Llegó la hora de los conciertos y grandes festivales del
2017. El año pasado acabé un poco quemao de este último formato. No es que no
lo haya pasado en grande en cualquiera de los que he estado, es más bien por
darme un respiro antes de, con toda seguridad, volver a retomarlos. La cuestión
es que, a pesar de haber ciertas bandas en las otras jornadas que me podían
atraer, como Five Finger Death Punch el jueves y NOFX y Suicidal Tendencies el
sábado, a este primer Download celebrado en Madrid decidí ir sólo el viernes.
Una vez dicho esto, empezaré la crónica de la jornada felicitando
a la organización del evento por su labor. Aunque siempre habrá algo que
subsanar, como el tema de las colas, y alguien que se queje, en mi opinión han
estado muy a la altura de lo que se esperaba. Esta era la primera vez que iba
al recinto de La Caja Mágica madrileña y me he quedao flipao con el sitio. Todo
es enorme en este lugar, para ir de un sitio a otro has de recorrer una
distancia considerable, pero hasta esto me ha parecido acertado. Puede que l@s
que hayan sufrido más este asunto hayan sido los de los puestos de camisetas y
otras parafernalias, pues al estar a la entrada del recinto, una vez superados,
no habría mucha peña que volviera por allí, al menos nosotros no volvimos,
espero que otr@s sí lo hicieran. Si es verdad que si querías comer algo tenías
que andar un buen trecho, esto fue lo habitual del festival, pero una vez en la
zona de comida tenías una gran oferta y variedad dentro de lo que se suele
proponer en estos casos. Escenarios independientes, bien separados los dos
principales de los otros dos, llevaron a que, por cuestiones de horarios,
algunas bandas se superpusieran a otras, pero nunca entre las que tocaban en el
escenario 1 y 2 y las que subieron en el 3 y el 4. Con esto quiero decir que
puede que hubiese dos grupos tocando al mismo tiempo, pero con una distancia
suficiente entre sus escenarios para que pudieras disfrutar del que hubieras
elegido en ese momento. Si a esto le sumamos el gran sonido de todas las bandas
que vi, el apartado musical, podríamos decir, que sacó una gran nota. Otro
asunto a destacar es el de los servicios, muy buena accesibilidad y, a pesar de
ciertos mogollones en momentos puntuales, fluidez para hacer uso de ellos. Ya,
por último, acabaré diciendo que la idea de que te cobraran un euro por el vaso
de mini, a la larga, me pareció más que acertada. Sí que es verdad que te choca
que cuando vas a sacar los tickets la primera vez te digan que te quieren
cobrar por esto, pero eso te obliga a tener el vaso durante el festival, si no
quieres volver a desembolsar por el mismo, estando el suelo del recinto, la
mayoría de césped artificial, otro acierto, limpio durante la mayor parte del
tiempo. Se acabó el ir pisando sobre un mar de plástico y mierdas varias a las
tres horas de dar comienzo los conciertos. La peña se podía sentar sin miedo a
ensuciarse demasiado y los resbalones se reducen.
Entrando en el plano musical, la primera banda que pudimos
ver fueron los tunecinos Myrath. Como veréis a lo largo de esta crónica, la
jornada se caracterizó por asistir a algunos conciertos enteros y otros
dividirlos entre los dos grupos que tocaban en esos momentos. Tenía mucha
curiosidad por ver a esta gente y, el tiempo que pasamos con ellos fue de lo
mejor de la tarde-noche. Teniendo en cuenta lo que tardamos desde la entrada
del festival al escenario 1, escuchamos sus cuatro últimos temas. Me agradó ese
sonido mestizo árabe-Metal, coloreado con una danza del vientre, y, como suele
pasar en estos casos, cuando llegó la hora del final, con “Beyond The Star”,
era cuando mejor estábamos. Una pena no poder haber estado más tiempo. Es lo
que tienen los festivales, seguro, eso espero, que habrá más oportunidades de
verlos.
Primera diatriba de la tarde entre Skindred y Dawn Of The
Maya. A los rimeros los vi el año pasado en el Leyendas y me gustaron bastante,
pero mi colega y tocayo con el que he vivido este festival prefirió ver a los
navarros antes que a Benji y compañía. No me importó en absoluto ya que siempre
está bien conocer a bandas nuevas y, en este caso, esto fue para bien. He de
reconocer que no sabía de este grupo hasta un par de semanas antes del Download
y pasamos con ellos un rato bastante agradable. Ese Metalcore que ponen sobre
la palestra dentro de este “Colossal Tour”, donde vienen presentando su último
y homónimo disco, tuvo su resultado ante un escenario bastante repleto de
público. Su cantante, Igor, es un frontman que no para en ningún momento,
mientras que los demás del grupo van soltando cera en temas como “Old Statues”,
Desolated Cosmos” o “The Age Of The Darkness”. Este fue el primer show entero
que vimos, un buen arranque de festival en sí. Desde aquí les deseo lo mejor a
esto pamplonicas y espero que nos crucemos alguna que otra vez más.
Después de rellenar nuestro mini “propio”, nos dirigimos al
escenario 1 para ver cómo se lo montaban los Hamlet. Partiendo de que nunca he
sido fan de los madrileños, el rato que estuve viéndolos no me movieron las
entrañas lo más mínimo. Que quede claro que lo que se refleja en estas crónicas
son mis gustos y vivencias, de puta madre si coinciden con muchos de vosotr@s y
no tanto si es lo contrario, que luego salen a relucir suspicacias y cientos de
comentarios en las redes sociales que parece que nos va la vida en ello. Total,
que los prestamos atención durante las tres o cuatro primeras canciones y,
atraídos por la curiosidad de ver qué era aquello de la “Zona R.I.P.” nos
dirigimos hacia allí. Primer encuentro con gente conocida, sin entrar, por
supuesto, porque este apartado no era otra cosa que la “Zona V.I.P.” con un
nombre más mortífero, y charla mientras los Hamlet seguían a lo suyo sobre las
tablas.
Con la excusa de pasar antes por el servicio nos fuimos, de
nuevo, a la parte de los escenarios 3 y 4. En el tres estaban ofreciendo sus
últimos temas Triggerfinger dentro de su Rock clasicote. Indumentaria muy
llamativa, sobre todo la del cantante y guitarra, Ruben Clock, y unos bailoteos
mientras charlábamos con otros conocidos que nos encontramos entre el público.
Puede que fuese el momento, musicalmente hablando, más divertido de la jornada,
al menos nos pareció eso durante el rato que los tuvimos en frente. Principio
de los Somas Cure, despedida de la gente con la que habíamos estado durante el
show anterior y tirando para el escenario dos para ver a Opeth. Este era otro
de los grupos que tenía muchas ganas de ver en directo. No es que los escuche
demasiado, pero lo que he oído de ellos siempre me gustó. Con ellos pudimos
vivir el primero de los llenos que vendrían. Arrancaron con “Sorceress” y
“Ghost Of Perdition” metiéndose a sus incondicionales, a pesar de la que se
traen entre si es mejor su época Death que ésta, en el bolsillo. Tuvieron un
sonido, al igual que la mayoría de las bandas, espectacular, pero no pegaba
nada con ese estoicismo del que hicieron gala durante su hora de concierto.
Resultó raro verlos metiendo caña como estatuas. Quizá fue lo peor de su
concierto, algo que no tengo claro que les sirviera para acceder a nuev@s
seguidores. Ellos a lo suyo con “Cups Of Eternity” y “Heir Apparent”, la mejor
recibida, para llegar al final con “Era” y “Deliverance”. Lo dicho, de lo bueno
y paraos que son se hicieron un poco largos. Algun@s decían que el tener que
tocar durante el día les restó puntos. Yo, como es la primera vez que los veo,
sólo puedo referirme a lo que me encontré esa tarde allí.
Con The Cult arrancó la verdadera locura del festival. Con
cortes como “Wild Flower” o “GOAT” poco tardaron en hacerse con los ya miles de
personas que tenían delante. Ian Astbury es perro viejo en esto de subirse a
los escenarios y, a pesar de ser la banda que, digamos, menos pegaba dentro del
conjunto del cartel del festival, se pasó por el forro esa idea y salieron
triunfantes. Billy Duffy es otra de las piezas claves de este combo. Nos
deleitó de lo lindo con su manejo de las seis cuerdas mientras Ian recordaba al
poeta Lorca entre tema y tema y estampaba alguna que otra pandereta contra el
suelo, como lo vivido durante “Rain”. Se me hizo tan corto e intenso que pensé
que con “She Sells Sanctuary”, esta me gustó bastante esa noche, aquello se iba
a alargar mucho más, pero llegó el momento de la despedida con “Love Removal
Machine”. Como dije antes, puede que en este tipo de festivales una banda como
The Cutl, para algun@s, esté fuera de lugar. El caso es que nunca está de más
mezclar grupos clásicos con bandas emergentes o que están en ello. Puede que la
peña más joven no esté demasiado interesada en este tipo de grupos, pero nunca
viene de más que las escuchen pues quién sabe si no se sorprenden y acaban
uniéndose a una larga fila de seguidores que llevan a sus espaldas. The Cult
están en plena forma y así lo demostraron en esta primera edición del Download.
El hambre hizo su aparición después de The Cult y con ella el
peregrinaje a la zona de la comida. Como teníamos intención de ver algo del
show de Mastodon, una vez llegamos allí me decidí por algo de lo que ofrecía
uno de los primeros puestos. Aquello era como un festival culinario por sí
solo, así que no era plan de estar una vida eligiendo si queríamos ver a los
norteamericanos. La cuestión es que entre la ida y la vuelta de la zona de
aprovisionamiento se nos fue la mitad del concierto. Llegamos cuando estaban
tocando “Show Yourself”. Quizá fuera el grupo que más problemas tuviera con el
sonido, dentro de lo bueno que fue, en general. Me gustó mucho el juego de
luces que llevaban y la seguridad que tienen encima del escenario que, por
cierto, tenían hasta la bandera de gente coreando temas como “Roots Remain” o
“Mother Puncher”. Cerraron con “Steambreather” un show que había sido esperado
con ganas mientras miles de personas se dirigían con prisa hacia el escenario 1
para lo que se nos vendría encima. Me gustó lo poco que vi de Mastodon, nada
que ver con el show de hace ya unos años como teloneros de Tool.
El Rock necesita de bandas como System Of A Down. Tal y como
está el panorama, se hace imprescindible que volvamos a vivir y a sentir lo que
nos dieron estos cuatro locos. Con un escenario minimalista, sólo llevaban
detrás una pantalla donde, de vez en cuando, proyectaban alguna que otra imagen,
pusieron la Caja Mágica patas arriba desde la “Intro” y “Suite-Pee”. Todo el
mundo a saltar y gritar como en los mejores shows de Rock. Sin dar tregua entre
canción y canción, pasaron de “Prison Song”, os podéis imaginar cómo respondió
el público con ésta, a “Mr. Jack”, con “Violent Pornography” y “Aerials” de por
medio. Serk Tankian no sólo nos deleita con esos cambios de voz, a los que une
sus ya famosos gorgoritos, sino que se atreve con el teclado y la guitarra
rítmica siempre que la situación lo requiere. Fueron cayendo la mayoría de sus
clásicos, como “Needles” o “Hypnotize”, mientras el sudor y el griterío se
multiplicaban por ocho. “Pictures”, “Higway Song” dieron paso a la segunda
parte del show que no bajó de entusiasmo y vehemencia en ningún instante. Con
el fin de “Suggestions”, y la gracia que se marcó Daron Malakian antes de
“Psycho” cantando el estribillo del “Physical” de Olivia Newton John, estábamos
en una nube sonora amplificada por ese muro rítmico que imprimen Shavo Odadjian
al bajo, vaya caretos que pone el menda, y John Dolmayan a la batería, un
monstruo en todos los sentidos. “Kill R&R” y “B.Y.O.B.” antes de la traca
final que empezaría con “This Cocaine Makes Me Feel Like I´m In This Song”, seguiría
con “Roulette” y, la más que esperada, “Toxicity” para acabar con “Sugar”. Los
SOAD se salieron el pasado viernes en Madrid. Hacía tiempo que no vivía un
concierto con tanto desfase como éste. Como el Metal, el Rock, o cómo diantres
le quieras llamar, siga perdiendo bandas de este calibre y no acabe de prestar
la atención que se merecen otras que llevan años pegando a las puertas de sus
primeros puestos lo va pasar mal. Puede que sea uno de los últimos grupos con
esa enorme capacidad de convocatoria que queden, si a esto le sumamos que no
están en activo de continuo, debemos agarrarnos a bandas míticas para vivir lo
que no hizo vivir SOAD en la capital del Estado. Tenía muchísimas ganas de
verlos desde aquel frustrado intento como teloneros de Slayer y Sepultura y
puedo decir bien alto que me he quitado una espina sangrando lo que haga falta
sangrar.
Todo dios al meadero y largas filas para acceder al mismo
bien dirigidas por la gente de seguridad, aunque siempre hay algún listo que se
cuela porque dice que se mea vivo y no puede aguantar, como si los demás
estuviéramos allí para que nos diesen un regalo. Nos fuimos para el escenario
3, una vez decidido que el metro nos sería inaccesible por cuestiones de
horario, y vimos buena parte del concierto de Brujería. En lo referente al
sonido y puesta en escena me parecieron buenos, no puedo decir lo mismo con su
actitud. Me da la sensación que van como de sobraos y se centran más en gritar
eslóganes varios con los que consiguen perder el poco tiempo que tiene para
actuar. No faltaron ni “Colas De Rata” ni “¡Viva El Presidente Trump!” ni los
clásicos “Matando Güeros” y “Marijuana”. Tiene su público que se ve que lo
pasan en grande con ellos, pero, con esta segunda vez que los veo, a mí no
consiguen engancharme de ninguna manera. Supongo que estar allí después de lo
visto con SOAD influyó bastante.
Y ya puestos nos fuimos a ver de qué iba aquello de Bat
Sabbath. En el trayecto nos encontramos con algunos amigos de Cáceres con los
que estuvimos durante las primeras versiones de Black Sabbath, como os podéis
suponer, de eso iba esta gente, antes de que se marcharan. Escuchar los temas
de los que para much@s son los padres del Heavy Metal siempre es una gozada. Lo
que ocurre es que estos Bat Sabbath, en mi opinión, es que llevan un cantante
que no está a la altura de las circunstancias. Nada que ver con ninguno de los
frontmen que han pasado por las filas de los de Birmingham. No se le entendía
casi nada y sólo le salvaba el hecho de que la peña nos conociéramos las
canciones. Nunca está de más cerrar una jornada de buen Rock con temazos de la
talla de “Electric Funeral” o “N.I.B.”. Al menos pasamos un buen rato con
ellos, algo que siempre es importante.
Hasta aquí mi primer contacto con el Download de estos lares.
Espero que acaben con buenas cifras y sigan apostando por Madrid para próximos
años. Se hace necesario que haya un festival de estas dimensiones, nunca mejor
dicho, en un lugar tan céntrico como la capital del Estado. Estaremos
pendientes de lo que vaya aconteciendo.