La segunda parte de la jornada del pasado sábado 12 de Diciembre
la pasamos, mi novio y yo, disfrutando de una nueva edición del Expocómic en
Madrid. Ante de seguir adelante con esta crónica, quiero resaltar el gran
esfuerzo que los organizadores, pertenecientes a la Asociación Española De
Amigos Del Cómic, hacen cada año para que este Salón Internacional del Tebeo de
Madrid, al que hay que sumar el Expomanga, se lleve a cabo con éxito. Han
pasado 18 años desde que comenzaron esta andadura y continúan sin tener el
apoyo de esos que se llaman a sí mismos impulsores de la cultura. De esta forma
han conseguido que su proyecto siga creciendo hasta llegar a ocupar, en esta
ocasión, dos plantas del Pabellón de Cristal de la Casa de Campo además de
anunciar su cambio de ubicación a IFEMA para el 2016. Lo que me sigo
preguntando es por qué la mayoría de las tiendas de cómics de la capital del
Estado no tienen su stand en esta cita. Es su negativa a formar parte de este
proyecto algo particular o, como tantas otras veces, se debe a rencillas tan
propias de estos lares. Sea como fuere, es una pena que establecimientos que
tienen mucho más tiempo de vida que este Expocómic no se les vea por allí. Creo
que sería algo beneficioso para todas las partes si se dejaran caer por allí. A
pesar de todo, el afán de esta asociación por seguir tirando de este carro
repleto de viñetas es algo que merece todo mi respeto.
En esta ocasión llegamos un poco tarde así que nos fuimos
directamente al escenario principal con la intención de que me firmara Rubén
Pellejero alguna de sus obras como “El Silencio De Malka” o el nuevo de Corto
Maltés. Lo conseguí por los pelos pues fui el último que atendió con el
encargado de la organización metiéndole prisa porque la conferencia que debía
empezar después de esta sesión de firmas ya iba con retraso. Un éxito
precipitado, pero éxito, al fin y al cabo. Después de esto comenzamos a dar
nuestra primera vuelta por el recinto para ir tomando contacto con el mismo. La
primera impresión que nos llevamos nos hizo dudar sobre si había menos
afluencia que en otras ediciones. Esto tenía una explicación bien simple, el
salón, como he dicho antes, ha crecido y la peña se repartía entre dos plantas
del recinto. De esta forma podías andar con más soltura pues no se formaban
tantas aglomeraciones en los pasillos. Saludamos a viejos amigos y nos fuimos a
comer algo al coche. Como otras veces, nos llevamos nuestra propia comida, algo
que hace casi todo el mundo.
A la vuelta pasamos por la planta donde se encontraban el
espacio destinado a los juegos de rol y a los videojuegos. Se puede decir que
toda esta planta, excepto ese excepcional panel del Lego, estaba dedicada a
estas actividades. Mi novio, como buen aficionado a la pantallita se quedó por
allí mientras que yo volví a la zona de los cómics propiamente dicha pues mi
intención no era otra que conseguir un número para la sesión de firmas de
Antonio Canales y, de nuevo, Rubén Pellejero. Al final me dieron mi número
preferido, el siete.
Mientras esperaba la hora de dicha sesión comencé a dar vueltas
buscando los cómics que llevaba seleccionados desde casa. Como no podía ser de
otra forma, el estreno del nuevo capítulo de la saga de La Guerra de Las
Galaxia lo impregnaba todo. Te podía encontrar desde peña disfrazada de
cualquiera de sus personajes hasta varias exposiciones sobre este tema. Me
gustó bastante la exposición formada por un gran conglomerado de artistas llamada
“Star Wars, Versiones Desde Nuestra Galaxia”. Fue muy interesante ver cómo cada
uno de ellos y ellas homenajeaban a esta saga cinematográfica con su técnica
personal. Eso sí, una lástima que todo esto engullera literalmente la exposición
de David Rubín pues merecía mucho la pena.
Una vez hecha alguna que otra compra me fui acercando a la
zona donde se ubicaba Norma para hacer cola. Como anécdota diré que antes de
esto tuve una pequeña discusión con uno de los encargados de un stand acerca de
un cómic del gran Richard Corben. Según él, lo que yo andaba buscando no
existía y la realidad es que es un recopilatorio de la parte de su obra
dedicada a Poe que acaba de salir al mercado. Con lo fácil que hubiera sido,
como me pasó con otra gente de otros stands, decir que era una novedad y que
aún no lo tenía, pues nada, el tío erre que erre con que aquello no existía.
Bueno, cabezones hay en todos los sitios y listos más.
Nunca tuve la oportunidad de tener delante de mí, ya me
hubiera gustado, al gran maestro Hugo Pratt, pero el hecho de que la nueva
entrega de su personaje más famoso, Corto Maltés, esté en manos de Canales y
Pellejero es todo un lujo. No voy a repetirme en elogios de este nuevo número
pues ya le dediqué un artículo en este humilde blog. Sólo recordaros que se lo
han currao de lo lindo y han sacado una nota bastante alta con el mismo. Pues
nada, si pocas horas antes tuve delante al dibujante de esta nueva aventura del
marinero Maltés ahora pude disfrutar con mucha más calma tanto de él como de su
guionista, Antonio Canales. Este último, a pesar de ser también dibujante, algo
que queda reflejado en su gran obra “Blacksad”, se dedicó, sobre todo, a firmar
cada ejemplar que le ponían delante de sus ojos. Pellejero me reconoció y tan
solo le pedí que me retocara el dibujo de Corto que no me pudo acabar como era
debido horas antes. Dos tipos muy cercanos y afables, con una paciencia
infinita pues son conscientes de que le empresa en la que se han embarcado no
es moco de pavo.
Mi siguiente intención era dirigirme a la zona donde se
encontraba el guionista de “100 Balas”, Brian Azzarello, pero al pasar por el
stand de Dibbuks me percaté de que Gol iba a firmar su última obra, “Cervantes,
La Ensoñación Del Genio”, a la que dedicaré próximamente un artículo, y allí
que me quedé. Gol es un viejo conocido por ser el guionista de “Cruz Negra”,
trabajo a medias con el dibujante cacereño Pedro Camello. Me hizo un increíble
dibujo del caballero andante más famoso de nuestra literatura y estuvimos
charlando un buen rato de sus proyectos y otras cosillas. De esta manera se me
pasó el tiempo de tal forma que cuando me quise acercar a donde estaba
Azzarello, evidentemente, su sesión había terminado. Una putada pues su “100
Balas” es uno de mis cómics preferidos.
Una vuelta final para hacer alguna compra de última hora y
salimos de allí con una sonrisa de oreja a oreja. Felicitaciones de nuevo a la
organización por su esfuerzo. El año que viene más y más grande. ¡Nos vemos en
IFEMA!