jueves, 17 de diciembre de 2015

Jornada En El Expocómic 2015








La segunda parte de la jornada del pasado sábado 12 de Diciembre la pasamos, mi novio y yo, disfrutando de una nueva edición del Expocómic en Madrid. Ante de seguir adelante con esta crónica, quiero resaltar el gran esfuerzo que los organizadores, pertenecientes a la Asociación Española De Amigos Del Cómic, hacen cada año para que este Salón Internacional del Tebeo de Madrid, al que hay que sumar el Expomanga, se lleve a cabo con éxito. Han pasado 18 años desde que comenzaron esta andadura y continúan sin tener el apoyo de esos que se llaman a sí mismos impulsores de la cultura. De esta forma han conseguido que su proyecto siga creciendo hasta llegar a ocupar, en esta ocasión, dos plantas del Pabellón de Cristal de la Casa de Campo además de anunciar su cambio de ubicación a IFEMA para el 2016. Lo que me sigo preguntando es por qué la mayoría de las tiendas de cómics de la capital del Estado no tienen su stand en esta cita. Es su negativa a formar parte de este proyecto algo particular o, como tantas otras veces, se debe a rencillas tan propias de estos lares. Sea como fuere, es una pena que establecimientos que tienen mucho más tiempo de vida que este Expocómic no se les vea por allí. Creo que sería algo beneficioso para todas las partes si se dejaran caer por allí. A pesar de todo, el afán de esta asociación por seguir tirando de este carro repleto de viñetas es algo que merece todo mi respeto.





En esta ocasión llegamos un poco tarde así que nos fuimos directamente al escenario principal con la intención de que me firmara Rubén Pellejero alguna de sus obras como “El Silencio De Malka” o el nuevo de Corto Maltés. Lo conseguí por los pelos pues fui el último que atendió con el encargado de la organización metiéndole prisa porque la conferencia que debía empezar después de esta sesión de firmas ya iba con retraso. Un éxito precipitado, pero éxito, al fin y al cabo. Después de esto comenzamos a dar nuestra primera vuelta por el recinto para ir tomando contacto con el mismo. La primera impresión que nos llevamos nos hizo dudar sobre si había menos afluencia que en otras ediciones. Esto tenía una explicación bien simple, el salón, como he dicho antes, ha crecido y la peña se repartía entre dos plantas del recinto. De esta forma podías andar con más soltura pues no se formaban tantas aglomeraciones en los pasillos. Saludamos a viejos amigos y nos fuimos a comer algo al coche. Como otras veces, nos llevamos nuestra propia comida, algo que hace casi todo el mundo.






A la vuelta pasamos por la planta donde se encontraban el espacio destinado a los juegos de rol y a los videojuegos. Se puede decir que toda esta planta, excepto ese excepcional panel del Lego, estaba dedicada a estas actividades. Mi novio, como buen aficionado a la pantallita se quedó por allí mientras que yo volví a la zona de los cómics propiamente dicha pues mi intención no era otra que conseguir un número para la sesión de firmas de Antonio Canales y, de nuevo, Rubén Pellejero. Al final me dieron mi número preferido, el siete.






Mientras esperaba la hora de dicha sesión comencé a dar vueltas buscando los cómics que llevaba seleccionados desde casa. Como no podía ser de otra forma, el estreno del nuevo capítulo de la saga de La Guerra de Las Galaxia lo impregnaba todo. Te podía encontrar desde peña disfrazada de cualquiera de sus personajes hasta varias exposiciones sobre este tema. Me gustó bastante la exposición formada por un gran conglomerado de artistas llamada “Star Wars, Versiones Desde Nuestra Galaxia”. Fue muy interesante ver cómo cada uno de ellos y ellas homenajeaban a esta saga cinematográfica con su técnica personal. Eso sí, una lástima que todo esto engullera literalmente la exposición de David Rubín pues merecía mucho la pena.






Una vez hecha alguna que otra compra me fui acercando a la zona donde se ubicaba Norma para hacer cola. Como anécdota diré que antes de esto tuve una pequeña discusión con uno de los encargados de un stand acerca de un cómic del gran Richard Corben. Según él, lo que yo andaba buscando no existía y la realidad es que es un recopilatorio de la parte de su obra dedicada a Poe que acaba de salir al mercado. Con lo fácil que hubiera sido, como me pasó con otra gente de otros stands, decir que era una novedad y que aún no lo tenía, pues nada, el tío erre que erre con que aquello no existía. Bueno, cabezones hay en todos los sitios y listos más.






Nunca tuve la oportunidad de tener delante de mí, ya me hubiera gustado, al gran maestro Hugo Pratt, pero el hecho de que la nueva entrega de su personaje más famoso, Corto Maltés, esté en manos de Canales y Pellejero es todo un lujo. No voy a repetirme en elogios de este nuevo número pues ya le dediqué un artículo en este humilde blog. Sólo recordaros que se lo han currao de lo lindo y han sacado una nota bastante alta con el mismo. Pues nada, si pocas horas antes tuve delante al dibujante de esta nueva aventura del marinero Maltés ahora pude disfrutar con mucha más calma tanto de él como de su guionista, Antonio Canales. Este último, a pesar de ser también dibujante, algo que queda reflejado en su gran obra “Blacksad”, se dedicó, sobre todo, a firmar cada ejemplar que le ponían delante de sus ojos. Pellejero me reconoció y tan solo le pedí que me retocara el dibujo de Corto que no me pudo acabar como era debido horas antes. Dos tipos muy cercanos y afables, con una paciencia infinita pues son conscientes de que le empresa en la que se han embarcado no es moco de pavo.






Mi siguiente intención era dirigirme a la zona donde se encontraba el guionista de “100 Balas”, Brian Azzarello, pero al pasar por el stand de Dibbuks me percaté de que Gol iba a firmar su última obra, “Cervantes, La Ensoñación Del Genio”, a la que dedicaré próximamente un artículo, y allí que me quedé. Gol es un viejo conocido por ser el guionista de “Cruz Negra”, trabajo a medias con el dibujante cacereño Pedro Camello. Me hizo un increíble dibujo del caballero andante más famoso de nuestra literatura y estuvimos charlando un buen rato de sus proyectos y otras cosillas. De esta manera se me pasó el tiempo de tal forma que cuando me quise acercar a donde estaba Azzarello, evidentemente, su sesión había terminado. Una putada pues su “100 Balas” es uno de mis cómics preferidos.









Una vuelta final para hacer alguna compra de última hora y salimos de allí con una sonrisa de oreja a oreja. Felicitaciones de nuevo a la organización por su esfuerzo. El año que viene más y más grande. ¡Nos vemos en IFEMA!




martes, 15 de diciembre de 2015

"La Ilusión Del Lejano Oeste", Exposición En El Museo Thyssen-Bornemisza











La jornada del pasado sábado la comenzamos, mi novio y yo, con la visita al museo Thysssen-Bornemisza para disfrutar de la exposición “La Ilusión Del Lejano Oeste”. Nos gustó bastante el museo a pesar de que sólo pudiéramos acceder a las salas de dicha exposición y a una pequeña estancia donde se exhibían distintos cuadros de Picasso y alguno de sus coetáneos. De lo que sí os advertiré es de tema de la cafetería, sí os apetece tomar algo hacedlo mejor en los alrededores si no queréis llegar a pagar, nosotros no lo hicimos porque nos dimos cuenta a tiempo, casi cuatro euros por un café. Por lo demás, nos quedamos con ganas de volver y ver otras partes del recinto.





Para aquellos a los que nos apasiona el tema del Oeste americano y, sobre todo, el de las tribus nativas de dicha parte del mundo, la visita a esta exposición llega a ser bastante excitante. Puede parecer que el número de obras expuestas es escaso, esa es sólo la sensación con la que te quedarás al final ya que lo único que te pedirá el cuerpo es que aquello no acabe y poder estar dos horas más en el museo. Esta es la primera vez en este Estado que se agolpan en una serie obras de distintos artistas del siglo XIX cuya única intención era representar los paisajes y las formas de vidas de los habitantes de esa zona del planeta. Con ello consiguieron crear un punto de vista, tanto de dicho territorio como de sus gentes, mezcla de salvaje, peligroso, atractivo y romántico. La civilización se encargaría posteriormente de hacer desaparecer todo resquicio de esa forma de vida por lo que estas obras pictóricas y fotográficas son de un valor etnográfico incalculable.







En la primera parte de la exposición nos encontraremos con una serie de mapas que situaban al Misisipi como frontera real y psicológica. Estos mapas tenían como fin ir recogiendo los lugares donde vivían las diferentes tribus de aquel extenso territorio, así como conocer la posible ubicación de yacimientos minerales. A esto se le sumarían los presidios, las misiones y las primeras ciudades creadas. Como suele ocurrir en estos casos, es bastante curioso pararse a echar una ojeada a los distintos puntos que aparecen en los mapas pues te encontrarás con alguna que otra sorpresa como poder conocer el emplazamiento de alguna de las tribus que desaparecieron en primera instancia, al poco tiempo de tener contacto con el hombre blanco.







Contemplando posteriormente los cuadros de artistas como Henry Lewis, Thomas Hill o Albert Bierstadt entrarás de lleno en la exposición. Sus obras son de tal calidad que poco tienen que envidiar a los grandes del momento. Curiosa la manera que tuvieron de reflejar las cataratas de San Antonio suprimiendo todo lo que la civilización había destruido ya en ese momento para dar a las obras ese punto idílico que ya habían perdido para siempre. Lo importante es que estos artistas ayudaron a que la población y sus gobernantes comenzara a sensibilizarse ante la idea de que aquellos parajes debían estar protegidos si no querían verlos desaparecer para siempre. Esto, como ya es sabido, no siempre se consiguió, pero, al menos, contribuyó a la creación del sistema de Parque Nacionales con Yellowstone como pionero del mismo.







Personalmente fue a partir de encontrarnos con las obras de Charles Wimar y, sobre todo, George Catlin cuando más disfruté de la exposición. Después de haber leído no sé cuántas veces “Vida Entre Los Indios” de este último, tener delante alguno de sus más de quinientos cuadros es algo que te pone el corazón a mil. Vuelvo a insistir en la calidad pictórica de estos autores algo que el gobierno de Estados Unidos no reconoció en su momento y que llevó a Catlin a exponer sus obras en Londres y París llegando a ser, si cabe, más famoso en esta parte del mundo que en su propia tierra. De veras os aconsejo que echéis un vistazo a la biografía de este pintor que abandonó su cómodo sillón de abogado para dedicar su vida a reflejar, a través de sus cuadros, las costumbres, vestimentas y rostros de las muchas tribus que visitó entre las que destacan los mandan, sioux y pawnees. Debido a esto la labor, tanto de Wimar como de Catlin, tiene un valor científico y etnográfico que se escapa a cualquier cifra que podamos imaginar.





En una muestra de este calibre no podía falta el fotógrafo Edward S. Curtis. Sí que es verdad que la mayoría de sus instantáneas están tomadas en las reservas indias, pero esto no le quita la importancia que realmente tienen. Siendo consciente de que la suya sería la última oportunidad de hacer ver al mundo las tradiciones y el modo de vidas de las tribus que visitó, su obra es una de las más extensas realizadas sobre este tema. Vuelvo a recordaos que algunas de sus fotos son montajes que él mismo proponía a estas gentes para que sus danzas, rituales y costumbres quedaran inmortalizados por siempre con su objetivo. Tener delante la fotografía original de alguien tan grande como el jefe Joseph de los Nez Percé, por ejemplo, hará que tus pulsaciones suban como la espuma.







¿Quién no ha visto películas de indios y vaqueros, ha jugado con los míticos fuertes Comansi y sus increíbles figuras o ha leído alguna novela o libro donde colonos e indios se disputaban la vida y el territorio? Pues bien, de esto va la siguiente parte de la exposición. En unas vitrinas podrás contemplar una colección de juguetes y de publicaciones literarias que te llevarán a tu niñez o adolescencia sin pretenderlo. A esto le sumas unos cuantos carteles de alguna de las producciones cinematográficas que han tratado, con mejor o peor resultado, esta temática y pasarás un buen rato olvidando por un momento todo lo angustioso que puede llegar a ser contemplar cómo toda una cultura desapareció en poco más de doscientos años de contacto con lo que conocemos como civilización.








Este periplo se cierra con el homenaje que el comisario de la exposición, Miguel Ángel Blanco, hace a las tierras y pobladores de estos lugares a través de una colección de libros-caja que son realmente fascinantes. En la salida pasarás por la tienda del museo donde podrás adquirir alguna de las láminas que has visto, cuidadín con los precios, y comprobar cómo muchos de los objetos que te intentan vender son burdas copias de los originales. Me refiero a tocados de plumas o vestidos. Por lo demás, toda una experiencia que volvería a repetir no con los ojos cerrados sino con las pupilas bien abiertas. Recordad que esta extinción de pueblos que tan lejana nos puede sonar sigue ocurriendo en muchos de los rincones del planeta y que, de seguir a este ritmo, sólo nos quedaremos con una ridícula parte de lo que representan, algo que queda demostrado contemplando la desaparición de muchas de las tribus que se ven representadas en las obras de esta muestra.