miércoles, 17 de diciembre de 2014

Pasando el Día En Expocómic 2014







Después de no poder asistir en pasado año por problema mecánicos con nuestro medio de transporte, no me preguntéis qué era porque yo no entiendo un carajo de motores, correas y demás, éste, mi novio y yo, pudimos acercarnos a pasar el sábado en la XVII edición del Salón Internacional del Tebeo de Madrid, o sea, el Expocómic 2014.





Salimos temprano para poder llegar a tiempo para la sesión de firmas de Jaime Martín en el stand de Norma Editorial. Para los que no le conozcáis comentaros que lleva casi treinta años en el mundo de las viñetas. Es el autor de historias míticas como “Sangre De Barrio” o “La Basca Que Más Casca” a las que hay que sumar esa gran obra de terror que es “Lo Que El Viento Trae”. No es la primera vez que hablo con él y me sigue pareciendo un tipo cercano con el que se conecta bien. Con esas prisas nos presentamos y nuestra primera impresión nada más entrar fue de lo más positiva. Pensábamos que a esas primeras horas no habría demasiada peña y fue entrar y acercarnos a las escaleras mecánicas y asombrarnos del mogollón de gente que ya pululaba por el Pabellón de Cristal de La Casa de campo madrileña.





En primer lugar fuimos a canjear nuestras entradas por los cómics de regalo que te dan por ellas, como cada año, para luego ver las distintas exposiciones que había montado la organización. Como ya sabréis, este año el Salón puso hincapié en las autoras animándonos a que las descubriéramos. Allí pudimos disfrutar de obras de Teresa Valero, Raquel o Clara Soriano, entre otras. Junto a esta exposición se encontraba otra dedicada al mítico personaje de Flash Gordon que ahí donde le veis cumple este año la friolera de 80 años desde que naciera en aquel 7 de Enero de 1934. Solo deciros que me encantó. Nunca he sido seguidor de superhéroes o sucursales de los mismos pero este personaje siempre me gustó. Grandes ilustraciones de varios autores entre las que destacaría la de Das Pastoras o Álex Raymond.





Corre que te corre a la sesiones de firmas donde, como dije antes, pasamos un gran rato con Jaime Martín charlando de futuros proyectos, recordando otros y comentando los actuales. Dejamos a Jaime y nos fuimos al stand de Aleta Ediciones para encontrarnos con nuestro paisano Pedro Camello. Una pena que en este país se siga sin reconocer lo suficiente a autores del calibre de Pedro, triste realidad. Con esa calidez que le característica y viéndole de lo más feliz de estar en el Salón, intercambiamos noticias y próximos proyectos además de pedirme mi opinión de sus actuales obras la cual os daré a todos con mucho gusto en algún artículo de este humilde blog. Me llevé una gran sorpresa pues iba con la idea de que me firmara su tercer número, junto al guionista Gol, de la saga “Cruz Negra” y allí tenía calentito, recién salido de imprenta, la segunda entrega de ese gran personaje que es “Guido, El Negro”. Lo dicho, Pedro se merece mucho más, espero que algún día tenga dicho reconocimiento.





En cuanto a autores poco más por nuestra parte este año. Claro que estaban grandes como Luís Royo o Alfonso Azpiri, pero al primero ya lo conocimos hace un par de años y seguía teniendo la cola interminable de otras ediciones y al segundo debemos pedirle perdón por despistarnos con la hora. Entre unas cosas y otras se no echó la hora de comer encima y nos fuimos a devorar el avituallamiento que llevábamos preparado de casa y a relajarnos un rato en el coche. Volvimos para hacer las compras pendientes, a pasar un rato en la zona de videojuegos, donde mi novio compitió con otros jugadores con mejor o peor suerte, nos rencontramos con algún que otro conocido de otros años, algo que siempre te pone las pilas, nos tomamos un café y nos pusimos en marcha de vuelta que la tarde por la capital de Reino se empezó a poner bastante fea con el tema de la lluvia.





Me alegro de que después de los terribles incidentes, aún sin aclarar del todo, del Madrid Arena Expocómic pueda volver a celebrarse, ya lo hizo el año pasado también, en un lugar tan privilegiado como este Pabellón de Cristal. Veo que cada vez el público se involucra más y más, hay muchos más disfraces, de los cuales no tengo mucha idea pues a mí el tema del manga me queda un poco lejano, las exposiciones están realmente bien y los talleres son realmente instructivos, a destacar aquellos dedicados a las y los pequeños de la familia. Por mi parte sigo echando de menos esas grandes tiendas de Madrid en este espacio, que deberían impulsarlo de alguna manera, y algún que otro autor potente  allende de nuestras fronteras con los que doy por hecho que nos sorprenderán en próximas ediciones. Enhorabuena a la organización por el buen rollo y la gran profesionalidad. Esperamos poder disfrutar de este evento durante muchos años y si es con premios como el que me llevé este año de una marca de ropa y discos mejor que mejor. ¡Hasta el 2015, ya estamos deseando vernos de nuevos las caras, bueno, mejor las viñetas!!!


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Stuck Rubber Baby, Los Mundos Diferentes De Howard Cruse









Esta obra, con título de difícil traducción al castellano es, sin duda, el momento culmen en la trayectoria del autor norteamericano Howard Cruse. Comenzó su camino en el mundo de las viñetas con “Barefootz” llegando al reconocimiento trabajando para la revista “Gay Comix”. Después de esto crearía su personaje más conocido, Wendel, para “The Advocate”, la publicación más famosa de EE.UU. destinada al público homosexual. “Stuck Rubber Baby” fue la ganadora en 1996 del premio Eisner a la mejor Novela Gráfica. También sería reconocida con el premio Harvey así como con el de la crítica en el afamado festival francés de Angouleme o el de la mejor Novela Gráfica en los premios Comics Art de Reino Unido, entre otros. Aquí recibió el premio a la crítica en 2006. ¿A qué se debe tanto reconocimiento? Vamos a intentar explicarlo más detenidamente.







Cruse nos adentra en los años tumultuosos que se vivieron en U.S.A. en la década de los 60, durante la era Kennedy, para ser más exactos. Todo los hechos suceden en Clayfield, una comunidad sureña donde todo los establecido hasta ese momento está patas arriba. Los enfrentamientos principales de esos tiempos fueron entre la comunidad negra, que luchaba encarecidamente por sus derechos sociales, y lo comunidad blanca, reacia a conceder dichos cambios, con el KKK al frente. Para afrontar todos estos temas Howard crea a Toland Polk, personaje principal de esta entramado. Toland se siente atraído desde pequeño por personas de su mismo sexo pero ese ambiente hostil que le rodea le impide reconocer su condición de homosexual. Después de quedarse huérfano y pasar una temporada viviendo con su hermana y el reaccionario de su cuñado decide cambiar de aires y se irá a compartir espacio con una amiga. Es aquí donde conocerá a Sammy que será quien le adentre en el mundo de los suburbios gays de la ciudad.







Toland conoce a Ginger, una activista a favor de la igualdad de derechos, a través de la cual se adentrará cada vez más en dicho activismo. Ginger es una de las personas más importantes en la vida de Toland de aquella época. Llegarán incluso a tener una relación de pareja a través de la cual él intentará “curar” su homosexualidad con resultados, como era de esperar, poco deseados. En el lado contrario tendremos al jefe de policía de la ciudad, encargado de reprimir cualquier indicio subversivo que ocurra en la misma, esto unido a las actuaciones del Klan y los artículos del Pixie Patriot crean el caldo de cultivo donde flotarán todos y todas los personajes de esta gran obra.
Pasan muchas cosas interesantes, tiernas, crudas, desgarradoras o divertidas en este cómic que deberías conocer mediante la lectura del mismo. Lo que sí destacaría es la manera de contarlas de Cruse pues el arduo trabajo de entrelazar la lucha de los negros con la de la comunidad gay, sin que parezcan en ningún momento independiente, le da un valor añadido a la obra. Tendríamos que sumarle la manera de narrar los hechos por parte de Howard. Dicha narrativa te lleva a estar pendiente de cualquiera de los acontecimientos sin apenas parpadear. En el plano gráfico, el uso del blanco y negro, del que siempre me he definido como un gran seguidor, y la distribución de las viñetas en algunas de las páginas le dan un aspecto único a los acontecimientos. Como a todo buen caldo no le podría faltar un toque especial marca de la casa y ese no es otro que la banda sonora del cómic. Un elenco de canciones tradicionales mezcladas con otras de autores de la época y algunas con letras del propio Cruse hacen que estas páginas tengan sonoridad propia.







Destacable la preocupación del autor en el epílogo acerca del público a quien le gustaría que fuera dirigido este cómic. Mi propia reflexión me lleva a preguntarme si realmente la sociedad ha avanzado en este tipo de luchas. En estos días de revueltas raciales en la nación más poblada de Norteamérica, donde policías son absueltos por matar a sangre fría a niños negros desarmados, en estos momentos donde ser gay en muchos lugares del planeta significa acabar en la cárcel o encontrar la muerte, las luchas son más necesarias que nunca. Aún siguen existiendo hombres y mujeres que arriesgan su vida para que podamos vivir en un mundo más justo y eso siempre merece un reconocimiento en obras como este “Stuck Rubber Baby”.



martes, 2 de diciembre de 2014

Georges Brassens A Través De Joann Sfar







Hay momentos en que ciertas artes tienden a encontrarse y con ellas, evidentemente, ciertos artistas. Esto es lo que ha ocurrido en esta obra, donde dos grandes de la cultura francesa se han abrazado estrechamente. Por un lado el gran cantautor francés Georges Brassens, uno de los más afamados representantes de la chanson, y por otro el dibujante y guionista de cómics Joann Sfar, también francés.




No sé si necesitarán algún tipo de presentación, para aquellos un poco más despistados diré que Sfar es el autor de varias obras importantes dentro del cómic contemporáneo entra las que destacan, sobre todo, “El Gato Del Rabino”, adaptada al cine y de la cual tendréis alguna referencia dentro de poco en este blog, “La Mazmorra” y la serie que nunca se acaba de editar en España, cosas de esas raras de las editoriales que comienzan algo y luego nos deja tiraos para acabar poniéndolo en el mercado de manera integral, “Isaac, El Pirata”. A esto hay que añadir su trabajo como  director del film “Gainsbourg, Vida De Un Héroe”. En 2011 aceptó el cargo de comisario para una exposición organizada por la Cité de la Musique de París sobre nada menos que Georges Brassens, del que siempre se ha declarado gran admirador. Aprovechando dicha responsabilidad creó esta obra dedicada al cantante galo. El hecho de que aparezca su familia como parte principal del cómic le da un toque cercano que nos permite conocer a Joann de manera mucho más íntima. Sobre todo en lo referente a la manera de trabajar del autor.




En cuanto al Brassens, pues poco me atrevería a decir, sobre todo porque de hacerlo os impediría descubrirle, un poco más o del todo, a través tanto de las viñetas de Sfar como de los relatos de Juan de Pablos, encargado del prólogo, Dildo de Congost, que nos presenta la biografía del cantautor a través de su artículo “Brassens, A Contratiempo”, Patricia Godes, que analiza la temática de sus canciones en “Georges Brassens, Por El Amor, Por La Amistad, Contra La Hipocresía”, y Vicente Fabuel, encargado de ese gran trabajo que es “Georges Brassens, Bien Au Sud Des Pyrénées” donde recoge su paso por las canciones y obra de varios músicos estatales.





Muchas veces tendemos a pensar que todo está dicho, que ya nada puede sorprendernos, razón no nos falta en los tiempos que vivimos donde todo va más que deprisa y la música es, al igual que la comida, de fast consumo. Algunos hemos crecido en una época en la que descubrimos que había una serie de géneros musicales con los que identificarse pensando que habían estado ahí desde siempre o que eran lo suficientemente antiguos para pensarlo. Si hay algo bueno en ese pensamiento es que sigas interesándote por descubrir cosas a nivel musical, ya sea porque te gusten o por el simple hecho de saber de dónde proceden. Pues bien, mucho antes de que el Punk o el Rock Radikal y sus muchos aledaños le dijeran las cosas claras a la cara al sistema ya existían cantantes como Brassens que, haciendo gala de una técnica de escritura inconmensurable, de una ironía fuera de lo normal y de una aplicación de la sátira que hace de su obra algo propio, se dedicaron a poner patas arriba todos los estamentos de una sociedad que parece haber avanzado en aparatos y tecnología pero no demasiado en cerebro. Él era un anarquista convencido, militante hasta donde creyó que debía serlo, tuvo sus épocas de vacas muy pero que muy flacas a nivel económico, rayando la propia miseria. Se encontró de frente con la realidad de tener que aceptar que no era bueno ni para la literatura ni para el periodismo, razones que le llevaron a centrarse en la canción. Así llegó a ser uno de los grandes de la Chanson en particular y de la música en general.





Acercaos a esta obra, os vais a sorprender con Brassens. Su manera de entender temas como la mujer, el ejército, la propia sociedad, la muerte o la Iglesia siguen estando de rabiosa actualidad. Si a todo esto le añades el trabajo de Sfar acabarás pasando uno de los ratos más entretenidos y enriquecedores de los últimos meses. ¿Qué sería de nosotros sin “La Mala Reputación”?