miércoles, 19 de abril de 2017

Henrik Rehr: "Gavrilo Princip, El Hombre Que Cambió El Siglo"







Hemos escuchado millones de veces la frase: “Nuestras acciones puede cambiar el rumbo del mundo”. Yo soy de los que opinan que el destino es algo que lo escribimos cada un@ de nosotr@s pues casi siempre hay posibilidad de elección y decisión. Está claro que ciertos actos no sólo cambian la dirección de la vida de las personas, también pueden llegar a transformar el mapa de todo un continente. Algo así ocurrió el 28 de Junio de 1914 cuando Francisco Fernando de Habsburgo, príncipe heredero de la corona austro-húngara es asesinado en Sarajevo por Gavrilo Princip. Este fue el pistoletazo de salida, nunca mejor dicho, de la que se conocería como “La Gran Guerra”. He de admitir que me atrae mucho todo lo relacionado con dicho conflicto, razón por la cual me interesé por la biografía de este serbio nacido en Bosnia, y qué mejor manera de hacerlo que a través del mundo de las viñetas.




El autor de esta obra, Henrik Rehr, empezó su andadura en su Dinamarca natal en el maravilloso y duro entorno de los fanzines. Luego desarrolló algunas series juveniles guionizadas por compañeros del estudio “El Coche Azul”. Antes de irse a vivir a Nueva York con su familia trabajó en ciertos cómics de terror y ciencia ficción entre los que destaca “Dreamtime”. Una vez en Estados Unidos, creó la tira “Castillos En La Arena”. El hecho de vivir cerca de las Torres Gemelas hizo que se sintiera bastante afectado por el atentado del 11-S, algo que reflejó en “Tirsdag” y “Tribeca Sunset”. Más tarde, en colaboración con el artista Cav Bogelund, hizo una adaptación de “Bodas De Sangre” de Federico García Lorca. Como podéis comprobar, a pesar de no ser muy conocido, este autor tiene ya cierto bagaje antes de llegar a afrontar la vida del hombre que dio paso a la 1ª Guerra Mundial.





Está claro que no puedo haceros un repaso sesudo de lo que contiene este cómic pues entonces sacaría a relucir toda la esencia del mismo, que no es otra que la vida de Gravilo Princip. Me plantearé sólo hablaros del hombre, de su entorno social y político, de sus aspiraciones y sus metas. No podemos olvidar, en el desenlace de esta historia, al otro gran protagonista de estos acontecimientos, Francisco Fernando de Austria. Este último llegó a ser el heredero del vasto Imperio austro-húngaro después de que su primo, y único hijo varón del emperador Francisco José I, se suicidara junto a su amante, la varonesa de Vetsera. Como veis, para cuando Gavrilo nació en Obljaj, el heredero ya llevaba unos treinta años deleitándose de las ventajas de su condición, el mismo tiempo que el pueblo de Serbia, Bosnia y otros países balcánicos llevaba sufriendo las decisiones de su tío, el Emperador. Al igual que en otros muchos sucesos, los dos personajes estrellas de la trama viven en mundos totalmente diferentes, en todos los sentidos, pero que, tarde o temprano, se cruzan.




Gavrilo proviene de una familia campesina pobre, como las miles que sobrevivían en aquel tiempo de lo que les daban los cultivos obtenidos de cosechar unas tierras arrendadas por, en este caso, un propietario musulmán. En su infancia escucha de boca de sus abuelos las hazañas de los héroes de Serbia, algo que hace que empiece a germinar en su ser esa idea de liberar a su nación, como hicieron muchos de éstos con anterioridad. La precaria situación económica de la familia hace que el padre lo suba a un tren con dirección a Sarajevo, donde ya vive su hermano mayor, con la intención de estudiar y, de este modo, progresar en la vida. Allí, a través de las amistades del hijo de su casera, comienza a descuidar sus estudios y entrar en contacto con las ideas anarquistas que corren por la ciudad. La situación bélica de la zona hace que la represión, por un lado, y el sentimiento nacionalista, por otro, vayan dando lugar, año tras año, a la idea de hacer algo para liberar a Serbia del yugo austro-húngaro.




Todo comienza a tomar forma cuando el heredero anuncia su visita a Sarajevo como parte de un viaje que le acercará a los ciudadan@s de esa parte del Imperio. Es entonces cuando Gavrilo y sus compinches comiencen a pensar en atentar contra Francisco Fernando. Para ello viaja a Belgrado donde se pone en contacto con la organización nacionalista, formada en su mayoría por miembros de ejército serbio, conocida como “La Mano Negra”. Antes de que estos militares aceptaran apoyar a Gavrilo y sus compañeros éstos debieron jurar lealtad a dicha organización. Así fue cómo consiguieron las armas y la infraestructura necesaria para llegar a conseguir su objetivo. Luego llegaría el día del atentado del que much@s conocéis el resultado. Como podéis comprobar, y como os he dicho anteriormente, me he saltado un sinfín de datos, momentos, situaciones, reflexiones y consecuencias ya que lo que pretendo es que vosotr@s los descubráis, al igual que yo, leyendo este gran cómic.




La Mano Negra serbia, como he mencionado ya, estaba formada por militares que buscaba a toda costa deshacerse de la opresión austro-húngara una vez dejado atrás la sufrida por parte de los turcos. La cuestión es que no tenía claro cómo hacerlo sin que se viera directamente involucrada. Cuando conocen al grupo de anarquistas entre los que se encuentra Gavrilo, digamos, que dan con la solución a su problema. Las ideas de unos y las bases ideológicas de la organización difieren de manera sustancial, pero ambas partes se unirán para perpetrar el atentado que, repetido hasta la saciedad, cambiara el devenir de todo un siglo. Así es cómo he vuelto a cerciorarme de que los intereses de los poderosos, sean de la nacionalidad que sean, y de los pobres que forman el pueblo pueden tener algo en común, pero la finalidad es siempre muy distinta. Mientra Gavrilo y los suyos luchan por unas ideas con las que pretendían cambiar la sociedad de su época, los señores militares sólo necesitaban permutar el gobierno externo del Imperio por uno propio con el que poco se modificaría las miserias de las clases más desamparadas, pero con el que no tendrían que dar explicaciones a nadie extranjero de sus propias fechorías.




Hoy por hoy, cuando muchos partidos políticos exaltan esta o aquella identidad nacional a base de definir quiénes somos o no, siempre que creas en ella, dign@s de la misma, volvemos a darnos cuenta de que estas tretas no son para nada originales. Ahora el “enemigo” viene de guerras que esos mismos gobiernos han creado, o promocionado, a base de venta de armas e instrucción militar. Ya no hace falta sacar a relucir a un opresor que no nos deja movernos por nuestras calles, para eso tenemos a miles de personas que huyen de esos conflictos que nos los presentan como l@s “causantes” de todos nuestros males. Han llegado al poder civiles con los mismos intereses que los uniformados que nos venden sus actos como algo cercano, pero nunca querrán, al igual que siempre, conocer las verdaderas necesidades de la gente llana. Momento revuelto, al igual que el de principios de la segunda década del siglo pasado, el que vivimos. Demasiados salvadores haciendo promesas basadas en el odio al de fuera, al que vive o siente distinto, al que piensa de otra forma o al que no le interesa ninguno de los discursos de su debate. 

lunes, 10 de abril de 2017

Maniática Pasó Por Cáceres








Toda una sorpresa, más que agradable, por supuesto, ha sido la visita de Maniática a Cáceres. En palabras de su bajista, “Txispín”, con el pude conversar después del concierto, esta parada en la capital del norte de Extremadura ha sido un añadido a la actuación que tenían contratada en el Festival “Guoman” de Guareña. De esta manera, las poco más de cincuenta personas que asistimos volvimos a sudar de lo lindo en la sala Barroco durante las dos horas largas que el grupo de Villena estuvo repartiendo cera. No voy a repetir por enésima vez las condiciones de la sala cacereña, si es que se le puede llamar así. No lo haré no por el hecho de que no merezca la pena volver a sacarles los colores, aunque no creo que se pongan ni coloraos siquiera, sino porque mientras no haya otra alternativa viable en esta ciudad no nos quedará otra que aguantar sus condiciones, como la de poner el aire acondicionado una vez ha finalizado el concierto.




Poco antes de las once de la noche pisaba la banda levantina el escenario para hacernos partícipes de esta gira de reunión donde vienen presentando su último trabajo en vivo, “Directo A La Conciencia”. La descarga comenzó cuando la mayoría de la peña estaba aún fuera del recinto, pero una voz anónima fue la encargada de salir y avisar al personal que entró en estampida cuando estaban sonando los acordes de la presentación del show. Al igual que en el disco referido con anterioridad, los primeros temas con los que empezó el dersparrame fueron “Playa Arábiga” y “A Ti Qué Más Te Da”. Aquí ya empezaron los primeros empujones y saltos por parte de l@s asistentes, pasando a ser la tónica de todo el concierto, junto con la sudada, claro. Siguieron con “La Confianza Mató Al Hombre” de mi disco preferido de su carrera, “Maniacrítica”, con la que la conexión entre banda y público se acabó de fraguar por completo. Cerraron el primer bloque de su actuación con temazos de la altura de “No Te Creas Nada” o “Pepino Y Carlota” donde pudimos corroborar que las letras de Javi Chispes siempre han sido de las más directas del panorama estatal.





Con “Whisky Compadre” nos animaron a refrescar un poco más la garganta ante la temperatura que teníamos que estar soportando en el local. Un paso adelante con “Vitamina @” y “Según Convenga” para entrar de lleno en la parte más cañera de su actuación donde no pudimos parar desde que empezaran con “Cristobal Colono” hasta recordarnos esa maravillosa maqueta con versiones de The Clash en castellano que sacaron con el nombre de La Furia a través de “Seguro Hogar Europeo” con cortes en medio como “Zapatista”, “Kri, Kri, Kri” o “Teledroga”. Como bien dijo el cantante “Viri” durante estos temas, parece que el tiempo se ha estancado cuando vemos que la temática de estas canciones está ahora más vigente que nunca. Un pequeño problema con el ampli de Javi “Chispes” y las escapadas al baño del otro guitarrista, Amador Fernández “Ama”, nos dieron un pequeño respiro.




Está claro que esa fórmula de enfrentarse a las canciones con hasta tres voces a la vez, o intercambiando esa labor entre “Chispes” y “Viri”, unido a los caretos y esa manera tan cañera de tocar el bajo de “Txispín”, para mí el más destacado del grupo, además de la labor de a la batería de “Chato” y a la guitarra de “Ama”, pone de manifiesto que estos músicos no aparecieron ayer. Todo esto quedó patente con “Tragaperras” o “Y Más Tiros” que dieron paso a “Tú Sabrás” o “Números De Plástico”, entre otras. Presentíamos que aquello iba llegando a su final, pero antes nos darían tiempo para un poco más de desmadre con “Las Fosas Del Silencio”, “Color De Corazón” o “Lo Que Nos Queda”. Totalmente sudados tanto los de arriba como l@s de abajo, con el suelo del recinto humedecido con la cerveza que llovió durante el bolo, llegamos a esa gran versión de “Redemption Song” de Bob Marley que es “Eres Libre”. A pesar del calor que estaban soportando la banda se sintió tan a gusto que aún tuvieron tiempo, y ganas, para tocar algún tema más antes de despedirse por completo.







Maniática es de esas bandas que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas. Sus canciones me hacen recordar garitos que hace tiempo echaron el cierre, situaciones y vivencias con las que he llegado a formarme como persona o rostros de algún@s amig@s que ya no están entre nosotr@s. Como dije al principio, a lo largo de la noche tuve la oportunidad de hablar con “Chato” y “Txispín” como si fueran colegas de toda la vida. Gente cercana que no tuvo ningún reparo en tirarse fotos con el personal una vez acabado el concierto o comentarte inquietudes, malestares y satisfacciones con toda la naturalidad del mundo. Por eso, y por shows como el vivido el pasado 7 de Abril en Cáceres, siempre que tengáis la oportunidad de verlos en directo, hacedlo, os aseguro cien por cien que no os vais a arrepentir. Eso sí, al día siguiente habrá que tomar más vitaminas, si es A, mucho mejor.


miércoles, 5 de abril de 2017

Texto Mandrílico Abril 2017


La idea de revolución lleva intrínseca muchos y variados matices. Unos son notables, como el valor, la lucha por el cambio, la entrega o la solidaridad, y otros, como los intereses ocultos o la propia cobardía, igual de miserables que aquellos contra los que se batalla. Recuerdo la primera vez que, siendo esclavo, me uní a aquella horda de desamparados dirigidos por un tracio al que nunca llegué a ver la cara. Dos años de peregrinaje con la libertad anidada en nuestras entrañas y la venganza sentada a la mesa de nuestros señores esperando para devorarnos a nuestra vuelta. ¿Valió la pena? Claro que valió la pena, sólo mientras duró, pero la valió.

La Historia avanzó, el mundo siguió su curso y yo cambié de lugar y el término esclavo por el de campesino, vasallo, colono o soldadesca. Siglos pasando del bracamarte a la cimitarra para verme rodeado de aquellos que se alzaron con la intención de acabar con nuestros dolores. Otros dos años de lucha para cambiar nuestro día a día se quemaron entre las llamas de las de la criminalización, la huida o el ajusticiamiento como los rastrojos de la cosecha.  De esta forma conseguimos afianzar en el trono a uno de los mayores emperadores de la humanidad. Sólo me queda la satisfacción de saber que murió en un monasterio saliéndole la carne de buey por la boca, el vino por las orejas y la gota por los pies.

No tuve suficiente con enfrentarme al padre que me uní en contra del hijo, el mismo que, según él, representaba al Espítu Santo y cuya luz nunca se ponía. Así fue mi estancia en la Granada morisca del católico emperador. Combatimos para poder vivir bajo nuestras costumbres y terminamos siendo fieles servidores del invento más genuino de la cristiandad, la Inquisición.

Pasaron los años y con ellos los siglos y di con mis huesos en la capital de la Francia más adulterada y viciada por las clases reales. ¡Abajo el absolutismo y el feudalismo! ¡Dejad paso al pueblo y su República! Esto gritábamos entre pólvora, hambre y esperanza. Sí, vencimos y derrocamos guillotinamente a nuestros opresores. Luego supimos que habíamos dado comienzo a lo que se dio por llamar “La Edad Moderna”. También vivimos la implantación del bien nombrado Terror, la burguesía y, para finalizar, el golpe de Estado que nos llevaría, de nuevo, a luchar por un emperador de pocos centímetros de altura, pero de ambiciones extremas. No entrando en mis planes acabar hecho carámbano en las lejanas tierras del zar, salí corriendo, de nuevo, hacia el sur. Me vi reflejado en los horrores de la mente de un pintor que plasmó de manera excepcional aquella guerra que libramos para derrocar al enano emperador galo. Conseguimos la victoria y con ella la vuelta de nuestro demandado rey. Cuánto júbilo con su regreso y cuánta represión, muerte, desgracias y ultrajes durante los años que su culo católico calentó su trono.

Cansado de este maldito continente salté al Nuevo Mundo con la ilusión de que el término sería más amplio que el original significado de aquel adjetivo. Ciudades repletas de la misma mugre habitadas por gentes de religiosidad variada y radical me impulsaron a recorrer las vastas zonas del interior de aquel incipiente país donde ya prosperaba con fuerza la esclavitud y la soberbia de un ejército azul subido de tono por su victoria sobre otro gris. Presionado por todas estas novedades acabé sentado rodeado de hombres que nunca tomé por salvajes dentro de una tienda hecha de piel de bisonte y ultimando los detalles para acabar con un rubio de bigote y barba atusados por la ambición y la crueldad. Y sí, también acabamos con él, y con casi todos sus secuaces, cambiando el verde amarillento de la pradera por el rojo de sus venas. Comimos hasta reventar, celebramos hasta que se nos escuchó en todo el Universo, pero el Gran Espíritu no pudo con las armas posteriores de aquel celeste ejército. No soporté el hacinamiento, el hambre, el alcohol y la degradación de aquellos lugares de igual nombre que los grandes vinos. Una gran raza encerrada en una botella de licor sin nombre en cuyo interior flotan los restos del naufragio de sus costumbres ancestrales.

Llegó el nuevo siglo y, cómo no, arrancó con una cruenta guerra a la que llamaron “de las trincheras” aquellos que desconocían el frio de sus entrañas, los piojos de sus paredes y el aire mortalmente gaseoso de sus nubes. También, desde mi evitado norte llegó otra revolución. Con ella mataron a sus arrogantes zares e instalaron en el poder al proletariado y al campesinado. Lo que desconocían, aunque lo aprenderían con creces, es que de igual forma que redujeron a cenizas aquella aristocracia afianzaron en la presidencia al dictador más sanguinario del siglo que sólo consiguió tapar sus crímenes venciendo otro igual de despiadado, inhumano y atroz.

Viví y estuve involucrado en más revueltas, pues, parece ser, que este es mi destino. Saludé a Zapata para que fuera asesinado por la traición. Festejé una República en el mismo país que luego la defendió en una contienda que, como todas, la perdieron los poetas. Corrí de nuevo por las calles de un Mayo parisino que acabó engullido por el capitalismo, los souvenirs y el pijerío. Derrocamos al eterno Sha persa con esperanzas de cambios en el endémico vivir de aquellas tierras y brotaron, sin haber derramado ni una sola gota de sudor, unos señores llamados ayatolas que, de no ser por su indumentaria, bien podrían identificarse con los inquisidores. Me alcé contra un dictador centroamericano al lado de un ejército conocido como sandinista que consiguió el poder no para su pueblo sino para que las familias de sus coroneles sigan gobernando revolcados en la opulencia y el dinero. Pertenecí a los últimos presos herederos de la lucha antimilitarista de este Estado y ahora, que todos los hombres jóvenes pueden elegir ser soldados o no, este mismo Estado se militariza más que nunca porque vivimos en un planeta globalizado por el desprecio al otro y el resurgir de viejas ideas políticas. Me alegré cuando la primavera se hizo árabe y, mientras me hacían una inspección anal como parte de mi acusación por homosexual en Túnez, lloré desconsoladamente con la puesta en libertad de Mubarak y la interminable guerra siria.


Una vez contado todo esto, y de machacaros vuestras sienes con mi vida, puedo deciros que jamás me echaré atrás ante el término revolución. De igual forma, me sinceraré diciendo que lo que realmente me aterra, indigna, desespera y pisotea mi terca idea de un mundo mejor es todo lo que sucede, acontece, crece y llega al poder después de cada una de ellas.