La tarde-noche del sábado 17 de marzo de 2018 será una fecha
para grabar en mi biografía por ser la de la presentación de mi primer libro,
“El Crujir De Las Hojas”. No voy a hablar de este asunto en este artículo
porque me resulta demasiado pretencioso hacerlo y creo que de eso se debería
encargar otra persona. Lo que sí haré es dar las gracias a tod@s l@s que gastaron
un rato para pasarse por la Biblioteca Pública de Cáceres a escucharme. Una vez
acabada la presentación fuimos a tomar algo con el personal de la editorial
Letras Cascabeleras, a l@s que siempre estaré agradecido por su confianza y
apoyo, cenamos y nos pusimos rumbo al Boogaloo Café cacereño para asistir al
concierto donde el grupo La Ira presentaría su segundo y reciente trabajo, “No
Hay Cielo Para Tanto Bueno”.
La verdad es que llegamos un poco justo de tiempo, tanto que
antes de tener la primera cerveza en la mano ya estaban los de la banda
cacereña Gatera encima del escenario. Alguien me comentó que ya habían tocado
un rato antes, otr@s que si lo anterior había sido una prueba de sonido, sea
como fuere, lo primero que diré de ellos es que se me hizo muy corto su
concierto. Se veía que tenían un nutrido corro de peña que los sigue, el hecho
de ser del mismo sitio de donde tocaban supongo que algo tendría que ver. La
cuestión es que temas como “Desaprender” o “Como Los Gatos” calentaron bastante
el ambiente del local. En esto que salimos un momento a fumar y a la vuelta me
encuentro al cantante despidiéndose del personal. Me gustaría decir algo más de
su actuación, pero es que esto es lo que viví. Espero poder verlos de nuevo más
tranquilamente y contaros algo más sobre esta joven banda. Mientras tanto, a
seguir dando caña y mucha suerte.
No tardaron mucho en hacerse con las tablas Raúl y los demás
componentes de La Ira. Como buena presentación de disco que se precie,
desgranaron entero su reciente redondo, algo atrevido y arriesgado, sin lugar a
duda. Con tres de los temas de dicho trabajo, “La Belleza”, “La Erección Del
Perdedor” y “Antes De Dar Medio Paso”, comenzaron su show de manera
espectacular. Poco faltó para meterse a todo el mundo en el bote antes de
seguir con un corte de su primer disco como fue “Una Canción”. No sé
exactamente qué ocurría con Manuel, pero hubo momentos en los que, sobre todo
cuando punteaba, se le escuchaba excesivamente bajo. A pesar de todo, junto con
el batería, Jesús, que sí sonó como un cañón durante toda la actuación, son lo
más destacable, musicalmente hablando, del grupo. Creo que son de esos músicos
que si estuvieran en otro sitio ya habrían destacado hace tiempo.
Para la interpretación de “Otro Cielo” contaron con la
colaboración de Maribel Blanco, de La Mendinga. A pesar de estar con muletas, y
la dificultad para subir y bajar del escenario, fue uno de los momentos más
destacados del concierto. Paso atrás con “Entre Humaredas”, un tema que me
gusta bastante, y dos adelante con “Papel De Libertad” y “Creí Que Era
Primavera”. A estas alturas de la actuación ya tenían a tó dios pendiente de
ellos y de los caretos que ponía, y puso, el bajista, Txavié durante todo el
concierto. La constante de su actuación fue esa, intercalar entre cortes de su
anterior trabajo, como “Si No Hay Alegría”, con otros de los de actual redondo,
como “Diablos Y Angelitos”.
Como bien dijo Raúl dirigiéndose al público, al igual que
Rosendo se deja siempre caer algún tema de Leño, ellos hacen lo propio con
alguno de El Gitano, La Cabra Y La Trompeta. Así fue como pusieron a saltar a
la sala con “Quiero Sentarme En Las Nubes”, muy grande este tema. Continuaron
con la canción que cierra el disco que venían a presentar, “Con La Misma
Cantinela”, y los primeros avisos de que aquello se estaba acercando al final.
“Ángel Caído”, “A la Vuelta De La Esquina” y “Poco Más” dieron paso a la
primera despedida. Después de un breve descanso volvieron con los bises y nos
volaron la cabeza con “Debajo Del Ombligo”, “Toda La Vida” y “Los Conflictos”,
este sigue siendo mi tema favorito del grupo, brutal. Como colofón bailongo nos
deleitaron con los sonidos rancheros de “El Penal”. Despedida final, fotos,
saludos y abrazos.
Una vez hecho este repaso, digamos musical, paso a centrarme
en otros asuntos. El concierto no estuvo mal, es más, me gustó bastante, pero
parece que cuando Manuel tiene algún problema la intensidad baja y eso se nota.
A Miguel Ángel, el saxofonista lo teníamos arrinconado de tal forma que su labor
se desvanecía por momentos. Esto no es culpa de la banda, con el espacio que
hay sobre las tablas poco más se puede hacer. Luego está esa maldita costumbre
que hay en este Cáceres de peña que está viendo el concierto y hablando sin
prestar la más mínima atención a los músicos. Si no te interesa, o le tienes
que detallar a tu colega lo bien que le va a tu hija en el colegio, es el caso
de dos que tenía delante y tuve que aguantar durante la primera media hora, por
qué no te vas a la barra y os contáis hasta cuánto os mide a cada uno. Pues
nada allí como dos pasmarotes, jodiendo visual y sonoramente al personal. Pero
vamos, que esto no es nuevo, que lo vivo concierto sí, concierto también en
Cáceres. Luego estaba el típico colgao que poco más y se cae sobre la pedalera
de Manuel y nos jode el concierto a tod@s. Que sí, que esto pasa siempre, pero
no puedo evitar cabrearme, lo siento. Diego y el personal de Boogaloo bastante
hacen con el sitio que tienen y eso siempre es algo de agradecer. Después de
esta rabieta final, solo me queda animar a mis colegas de La Ira a seguir
adelante. Han sacado dos discos de muy buena calidad, musical y de actitud, así
que suerte y a triunfar allá donde vayan.
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