“Black Is Beltza” es un proyecto formado por un cómic, una
película y una exposición. En este artículo hablaré del primero por una razón
bien sencilla: no he visto ni he estado en las otras dos. Sus autores son
Fermín Muguruza, Harkaitz Cano y Dr. Alderete. De los tres el que más os sonará
será Muguruza por su actividad musical al frente de bandas como Kortatu o Negu
Gorriak, además de sus discos en solitario. También ha hecho sus pinitos en el
mundo del cine con trabajos como “Zuloak” o “Check Point: Canciones Desde
Palestina”. Ha dirigido la serie documental sobre la música árabe “Next Music
Station” y pertenece a la organización de festivales como el DOCSF mejicano y
el Cine Migrante argentino.
Harkaitz Cano es uno de los escritores más conocidos de la
literatura vasca de estos tiempos. Se ha adentrado en el mundo de la novela con
“Twist” o del relato con “Circo De Invierno”, además de tener dos álbumes de
cómic publicados con dibujante Iñaki G. Holgado. Junto a Fermín se ha currado
un guion para esta obra de lo más trepidante e instructivo, tanto a nivel
social como histórico y musical.
Dr. Alderete, Jorge Alderete, es un diseñador y dibujante
argentino con residencia en México. Ha estado siempre cerca de bandas de Rock
como los mejicanos Gallo Negro o Twin Tones, los argentinos Los Fabulosos
Cadillacs o los estadounidenses Los Straitjackets para las que ha trabajado en
algunos de sus discos. Es co-fundador y propietario del sello discográfico
“Isotonic Records” y autor de libros como “Yo Soy Un Don Nadie” o “Sonorama”.
En el cómic que nos incumbe en estos momentos ha realizado un trabajo brutal donde
destaca el cambio de color en cada capítulo del mismo, siempre dentro de esos
rasgos tan propios que imprime tanto a los personajes como a las situaciones o
lugares.
Si decimos que el mundo a finales de la década de los 60 del
siglo pasado era un lugar convulso no estaremos diciendo ninguna mentira, pero
tampoco mentiremos diciendo que muchas de aquellas revueltas o revoluciones,
llámalo como mejor te venga, han caído en saco roto o, peor aún, han pasado al
olvido o han sido fagocitadas por el mismo poder contra el que luchaban. Nada
nuevo con respecto a otras movilizaciones anteriores o posteriores a las tratadas
en estas páginas. Nuestra trama comienza cuando la comparsa de gigantes de
Pamplona es invitada a desfilar por la Quinta Avenida neoyorquina en Octubre de
1965. Frente a la euforia que genera dicha invitación en los componentes de
esta comitiva se encuentra la prohibición a los dos cabezudos negros de
participar en el desfile por cuestiones de discriminación racial. A partir de
aquí conoceremos a Manex, porteador de uno de los gigantes negros y
protagonista principal de esta historia.
Aprovechando que tienen tiempo libre, Manex y su amigo Juape
se dan una vuelta por Nueva York hasta llegar a Harlem donde se encontrarán con
revueltas en contra de la segregación racial y conocerán a Rudy, un trabajador
negro del puerto de la ciudad que le adentrará en los bajos fondos de la misma.
Ante las diferencias con sus compañeros de comparsa por haber accedido a salir
sin los cabezudos negros, Manex decide quedarse en EE. UU. para sorpresa de todos.
Respaldado siempre por Rudy, se sumergirá en la comunidad afroamericana cargado
con su cámara de fotos y muchos proyectos por delante. Durante esos días
conocerá a Amanda Tamayo, mujer cercana a los movimientos revolucionarios que
surcan el continente americano en esos instantes. Se enamorará perdidamente de
ella, hasta el punto de seguirla hasta Cuba y acabar formando parte del
ejército de la isla caribeña. Es aquí donde conoce al Che y, debido a sus
cualidades como tirador y a pasar desapercibido para las autoridades
pertinentes, se le encarga la misión de ponerse en contacto con los Panteras
Negras. La coartada está en su supuesta intención de hacer un reportaje
fotográfico en México. Y sí, pasa por este país donde conocerá todos los
entresijos de la corrupción que campa a sus anchas por todo el territorio y
tendrá alguna que otra experiencia lisérgica.
Una vez de vuelta en estados Unidos, contactará con Wilson,
el Pantera Negra a quien debe proteger. Con él y su trompeta, pieza fundamental
en todo este asunto, acabará en el festival de Monterey donde flipará con
Janis, Hendrix, Otis Redding o The Who, entre otr@s. De aquí pasarán a San
Francisco para encontrarse con las primeras persecuciones por parte de la CIA.
Como coartada, Manex llamará a su colega Juanpe con el que hablará en euskera
por teléfono antes el asombro de los componentes de la inteligencia yanqui. También
conocerá al Ministro de Cultura de los Panteras Negras que es el encargado de
suministrarles pasaportes para llegar a Montreal. Todo este asunto acabará con
los protagonistas saliendo por patas ante el acoso de sus perseguidores.
Con los pies en la ciudad canadiense, Manex asiste a un mitin
por la independencia de la zona francófona del país. Es aquí donde se
encontrará con la primera de las contradicciones que vivirá a lo largo de su
periplo. También conocerá el pasado de Wilson, bien reflejado a través del tema
“Strange Fruits” de Billie Holidays. Son descubiertos después de su asistencia
a la Exposición Universal que se está celebrando en la ciudad y, de nuevo,
deben salir a toda pastilla del país. De esta forma darán con sus huesos en
Argelia, lugar que está viviendo su propia revolución. Es aquí donde salen a
relucir las distintas incoherencias entre las finalidades de uno u otro
movimiento insurrecto. Como es habitual para Manex y Wilson, su rastro no pasa
desapercibido para sus perseguidores. Tras un incidente donde la peor parada es
la trompeta, volverán a tener que huir del territorio norteafricano con destino
a “un lugar seguro”. Ese sitio no es otro que España donde serán protegidos por
el personal de la embajada cubana. Manex descubre que, durante su ausencia, el
país ha sido invadido por cineastas americanos ávidos de grabar western en
Almería, además de recibir alguna que otra mala noticia. Este cúmulo de
sucesos, sumados al desgaste de años de sobresaltos y huidas, llevan a nuestro
protagonista a tomar la decisión de quedarse en territorio español con la
sensación de que, al contrario de haber terminado con todas sus aventuras, el
lance más crucial de su vida no ha hecho nada más que empezar.
Como dije al principio, este cómic está cargado de
información, e interrelación, acerca de los movimientos que intentaban cambiar
el planeta durante ese periodo de tiempo. Este sería el principal eje de todo
este asunto. Manex está pensado para hacernos llegar a cada uno de ellos, algo
que consigue de manera sorprendente. Os invito a que os adentréis en estas
páginas y os empapéis de acontecimientos que, raramente, serán expuestos desde
esta perspectiva en muchos de los libros de historia que caigan en vuestras
manos.
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