Bien descansado de la jornada anterior
me presenté, junto a otros colegas, para vivir la última jornada de este Rock
Fest poco antes de la actuación de Krokus. Tengo que reconocer que me hubiera
gustado mucho ver a Ángelus Apátrida pero, como es costumbre en estos eventos
para la mayoría de las bandas estatales, tocaron a una hora demasiado temprana.
La cuestión era que a partir de eso de las nueve de la noche, como así fue, la
cosa iba a ir a piñón fijo y no quería llegar excesivamente cansado para entonces.
Como bien sabéis, Krokus se encargó de
sustituir a Sebastian Bach en este
lujoso cartel. No voy a entrar en las razones por las que el ex de Skid Row nos
dejó tirados pero tengo que decir que yo le eché de menos. No es que no me gustaran
Krokus, que sí que lo hicieron, pero hubiera preferido al cantante rubio por
ser más seguidor de los norteamericanos que de los suizos. Empezaron con uno de
sus clásicos, “Long Stick Goes Boom”, poniendo como motos a sus acérrimos, a la
que fueron añadiendo tanto versiones como temas propios. Disfrutamos con
momentos como “Hellraiser”, “Eat The Rich” o “Headhunter”. Todo con un gran
sonido, algo propio de la mayoría de las
bandas, y una conexión por parte del cantante, Marc Storace, y el público
brutal en todo momento. También tuvieron tiempo para las versiones como la de
The Guess Who “American Woman” o la de Dylan “Quinn The Skimo” para desaliento
de sus fans que hubieran querido más temas propios. Esto es siempre es algo que
no entiendo, si tan solo tienes una hora por qué incluir versiones. A pesar de
ello fue una actuación muy acertada ya que, para no ser de los grandes del
cartel, dejaron una buena impronta. Cuarenta años a sus espaldas son toda una
experiencia.
No me voy a repetir con el tema de
Warcry. Respeto y me gusta que bandas estatales como ellos tengan esa horda de
seguidores porque siempre viene bien que sea así para otros grupos. Sigo sin
cogerles el punto. Reconozco que son unos musicazos del copón pero no acabo de
conectar con ellos y eso que los he visto ya unas cuantas veces. Un público
bastante entregado que coreó muchos de sus temas es fiel reflejo de la buena
salud de la banda. Solo darles mi enhorabuena por seguir en la brecha y que
dure.
Cuando vi que Loudness venían a
Barcelona tengo que reconocer que no me lo creía del todo. Pero sí, parece que
con estas edades que tenemos vamos a ver todos a los grupos que no vimos con
18, 25 ó 30 años. Por mi parte encantado pero la pregunta sigue en el aire,
¿qué pasará cuando todas estas bandas chapen? Lo mismo el destino del R&R
es volver a las salas y recintos undergrounds de donde partió y renacer con más
fuerza, el tiempo lo dirá. Como otras de las bandas míticas del festival, los
japoneses comenzaron repartiendo cera de la buena. Dos trallazos de la altura
de “Crazy Nights” y “Like Hell” me pusieron el corazón a mil. La verdad es me
emocioné un poco pues siempre fui un gran seguidor de ellos y no me creía del
todo que estuviera escuchando esos temas en directo. Siguieron con otros temas
del calibre de “Heavy Chains”, “Let It Go” y “We Could Be Together”.
Espectacular la voz de Minoru Niihara que, a pesar de su cojera, no paró de
moverse y pedir la colaboración del público en todo momento. El verdadero
protagonista de la banda nipona es su guitarra Akira Takasaki que era como un
rabo de lagartija retorciéndose durante todo el concierto y aferrándose a la
seis cuerdas como si tuviera un imán. Dejó claro su valía con el solo que se
marcó después de “Crazy Doctor”. De esta forma engancharon con “In The Mirror”
y “The Sun Will Rise Again”. Aprovechamos para cambiarnos de escenario
rápidamente ante lo que vendría al lado y así disfrutamos de un final de
concierto apoteósico con “Esper” y “S.D.I.”. Lo dicho, como un niño chico me
quedé de contento con ellos.
Reconozco que nunca puedo ser objetivo
con Accept, que son una de mis bandas favoritas, que no me conviene ser tan cerril
en mi empeño de que deberían estar mucho más alto aún de donde se encuentran
pero para eso están ellos, para demostrar, como hicieron en Can Zam, que son
grandes , muy grandes. Quinta vez que los veía, ya ha llovido desde la primera
en aquella mítica actuación junto a Dokken en el Pabellón del Real Madrid, y,
digan lo que digan, el señor Mark Tornillo está para quedarse. Pues eso, que
empezaron como una estampida, “Stampede”, poniendo al respetable como locos
desde ese instante. Otro tema de la época de Tornillo como es “Stalingrand” fue
su segunda entrega. Hay que tener en cuenta que ninguno de los cortes con su ya
no tan nuevo cantante desentona para nada en el setlist. Es evidente que cuando
siguen con “London Leatherboys” y “Restless And Wild” la cosa toma otro color
pero todo queda perfectamente encajado en esa maquinaria de hacer Heavy Metal
que son los teutones. Meter “Final Journey” justo antes de “Princess Of The
Dawn” es darnos un respiro porque con esta última no hubo nadie que no cantara.
Otro de sus temas de la última etapa que tiende a convertirse en clásico es
“Pandemic” y la respuesta del público así lo demuestra. Claro que cuando te
echan encima “Metal Heart” la sonrisa que se te pone es muy superior a lo
vivido con aquella. En este momento la peña comenzó a cambiarse de escenario
para ver a los Judas. Me tentaron de hacerlo pero, literalmente, en ese momento
no podía. Estaba tan metido en el show que me era imposible moverme de allí.
“Teutonic Terror” como predecesora de un bestial “Balls To The Wall” pusieron
punto y fina a su concierto. Se salieron, pese a quien pese, y todo ello con un
Mark que no estuvo a 100% y unos nuevos integrantes que aún les queda camino
por recorrer. Para mí de lo mejor de todo el festival. Insisto en que no puedo
ser objetivo con ellos, ese es siempre mi terrible pecado por el que nunca
pediré perdón.
El hecho de no cambiarnos a tiempo de
escenario nos hizo ver a los Judas bastante alejados del escenario pero muy
cerca de la barra con lo cual nunca nos faltó una cerveza fría. En primer lugar
diré que me sorprendió Halford para muy bien. Creo que estuvo a la altura de
las circunstancias que no eran otras que ser los verdaderos estrellas del
festival, con o sin permiso de Scorpions y Twisted Sister. Con la intro de su
paisanos Black Sabbath, “War Pigs”, ya empezaron a caldear el ambiente de lo
lindo. Arrancaron con “Dragonout” para lanzar de continuo un “Metal Gods” que
acabó coreada por todos los presentes. Aquí engancharon con “Devil´s Child”
para luego encontrarnos de frente con “Victim Of Changes”. Esta fue la primera
demostración de la mejoría de Rob que junto con el excesivo protagonismo por
parte de Richie Faulker sería lo más destacado de toda su actuación. No es que
Tipton se quedara corto, nunca lo hace, pero al nuevo rubiales de la banda se
le ve cada vez más suelto y entregado, será su juventud. “Halls Of Valhalla”
nos dio un pequeño descanso antes de un “Turbo Lover” que nunca puede faltar en
su setlist. Con lo que se criticó este disco y a ver quién les dice ahora que
no la toquen, cosas del personal que es así de raro. “Remember Of Souls” fue el
corte último antes de pisar el acelerador para no parar y ponernos a mil por
hora. En este momento ya todos y todas estábamos flipando con el buen estar del
frontman que con “Beyond The Realms Of Death” nos llevó de vuelta a uno de sus
discos menos famosos, que no por ello de gran calidad, como es “Stained Class”,
un lujazo escucharla en directo. Pero para sorpresón el que nos dieron con
“Jawbreaker” con el que empecé a perder la poca voz que tenía. Decir Judas es
decir “Breaking The Law” pues es el instante que, junto con el que vendría
después, todos esperamos para ponernos a saltar. Rumm que te Rumm y aquí viene
el Metal God subido en su máquina para recordarnos que ha llegado el momento de
“Hell Bent For Leather”, temazo donde los haya. Se marcharon para volver a
ofrecernos el primero de sus bises con las míticas “Electric Eyes” y “You´ve
Got Another Thing Comin´”. Curioso como han pasado de ser la apertura de sus
shows a estar casi al final de los mismos. Otra ida y otra vuelta para cerrar
con un impresionante “Pinkiller”, el mejor en muchos años, y la archiconocida
“Living After Midnight”. Desde luego que si siguen así no creo que se vayan a
ir en un tiempo cercano porque, visto lo visto, están en un gran momento. Ha
sido uno de sus mejores conciertos en años y eso seguro que lo aprovechan. No
hay quien les rechiste, siguen siendo los más grandes del género.
Ante todo lo que mis colegas me habían
hablado de Riot tengo que decir que, después de lo vivido, fue mi gran sorpresa
del evento. Nunca los he seguido mucho pero, sin movernos del escenario
contiguo, los pude ver con mucha facilidad algo que me convenció a la hora de
afirmar lo dicho anteriormente. Tralla, no les quedaba otra al ser los
siguientes a los Judas, desde el principio con ”Thundersteel”. Se marcaron un
repertorio de puro Metal con grandes momentos con “Flight Of The Warrior” o
“Angel Eyes”. Tuvieron tiempo para su tema lento a cargo de “Bloodstreets” y le
echaron todas las ganas posibles en su último tercio de actuación con “Take Me
Back” y “Swords And Tequila”. Cerraron un tremendo show invitando a parte de
los Loudness a escena para cerrar con “Warrior”. Me agradaron mucho Riot pues,
pese a estar en una situación digamos delicada en el cartel, supieron
defenderse como verdaderos guerreros.
No vamos a entrar en que si Venom son,
al igual que W.A.S.P., dos tíos bailándole el agua a Cronos porque sea o no los
que nos quedamos a su concierto lo único que queríamos era caña de la buena y
de eso no nos faltó, sobre todo con un batería como Dante propulsándolo todo.
Pocos eran los curiosos en este show ya que los que estuvimos fue porque
quisimos verlos y los que no se quedaron sus razones tendrán pero puedo decir
que no nos acordamos de ellos en ningún momento. Arrancaron con “Rise” dejando
claro que aquello iba a ser una mezcla de temas míticos como “Bloodlust”, “1000
Days In Sodom”, cada vez que la oigo me gusta más, “Warhead” y, evidentemente,
“Wellcome To Hell” y “Black Metal”, esta fue la penúltima, con otros más
novedosos como “Long Haired Punks”, esos son ellos, o “Grinding Teeth”. No
tuvieron un buen sonido pero eso les dio si cabe mejor repercusión porque cuando
ves a Venom quieres escuchar a una banda que suene sucia sin llegar al
enmarañamiento, claro está. Todo un show el de los británicos que cerraron con
“Witching Hour” un festival destinado a crecer.
Después de Venom pasé un rato en la
carpa en compañía de mis colegas de Rentería Javi y Buta y cuando lo creí
conveniente me piré pal apartamento. Estamos a la espera de la entrega Rock
Fest 2016. Espero que aprendan de los errores cometidos y sigan en la onda con
el buen estar de sus cosas positivas. Eso sí, ¿qué harán para superar el cartel
de este año? Ya nos va quedando menos para saberlo.
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