Después de unos cuantos meses de espera
llegó, por fin, el día de marcharnos a Barcelona para disfrutar de la segunda
edición del Rock Fest. Algunos nos fuimos en bus, toda una paliza, sobre todo a
la vuelta, y otros mezclaron coche y avión. De una u otra manera, entre el
miércoles a primera hora y el trascurso del día ya estábamos todos en la ciudad
condal preparados para las jornadas de música que se nos venían encima.
Pensábamos que el tema de las pulseritas
nos iba a llevar tiempo lo que no podíamos creer era lo que se vivió durante
las primeras horas del festival. Soy de la opinión de que, en general, la
organización no ha sido mala pero el momento de la cola para que te pusieran la
pulsera fue, sin duda, una cagada de las grandes. Dicha cola se retorcía en una
espiral que te hacía dudar si estabas al
principio o al final, si avanzabas o era un simple espejismo. Entre todo este
tumulto sólo una persona, a poco más de veinte metros de las taquillas, era la
única encargada de organizar aquel caos así que ya os podéis imaginar la que se
lio allí. De esta guisa nos perdimos la mayor parte del concierto de Rosendo
aunque no sé si fue peor estar escuchándolo desde fuera por el gran repertorio
que se marcó. Así que, una vez colocado el trozo de telita en la muñeca, corre
que te corre para poder disfrutar de sus
dos últimos temas que, evidentemente, no fueron otros que “Agradecido” y
“Maneras De Vivir”. Una pena porque era uno de los conciertos que más ganas
tenía de ver.
Poco interés me habían despertado
Sabaton, sobre todo después de verlos el año pasado, así que puedo decir que el
festival en sí comenzó para mí con Dream Theater. A pesar de la hora, supieron
atraer a bastante público pues eran uno de los grandes alicientes del cartel
del jueves. Comenzaron con “Afterlife” y se marcaron un concierto que ilusionó
a los grandes fans de la banda y no decepcionó a los que no lo somos tanto.
Puede que la hora no les acompañase en lo referente al tema de luces pero
supieron suplirlo con una gran entrega. “Burning My Soul”, “Panic Attack”, “As
I Am” o “The Spirit Carries On” fueron cayendo hasta llegar al final con
“Behind The Veil”. Lo de siempre, cuando más entregado estaba el público se
tiene que acabar, es lo que tienen los horarios de los festivales. Gran sabor
de boca el que dejaron los norteamericanos.
Status Quo estuvieron para enmarcar.
Tengo que reconocer que, a pesar de llevar toda una vida en esto, esta ha sido
la primera vez que los veía y, desde luego, me arrepiento de no haberlo hecho
antes. Cera, pura cera, y puro R&R es lo que repartieron desde el primer
momento con “Caroline”. Mucho público, algo que seguramente les sorprendería a
ellos mismos, para disfrutar de uno de los shows que más me han gustado de todo
el festival. Clásicos como “Just Supposin”, “Down, Down”, Whathever You Want” o
“In The Army Now”, una de las más coreadas, se mezclaron con “Roll Over Lay
Down”, entre otras, para ofrecer un concierto en el que no paramos de botar y
desgañitarnos. A ellos se les vio bastante en forma, para la edad que tienen, llevándonos hasta el
final con su versión de “Rockin All Over The World”. Muy grandes los Status que
dieron toda una lección de saber estar. Primer punto del festival adjudicado a
ellos.
Lo de Scorpions fue lo más sorprendente
de lo vivido el fin de semana. Un público apático donde los haya, nada que ver
con su actuación en Madrid, se encargó de crear un ambiente que ni con
“Dynamite” explotó. Muchos acusaron esta desgana al setlist que ofreció la
banda pero si eres un seguidor de los alemanes, entre los que me incluyo, y no
un simple conocedor de sus grandes hits deberías estar más que agradecido por
lo que se escuchó durante el concierto de los germanos. Comenzaron con el corte
de su último trabajo “Going Out With A Bang” a la que siguieron dos de sus
temas más clásicos como son “Make It Real” y The Zoo”. Después de esos dos
aguijonazos empezamos a darnos cuenta de que algo estaba fallando puede que el
tema de la banderita influyera pero no creo que ello debiera justificar la
frialdad con la que se acogió a la banda desde el principio. Gran
interpretación del “Coast To Coast”, con un espectacular sólo de batería
incluido, para seguir con ese medley de su época setentera que a mí me hizo
revivir cuando escuchaba hasta la saciedad la doble cinta de “Tokyo Tapes”.
“Top Of The Bill”, “Stream Rock Fever”, “Speedy´s Coming” y “Catch Your Train”
nos recordaron el tiempo de su guitarra Uli Jon Roth. Fue uno de los momentos
que más me estremeció pues nunca pensé que pudiera disfrutar de esos temas en
directo. Retomaron el camino con “We Built This House” donde Jabbs se marcó su
solo de guitarra apoyado por un guitarrista, que teníamos justo en frente, y
del que nadie me saber decir nada. Viendo cómo colocaban los micros pudimos
intuir, como así fue, que llegaba el momento más íntimo del show. “Always
Somewhere”, “Send Me An Angel” y “Winds Of Change”, parecía que con esta última
el público iba a despertar de su letargo pero ni así, fueron las encargadas de
ponernos al tanto de esa parte baladística de la banda. Después de esto sólo
quedaba la traca final con un clásico tras otro. Así fue como “Dynamite” fue el
comienzo del fin durante el cual pudimos disfrutar de “Crazy World”, esta no la
tocaban hace mil, “Blackout” o “Big City Nights”. Para cuando la peña quiso
reaccionar ya teníamos encima “Still Loving You”, primera de sus dos bises, y
el cierre con, no podía ser de otra forma, “Rock You Like A Hurricane”. Vuelvo
a repetir que me lo pasé en grande con ellos, lo disfruté con muchísima
intensidad y pasé de la sosería de los y las que me rodeaban para perplejidad
de los mismos. Luego dirán que si no tocaron esta o aquella pero recordaré este
concierto de Scorpions como aquel en que no dejaron pasar por alto la mayoría
de sus etapas y eso, para los que los seguimos desde que éramos unos micos, es
muy de agradecer. Como se suele decir: “Si no los disfrutaste tú que te lo
perdiste”.
No puedo hablar del concierto de Nightwish
porque aproveché para cenar algo y tomarme un respiro. Deciros que nunca he
sido muy seguidor de la banda pero mis compañeros de viaje me aseguraron que
fue un gran show y eso siempre es algo bueno de escuchar. Lo de Saxon es
siempre una apuesta segura. Ni sé la de veces que los he visto ya en directo
pero nunca me han defraudado, es más, si estás de bajón o cansado te quitan la
tontería rápido a base de trallazos tipo “Motorcycle Man”, ¡toma comienzo!, o
“Denim And Leather”. Que sí, que excepto “Sacrifice” todos fueron temas míticos
de la banda pero con una hora y el bagaje que tienen qué más puedes pedir. Un
“Princess Of The Night” coreada hasta la saciedad junto a “Strong Arm Of The
Law”, muy aplaudida, “Heavy Metal Thunder” o “Crusader”, no podía faltar, nos
llevaron de cabeza al broche final a cargo de “Wheel Of Steel”. Todo el mundo
se pregunta qué es lo que hace Bifford para seguir tan en forma, sea lo que
sea, es siempre bueno saber que una de tus bandas favoritas sigue dando caña de
la manera que hicieron los Saxon. Estos no defraudan.
W.A.S.P. fuero los encargados de cerrar
esta jornada del jueves. Se puede decir que hace ya años que son un grupo de
acólitos del señor y marajá Blackie Lawless. Llevan ya unos pocos años festejando
aniversarios, si es que todo tenemos una edad ya, con deciros que el telón del
fondo se quedó en el 2014 lo digo todo. Parece que esta vez, a pesar del
cansancio acumulado, estuvieron a la altura. Se marcaron un inicio acelerado
con “On Your Knees” y “The Torture Never Stops” que pusieron patas arriba al
personal. Siguieron con su versión de The Who “The Real Me” para así llegar a
“L.O.V.E. Machine”. Para entonces ya nos tenían en el bolsillo. Puede que
Lawless no canté todo lo que debiera pero sabe que tocando temas como “Wild
Child” lo tiene todo resuelto. También tuvieron su hueco para las baladas tipo
“Sleeping In The Fire” y de paso volver a caldear el ambiente con “I Wanna Be
Somedy” que, evidentemente, fue de las más cantadas por los presentes.
Aprovecharon bien su hora para cerrar con “Chainshaw Charlie” y la imperdonable
“Blind In Texas”. Un buen broche final para una jornada que, por razones que no
vine al caso, alargué más de lo debido, eso sí, siempre en buena compañía.
La pregunta sería ¿por qué a Saxon y
W.A.S.P. no les dieron acceso a las pantallas? Esto unido al tema inicial de la
cola empañaron un poco, sólo un poco, una jornada de presentación que anunciaba
que o administrabas bien las fuerzas o, con lo que quedaba por ver, acabarías
hecho un verdadero trapo. El viernes estaba en puertas y la cosa prometía y
mucho.
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