventó con el público desgañitándose con Wind Of Change. Otra que dejó un poco parado al personal fue Loving You Sunday Morning, prefiero pensar que por desconocimiento del tema. Pero para solucionarlo está Mike Dee y su solo de batería antes de que la banda al completo regresara con Big City Nights y la siempre esperada Still Loving You. Parón y aparición de un enorme escorpión hinchable, que se apoderó de las tablas como preludio del cierre con Blackout y Rock You Like A Hurricane. Lo dicho, una gran producción de luz, sonido, muñecos y demás, pero, como se suele decir, quién te ha visto y quién te ve. Y lo recalco como gran seguidor de la banda desde que cayó en mis manos el Tokyo Tapes con apenas 14 años.







Me lo pasé muy bien con Gloryhammer. De hecho, me sirvieron un poco para dejar atrás el disgusto de Scorpions. Se entregaron desde antes de arrancar, consiguiendo que todo el mundo cantara el hit de Tom Jones Delilah. Una intro dio paso al primer cañonazo, The Land Of Unicorns, y ya comprobamos el buen estado de forma del vocalista Sozos Michael. Avanzaron con He Has Returned y Fly Away para convertir su show en una verdadera fiesta donde la conexión con el público no solo viene a cargo del cantante, el bajista James Cartwright también entra en esas lides. Para cuando llegó el momento de Angus McFife estábamos tod@s pendientes del escenario sin parpadear y poc@s esperábamos que sonara la mítica sintonía de Strauss, Así Habló Zaratustra. Siguieron adelante con Wasteland Warrior Hoots Patrol, la siempre esperada Gloryhammer y On A Quest for Aberdeen. Aún quedarían algunos fogonazos por caer como Keeper of the Celestial Flame of Abernethy o Hootsforce, antes del final con The Unicorn Invasion Of Dundee. Me gustaron y mucho estos escoceses, espero volver a cruzarme con ellos pronto.




Hasta aquí mi jornada del viernes. Aún quedaban otras dos más donde el cansancio se iría acumulando, pero resistimos hasta el final.

 

SÁBADO




Tanto este día como el domingo fueron de los más temprano que nos presentamos en el recinto. Tenía mucho interés en ver a FM y no me defraudaron lo más mínimo. Eso sí, me tuve que refugiar en la zona olivos para evitar el solazo que estaba cayendo. Una banda así debería haber estado más arriba en el cartel, pero así son los festivales. Digging Up the Dirt y I Belong To The Night fueron las encargadas de abrir el show de los británicos. La elegancia de la puesta en escena y la gran voz de Steve Overland relucieron en temas como Killed By Love o Let Love Be The Leader, siempre con el apoyo de ese elenco de músicos que consiguen que All Or Nothing, That Girl y Bad Luck suenen con la calidad que se merecen. Los ecos de la despedida llegaron con Tough It Out y se hicieron palpables con Turn This Car Around cuando nos lo estábamos pasando mejor, como suele pasar. Otro de mis conciertos del festival.





Michael Monroe es todo un showman que desborda energía y sabe meterse al público en el bolsillo desde el momento que sale a escena, algo que hizo con Turn This Car Around y I Live Too Fast to Die Young. Se puede decir que asistimos al concierto más festivo y loco del festival. Y es que el finlandés sabe dónde agarrarse, y tirar de clásicos de Hanoi Rocks como Motorvatin' y I Can't Get It, sumados a la versión de Nazareth Not Faking It, son una apuesta segura. Vuelta a su carrera en solitario con Man With No Eyes y Soul Surrender y Stained Glass Heart. Se subió por las columnas, bajó al foso, saludó y brincó al tiempo que dejaba caer Old King's Road, '78 o Ballad Of The Lower East Side. Y vuelta a los Hanoi Rocks con Don't You Ever Leave Me, Back To Mystery City y Malibu Beach Nightmare, entre las que incrustó la de Demolition 23 Hammersmith Palais. Y como broche una versión de mis queridísimos CCR, Up Around The Bend. Qué más se puede pedir. Todo un lujo poder haber disfrutado de Michael Monroe y su bandaza, y todo un acierto por parte de la organización el haberle metido en el cartel.





A pesar del gran concierto que ofreció Leprous, no estoy seguro de que llegaran a conectar con el público más allá de sus fieles. Con indumentaria estrictamente negra, arrancaron Silently Walking Alone y The Price, y quizá no fue hasta la llegada de Like A Sunken Ship cuando se empezó a notar movimiento. Pero ellos habían venido a eso, a darlo todo, y Below o From The Flame dieron fe de ello. Atonement y The Sky Is Red sirvieron de despedida de un show que, a mi entender, nunca llegó a donde se esperaba, y no por parte de los músicos, puede que fuera una mezcla de cosas entre las que está que son el tipo de banda que se crece en salas o recintos de medio aforo.





La llegada de Blind Guardian fue otro de los momentos clave del festival. La peña empezó a acumularse delante del escenario de manera masiva.  Cuando sonaron los primeros acordes de The Ninth Wave seguida de Blood Of The Elves aquello explotó por los cuatro costados. He de reconocer que no soy muy de Power Metal, pero la legión de seguidores/as quedó bien patente en Cartagena. Fans que alucinaban al tiempo que los alemanes dejaban caer Tanelorn (Into The Void), Time Stands Still (At The Iron Hill) y Violent Shadows. Hay ocasiones en las que el hecho de estar situado atrás del todo, y más con la vista que te ofrece el Batel por estar los escenarios situados abajo, te contagia de lo que estás viendo. Eso fue lo me ocurrió durante este concierto, me contagié de la entrega, del sonido y el buen rollo por ambas partes y disfruté muchísimo con A Past And Future Secret, Majesty o And The Story Ends. De este modo, en la traca final, sobre todo con Valhalla, aquello fue una verdadera locura. Cerraron su gran concierto con Mirror Mirror, dejando claro por qué son quienes son dentro del Power Metal.





Sentí a The Cult igual de fríos y distantes que las dos otras veces que los he visto. Me sorprendió mucho su incorporación como cabeza de cartel, pero esto es lo que hay. Después de lo anterior, les hice caso a cachos y a ratos. Aguanté las primeras canciones, hasta The Witch; me fui a cenar tranquilamente mientras sonaba de fondo C.O.T.A. o Lucifer y volví al lugar que teníamos como punto de encuentro escuchando de fondo Rain y Spiritwalker. Desde este lugar asistí a la despedida anterior a los bises y vi cómo regresaban para decir adiós con Fire Woman y Love Removal Machine. La siempre encontrada relación entre Astbury y Duffy puede que influyera en que este soltara la guitarra y ni se acercara a su compañero de fatigas para despedirse del público durante las presentaciones. No sé, lo poco o mucho que vi se me hizo algo tenso y monótono, supongo que l@s fans de los ingleses tendrán una visión diametralmente distinta.





Vuelta al Power Metal con Rhapsody Of Fire y vuelta al disfrute del directo. Con una producción un poco más currada que los alemanes, estos italianos venía a por todas, y lo demostraron con creces desde el arranque con Unholy Warcry y Rain Of Fury. Giacomo Voli sabe cómo comunicarse con el público y hacerle cantar temas como I'll Be Your Hero, Challenge The Wind o Chains Of Destiny. La base rítmica a cargo de Alessandro Sala al bajo y Paolo Marchesich a los parches dejó su buena impronta en Chains of Destiny. El sonido medieval lo inundó todo con Warrior Heart para luego dar paso a esa entrada de guitarra de Roberto De Micheli, siempre en contraste con las teclas de Alex Staropoli, en Kreel’s Magic Staff. Creo que nadie pudo quedarse quiet@ cuando dejaron caer A New Saga Begins, mucho menos con Land Of Immortals. Y para el cierre la acelerada y cañera Emerald Sword. Desde luego fue una gran noche para el Power Metal, si no me hago seguidor del género después de esto, no me hago nunca jeje.










Acabado el arrolle de los italianos, nos tomamos un respiro con el inicio de los daneses Manticora antes de regresar a nuestro hotel. Lo que teníamos por delante el domingo prometía y, desde ya, os digo que la jornada siguiente, en general, no me defraudó.

 

DOMINGO




Al final nos enteramos bien de la razón por la que uno de los grandes de la Bay Area de San Francisco, como son Death Angel, tocaron a la hora que lo hicieron, las cuatro de la tarde con un solazo del copón. Yo no me moví apenas de la sombra de uno de los servicios que estaban pegados a la zona de discapacitad@s, con eso lo digo todo. Y si me planté allí siendo consciente de tal tostaera es porque soy un gran seguidor de la banda de Mark Osegueda y Rob Cavestany desde sus comienzos. Para comenzar se marcaron Mistress Of Pain y la grandiosa Voracious Soul. De su primer trabajo saltaron al último con I Came For Blood antes de dar paso a otro cañón como es Buried Alive. Sin moverme más de medio metro para evitar achicharrarme, no paré de saltar con The Moth y con Wrath (Bring Fire), mientras Osegueda no paraba de soltar Fuck por esto por aquello y por todo lo que se le venía a la cabeza. Cierre colosal con Thrown To The Wolves de un concierto que se hizo corto y fuera de lugar por el momento del día. Es lo que nos tocó pagar por ser el último show de su gira europea y por los ajustes de vuelo de los norteamericanos antes de volver a su país.





Municipal Waste me recordó a esos grupos cañeros que, a la vez, son de lo más divertidos. La peña no dejó de hacer pogos desde Garbage Stomp y Sadistic Magician / Slime and Punishment. Gente montando polvareda o subida en barcas de plástico por encima de las cabezas, en tanto que el cantante Tony Foresta pedía más y más interpretando You're Cut Off o Wave Of Death. El follón continuó a base de guitarrazos y caña de la buena con Restless And Wicked y Crank The Heat. Y un nuevo Circle Pit para Under The Waste Command hasta alcanzar el final con, no podía ser de otra forma, Born To Party. Buen concierto que, para el calor que hacía, puso a much@s a desmadrarse como loc@s.





DAD nunca me dijeron demasiado y tampoco lo hicieron ahora. Así que fue una más de esas actuaciones que dedicamos a dar vueltas por la zona de puestos y a comer algo. Soen era una de las bandas que más ganas tenía de ver. Sobre todo, porque ya los había visto en sala y me invadía la curiosidad de verlos en un escenario al aire libre. Desde que comenzó a sonar Sincere y luego Martyrs me tuvieron desgañitándome todo el show. Joel Ekelöf es un vozarrón andante, y así lo demostró en dos pedazos de canciones como son Memorial y Lascivious. Unbreakable ha venido para quedarse permanente en el set list de los suecos, la respuesta de l@s presentes lo dejó bien claro. Más tralla aún con Deceiver y Monarch y esos ritmos que imprime Martín López a la batería. No hay que olvidar la labor de los guitarras Cody Lee Ford, no se le quitó la sonrisa de la cara en todo el concierto, y Lars Enok Åhlund, ver a este grandullón tocar el teclado es algo ya espectacular de por sí, antes de darnos un respiro con la grandiosa Illusion. López fue, normal, el encargado de saludar al público en castellano antes de introducir Modesty. El medio tiempo de Lotus no sirvió de descanso ante la llegada de Antagonist, puede que este sea mi tema preferido de ellos. Cierre por todo lo alto con Violence de un show que me supo a poco, que me hizo sudar y que, de haber sido solo una hora más tarde para poder disfrutar de las luces, habría sido mucho más potente de lo que ya de por sí fue.









Estoy convencido de que In Flames han sido otro de los grupos triunfadores de esta edición del Rock Imperium. Con su eterno vocalista Anders Fridén al frente, custodiado por los guitarras Björn Gelotte, alguien que imprime dureza e imagen a la banda a partes iguales, y Chris Broderick, empezaron a repartir cera con Pinball Map y The Great Deceiver. Aunque se notó algo el bajón de asistencia, no demasiado, por ser domingo, parece que esto no influyó con la cantidad de peña que se colocó delante del escenario para disfrutar de trallazos como In The Dark o Coerced Coexistence. El bajista Liam Wilson y el batería Tanner Wayne conseguían que el concierto fuera como un muro sónico en momentos como Trigger, Only For The Weak y State of Slow Decay. Un pequeño respiro, si se puede llamar así, con Alias antes de volver a lo suyo con The Mirror's Truth y I Am Above. Con la noche ya bien entrada llegó el final con las poderosas Take This Life y My Sweet Shadow. Me gustaron muchísimo, no sé si por las ganas que tenía de verlos por primera vez, por la gran conexión creada entre banda y público o porque son quienes son, a pesar de merecer más reconocimiento del que ya tienen. Muy grandes In Flames.





Bueno, bueno, el señor Till Lindemann vino a provocar, y mucho, que es lo que mejor se le da. Un escenario con unos instrumentos en rojo total, color que usaron tod@s los músicos como indumentaria, sirvió para que dicha provocación aumentara aún más. Todo arrancó con Zunge y Schweiss, pero realmente echó a andar con las imágenes de Fat sin censurar. Los caretos del frontman competían con los del travestido batería durante la interpretación de Altes Fleisch y Golden Shower, con este título os dejo que le deis a la imaginación. La intensidad no bajó ni un grado con Sport Frei o Praise Abort. Pero, sin duda alguna, uno de los momentos clave del concierto fue lo vivido durante Allesfresser con el batería y algún/a músico lanzando tartas al público ante las órdenes del cantante. Después de esto, no quiero ni pensar cómo se sentirían aquell@s a los que embadurnaron. Pero ahí no acabó la cosa, con Fish On lo que lanzaron fue pescado. Menudo plan que te den con una sardina en la cara en pleno concierto. Más tarde, con Platz Eins Till, se dio todo un paseo entre l@s presentes, primero acarreado sentado en un sillón y luego a pie. Paró un poco con la acústica Knebel, posterior a truenos como son Du Hast Kein Herz y Skills in Pills, y no se olvidó de la versión de Héroes del Silencio, Entre Dos Tierras, antes de despedirse con la potentísima Ich Hasse Kinder y la grabación de Home Sweet Home. Me topé con peña totalmente escandalizada, otr@s que no salían de su asombro y algun@ más que habían flipao en colores. Yo me lo pasé en grande con él, con sus músicos, con su propuesta y su puesta en escena y, ante todo, con esos temas que son pura caña.






Después de cuatro días, pocas fuerzas nos quedaban ya para Mind Driller. Esperamos a que se despejara un poco el recinto y salimos con la sensación de haber vivido un gran festival. Las pocas expectativas que llevábamos se diluyeron desde las primeras horas del jueves. Rock Imperium sigue siendo un festival que avanza a pasos agigantados, sobre todo por la buena organización, la limpieza y el buen hacer de las bandas. Aún no sé si iré el año que viene, pero tiene muchas papeletas para que así sea. Mi más sincera enhorabuena, y a mejorar lo mucho o poco que haya que mejorar.