viernes, 2 de mayo de 2014

"El Cuento De Una Rata Mala" De Bryan Talbot







Antes de entrar de lleno en lo que sería el comentario de este gran cómic quiero resaltar la gran labor de ciertas editoriales en este Estado. Sin hacer demasiado ruido y pasito a pasito se han ido abriendo un hueco en el panorama editorial ofreciendo una serie de trabajos con una temática muy particular a la vez que dan salida tanto a obras, digamos, de autores reconocidos, es el caso que nos compete, como de otros que no lo son  pero que están a igual altura o más. Gracias a Astiberri, encargada de sacar al mercado “El Cuento De Una Rata Mala”, Dib-buks, Sins Entido o La Cúpula por su excelente labor y disculpas a aquellas que me dejo en el tintero pero que hacen una tarea impresionante para tod@s los que amamos este género.




Bryan Talbot es un autor de cómics británico asociado a ese gran grupo que acoge a otros compatriotas suyos como Alan Moore o Neil Gaiman. Comenzó su andadura a finales de los 60 para llegar a colaborar en una infinidad de publicaciones que van desde el Judge Dredd a Batman o Hellblazer pasando por Sandman y más de una de las obras del mencionado Moore. Sin duda, esta historia de la que hablamos en este artículo es la más particular de su obra y, según sus propias palabras, de la que más orgulloso se siente. Con esta carta de presentación no podemos hacer otra cosa que rendirnos ante su cómic, algo que, una vez finalizada la lectura de la misma, tiene bastante sentido.




Talbot tira de la obra de la gran escritora e ilustradora inglesa de literatura infantil Beatrix Potter, creadora de un sinfín de cuentos, 23 libros en total, con el Conejo Perico como punto de partida de sus publicaciones, quizá poco conocidos en estos lares pero leídos hasta la saciedad por los niños y niñas británicos, para adentrarnos en la vida de Helen Potter. Basándose en un sinfín de personajes de dicha autora, crea todo un mundo desde el cual denuncia una de las lacras más extendidas, y de las que menos se habla, en nuestra sociedad, el abuso sexual infantil.




Helen Potter es una joven que harta de los abusos sexuales de su progenitor, ante la indiferencia de su madre, decide, como muchos y muchas jóvenes en igual situación, abandonar su hogar. Toma esta decisión después de liberar a un montón de ratas del laboratorio de su instituto haciéndose cargo de una de ellas. Esta acción encuentra respuesta en un broncazo de la madre además de un nuevo intento de abuso por parte del padre. Cargada de sus obras preferidas de Beatrix y algo de ropa se presenta en Londres para acabar mendigando tanto en el Metro de la gran urbe como por sus calles. Fanáticos religiosos, prostitutas o políticos corruptos intentaran formar parte de su vida de una u otra manera. Acabará compartiendo Okupa con otros jóvenes a los que conoce de manera delictiva. Allí vivirá una temporada amistándose con uno de ellos con el que acabará tocando y cantando por la ciudad y al que dará una lección sobre la vida e historia de las ratas que más tarde él utilizará para conseguir un gran éxito musical. Encuentra a un amigo pero pierde una gran compañía.




Tras una persecución policial acabará dejando la City para dirigirse de manera “involuntaria” a la zona donde se ubicaba el hogar de Beatrix, en la campiña británica. Llega allí después de un largo recorrido en autostop no falto de aventuras, unas positivas y otras no tanto. La acogerán los Mcgregor en su restaurante donde comenzará a trabajar así como a reflexionar sobre todo lo acontecido en su corta vida. Por una serie de razones que tendréis que descubrir toma la dura decisión de comunicar a sus padres su paradero y, de esta forma, enfrentarse a ambos por su “particular” comportamiento. Una vez dado este valiente paso se sumerge en los recuerdos y obras de Beatrix Potter después de visitar la casa de la gran autora de obras infantiles.




“El Cuento De Una Rata Mala” leído así puede parecer una simple fábula. Creo que es ahí donde reside el valor de la obra. En cómo Talbot utiliza toda la mitología creada por Potter para denunciar una lacra tan denigrante como es el abuso sexual a niñas y niños. Qué mejor manera de sacar a la luz estos comportamientos totalmente despreciables que hacerlo a través de los personajes de una reconocida fabulista. Toda esa fantasía que ha servido a esas víctimas como refugio para sus dolencias toman otra dimensión cuando sirven de trasfondo para la más dura de las realidades a las que se debe enfrentar cualquier persona, hombre o mujer, durante una de la etapas de la vida que nos marcan para siempre. No me extraña que el propio autor se sienta orgulloso de esta obra tan distante de sus superhéroes y estrellas de las viñetas porque hay que ser muy valiente, más que cualquier Batman, estoy seguro de ello, para vivir con esos recuerdos durante toda una vida y, lo que es más fuerte, enfrentarse a ellos día a día.




Esta sociedad, y no me refiero sólo a la occidental, arrastra una mugre de la que no quiere deshacerse. Prefiere llevarla oculta o sacarla a la luz de manera sensacionalista o cuando las víctimas de la misma pasan a llenar las tumbas. Mientras nuestros menores sigan estando desprotegidos ante familiares, en la mayoría de los casos son los culpables, vendidos con corta edad para casarse con hombres que bien podrían ser sus padres o abuelos, sirviendo de esclavos en guerras, minas o fábricas no deberíamos cansarnos de denunciar a pesar de que los grandes medios se centren más en crisis irreales para ricos y conflictos creados para vender más armamento. Proteger a los niños es la base de cualquier futuro al igual que escuchar a nuestros mayores es la base de nuestro pasado y memoria. Mientras sigan ocurriendo este tipo de atrocidades no tendremos ni una cosa ni la otra. Viviremos en un presente repleto continuamente de violencia y maldad.


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