lunes, 22 de octubre de 2012

Vargas Blues Band: Sala Barroco - Cáceres













Pocas veces una banda de renombre, como Vargas Blues Band, comienza su gira en Extremadura. El viernes 19 arrancó en Badajoz y el sábado 20 de Noviembre los tuvimos en Cáceres. Es verdad que la Sala Barroco ha hecho todos los esfuerzos del mundo para que los conciertos puedan sonar  lo mejor posible en sus instalaciones pero a veces les falta algo para lograrlo del todo. No es que Javier Vargas y los suyos sonaran mal pero pudieron haberlo hecho mucho mejor en ese aspecto, el sitio influyó en que no fuera así. En cuanto a la asistencia, poco público, alrededor de 60 personas, a lo sumo, pero eso hace que este tipo de conciertos sean mucho más intimistas y cercanos, cosa inevitable, evidentemente.




No es nada nuevo decir que Javier Vargas es uno de nuestros mejores guitarristas y con más proyección internacional pero, a pesar de esto, yo era la primera vez que lo veía en directo y os puedo asegurar que merece la pena acercarse a disfrutar de uno de sus shows. Con un poco de retraso, no demasiado, salieron a escena los cuatro músicos para deleitarnos con un puñado de temas de Blues, R&R y Rhythm And Blues de muy buena calidad. Venían presentando su último trabajo, “Vargas Blues Band & Company”, pero, mala suerte, no me pude hacer con él porque en su puesto de venta aún no lo llevaban. De todas formas interpretaron temas tanto de este trabajo como de los anteriores con alguna que otra versión como “Purple Haze” de Hendrix.




Hay algo que quisiera destacar de este concierto  y no es otra cosa que la calidad de los músicos que acompañaron a Vargas esa noche. El voceras de la banda, Jorge creo que se llamaba, perdón si me confundo, se mostró desde el primer momento totalmente entregado. Con aspecto de parecer que le iba a dar un ataque epiléptico en cualquier momento enganchaba una canción con otra recordando muchas veces al mejor Gary Moore. Pero ahí no acabó la cosa, resulta que tanto batería, el holandés Peter Kunst, que tocaba como dios, como bajista, el argentino Luis Mayo, imponente tanto en estatura como en fuerza al bajo, cantaron verdaderamente bien. Este último se marcó como tres temas en los que nos dejó boquiabiertos pero para sorpresa el batería. Es de esos bateras que parece que sólo están ahí para marcar ritmo y poco más pero cuando se arrancaba se convertía en una verdadera máquina y ya cuando nos cantó uno de los temas nos dejó, a menos a mí, totalmente de piedra. Muchos diréis que qué pasó con Javier, es que no tocó o qué. Pues simplemente deciros que no hace falta explicar lo que este tipo hace con las seis cuerdas. Está claro que sus colaboraciones, tanto de él con otros músicos como de otros músicos con él, dejan claro lo bueno que es. Se mostró siempre cercano y simpático con el público, yo creo que incluso disfrutó de vernos en familia, y en ningún momento vi en él esos alardes de guitar-hero que muchos se dan por ahí. Es, sin duda, el centro de atención sin embargo sabe ponerse el listón bien alto rodeándose de esos músicos que lleva.





Espero que en su próxima gira con Paul Shortino le dé por acercarse de nuevo por aquí. Sea o no así  tengo que agradecerle, tanto a él como a la banda, el buen rato que nos hicieron pasar. Puede que la poca afluencia de peña se debiera a la coincidencia con otro festival en el Pabellón Multiusos de la ciudad. Este Cáceres es así, o nos pasamos meses de sequía de conciertos o los traen todos a la vez para mal de los buenos amantes de la música, como mi novio y yo. De aquí a unos meses pasaremos un hambre de buenos conciertos que no veas. Esperemos que no sea excesiva y podamos tener unos meses tan prolíficos como este Octubre en lo referente a música en vivo. De ser así intentaré estar en todos los eventos que pueda para poder contároslos con pelos y señales. Hasta pronto, Javier Vargas & Company.


martes, 16 de octubre de 2012

Extremoduro: Recinto Hípico Cáceres 2012







El pasado sábado, 13 de Octubre, la ciudad de Cáceres, lugar donde resido, se preparó para recibir de nuevo la visita de la banda de Roberto Iniesta, Extremoduro. El concierto del grupo placentino había levantado tal expectación que hacía ya tiempo que todas las entradas estaban vendidas. Con estos precedentes no es raro pensar que  nos esperaba una gran noche, cosa que realmente ocurrió.




Extremoduro volvía a Cáceres después de ocho años ya que en sus últimas visitas a la región fueron Mérida y Plasencia las ciudades visitadas por la banda. El concierto llevaba anunciado desde antes del verano pero nosotros, mi novio y yo, no sacamos las entradas hasta el mismo mes de Septiembre. Fue más el hecho de que la mayoría de nuestros amigos y amigas iban a ir al concierto que el propio deseo de asistir pero ya que se celebraba en Cáceres poco nos costaba ir y eso es lo que hicimos. Ahora puedo decir que me hubiera arrepentido de no haber asistido porque lo que vivimos en el Recinto Hípico lo recordaré en tiempo. Como parte negativa diré que los accesos al concierto, al menos cuando nosotros fuimos a entrar, fue de lo peor que he visto en años. Los de seguridad dando paso sin ton ni son a grupos de entre 80 y 100 personas sin control alguno es algo que daba la impresión de poder acabar en avalancha. Otro punto débil fueron los buses que te llevaban de vuelta a la ciudad después del evento. Más de una hora de espera pues sólo había dos autobuses para tal cantidad de peña. Por lo demás buen ambiente y armonía que demuestran que la gente pasa de malos rollos y lo único que quería era disfrutar del grupo bailando y cantando los temas del mismo.



Después de sonar en todo el recinto “Hay Poco R&R” de los añorados Platero Y Tú, salieron a escena Robe, Iñaki, Miguel y J. Ignacio poniendo a todos patas arriba con “El Pájaro Azul” canción inédita no incluida en ninguno de sus trabajos, hasta el momento. Después del saludo de turno dejaron caer “Ama, Ama, Ama Y Ensancha El Alma”, os podéis imaginar la respuesta del público ante uno de los mejores y más conocidos temas del grupo. Fueron cayendo una tras otra “No Me Calientes Que Me Hundo” y “Mi Espíritu Perecedero”  ya que esta gira es una especie de presentación de sus dos últimos trabajos, los cuales fueron interpretados casi íntegros. Con “SI Te Vas” y “La Vereda De La Puerta De Atrás” lograron uno de los mejores momentos de la noche que siguió avanzando con “Contra Todos”, una canción inédita que, según Robe, aún no sabemos si aparecerá algún día en alguno de sus próximos discos, continuando con “Sucede”, qué buena, y “Ábreme El Pecho Y Registra” con lo que llegaríamos al primer descanso de la noche.




Después de reponer fuerzas y tomar aliento volvieron para interpretar “Cabezabajo”, “Bribribliblí”, otro de lo momentos álgidos del concierto, “A Fuego” y “Tango Suicida”.  A partir de aquí se concentraron en el disco “La Ley Innata” que interpretaron casi entero. Nuevo descanso y traca final con “Puta”, “Stanby” y “Salir”. El  final fue un largo solo de Iñaki, apoyado por los grandes músicos de la banda, demostrando que, al menos para mí, es lo mejor de la misma. Teniendo un guitarrista como él, además de esa pedazo de base rítmica como son Miguel y J. Ignacio, en tus filas puedes dar por seguro que aquello va a ser una apisonadora. Es evidente que se echaron en falta algún que otro tema, sobre todo de sus primeros trabajos, pero la mayoría de los asistentes estaremos de acuerdo en que, al menos esta noche, tendría que haber tocado “Extremaydura”, por ejemplo. Pero bueno, la próxima vez será, eso espero. Así, después de unos cuantos años, Extremoduro volvía a poner las cosas en su sitio en Cáceres haciéndonos disfrutar de lo lindo. Deseamos que no haya que esperar otros tantos años para volver a verlos por aquí.




Yo me pregunto: ¿Si grupos como este son capaces de llenar un sitio como el Recinto Hípico, con lo que esto significa para la economía de la ciudad, por qué no vemos más a menudo a otras bandas, tanto nacionales como guiris por nuestra ciudad? ¿Será que aquellos que habitan en el Ayuntamiento mangurrino no se acaban de enterar de esto, no quieren enterarse o se siguen estando cagando de miedo cada vez que escuchan las palabras “Banda De Rock”? Gracias a Robe, que a pesar de estar chungo lo dio todo, y compañía por la noche del pasado sábado. A ver si nos vemos pronto.


martes, 9 de octubre de 2012

A Cara De Perro: Tributo A El Último Ke Zierre












Hacía tiempo que tenía ganas de asistir a un  concierto de A Cara De Perro, el grupo cacereño tributo a El Último Ke Zierre. He de reconocer que  siempre me ha gustado la banda levantina, a la que he visto en directo unas cuantas veces, todo sea dicho, algo  que he dejado patente en este blog alguna que otra vez. Pienso que, desde ya hace unos cuantos años, es una de las mejores apuestas que el Punk Rock estatal tiene que ofrecer. Una vez dicho esto podréis entender mi deseo de ver a esta banda tributo.




El concierto fue en la sala La Calle de la Madrila, mítica zona de copas de Cáceres venida a menos por razones que los que vivimos en esta ciudad sabemos y que no vienen a cuento en estos momentos. Lo de llamar sala a este sitio es un poco atrevido pues no es que exista un escenario propiamente dicho ya que los músicos están al ras del suelo, o sea, a la misma altura que la peña que los está viendo. Esto tiene su parte positiva, el contacto banda-público no puede ser más directo, y su parte no tan positiva, la visión del grupo no es siempre la mejor que puedas tener, sobre todo si te quedas un poco atrás. Por lo demás, es muy de agradecer que este sitio ofrezca conciertos dentro de sus posibilidades, eso ya es mucho.




Musicalmente A Cara De Perro me pareció una banda bastante compenetrada y potente, no es para menos si lo que vas a interpretar es un buen elenco de temas de los de Burriana-Villarreal. Tuvimos que esperar un poco más de lo debido ya que el concierto estaba programado para poco más de las 23,00h y empezaron algo más tarde. Buena idea lo del precio de la entrada con consumición incluida. Con un precio de 6€ al final lo que acabas pagando es la copa que te tomas sin más. Así lo decidimos mi novio y yo, por ejemplo. Una vez en marcha el combo cacereño  fue desgranando temas de los levantinos con una gran precisión y fuerza. Canciones como “A Dónde Vas”, “Amor De Cuarto Oscuro”, “Altero Mi Cuerpo” o “Vuelta Al Infierno” sonaban de forma explosiva. A destacar que el público se entregó desde el primer momento. Después de casi una hora de tralla, “Insurgente”, “Veneno” o “Juan De Dios” hicieron que el ambiente se caldeara por momentos, tuvimos alrededor de quince minutos de descanso para volver con la traca final a base de “Soldadito Español”, gracias por la dedicatoria, “Tus Bragas” o “Canto”. Se ve que A Cara De Perro se toman muy en serio lo que hacen. Me gustó mucho el grupo en su conjunto pero la labor de Ismael a la voz y de Charli a la batería quizás fuera lo que más me llamara la atención.  Algunos, como suele pasar en estos casos, echamos en falta alguna que otra canción como “Mal Camino” o “El Conde Crápula” pero entiendo que seleccionar entre tanto buen tema debe ser ardua tarea.





Acabaré diciendo que me lo pasé de puta madre. La actitud de la banda fue inmejorable, el sonido bueno así como la realización de los temas. Espero que les vaya bien, que sigan tributando a El Último Ke Zierre por muchos años y que tanto estos como esta banda tributo nos sigan ofreciendo buenos ratos como los vividos el pasado viernes en La Calle. 


domingo, 7 de octubre de 2012

Miguel Fuster: 15 Años En La Calle











Quiero empezar esta crónica diciendo que hacía mucho tiempo que algo dentro de la expresión escrita no me impactaba tanto como esta obra de Miguel Fuster. Puede que mis letras sean demasiado atrevidas, pero para atrevimiento el suyo a la hora de reflejar las vivencias de sus últimos quince años en viñetas.



Durante las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado, qué raro me suena siempre esto, no le acabo de coger el truquillo, muchos de nuestros dibujantes de cómics trabajaron para editoriales foráneas  en aquello que se dio por llamar “trabajos de encargo”. Este tipo de actividad hizo que algunos de estos autores, así como ciertas editoriales estatales, pudieran tener una economía más desahogada, por llamarlo de alguna manera. Entre ellos se encontraba Miguel Fuster. Sin embargo, una vida llena de altibajos y circunstancias, la peor el incendio de su casa, hicieron que acabara malviviendo por las calles de la Barcelona que le había visto triunfar en otros momentos. Esto, sumado a su adicción al alcohol, le llevó a vivir una brutal experiencia que se ve reflejada en su obra “15 Años En La Calle”.



Dos son las cosas que han hecho que os esté hablando de este cómic. La primera, la sincerad y el arrojo con que Miguel aborda sus vivencias. La segunda, quizá la mejor para mí, el lenguaje que utiliza para ello.  Para alguien que se ha pasado, digamos, la quinta parte de su vida en la calle, entre bancos, basura, agresiones, alcohol, frío, calor y todo lo que esto conlleva, que intente y consiga rememorarlo debe ser de por sí una experiencia bastante dura. Si encima lo haces con una sinceridad aplastante y a base de confesiones sin intencionalidad alguna de compasión o caridad la cosa empieza a ponerse mucho más seria. Puede que todos hayamos escuchado miles de veces algún que otro testimonio de personas que estaban en su misma situación, pero cuando algo como esto sirve para salir de aquel maremoto que era su vida tiene mucho, pero que mucho mérito. Pasajes del cómic como “La Agresión” o “Alcohol” son de esas cosas que hacen que los pelos de la nuca se te ericen por mil razones. La obra no solo refleja momentos desgarradores, también rebosa humanidad por los cuatro costados, sobre todo cuando Fuster nos habla de las mujeres que viven en la calle.



Como dije antes, para todo esto Miguel utiliza un lenguaje seco y sincero lleno de reflexiones que nadie que no hubiera dado su vida por perdida varias veces durante su existencia podría ser capaz de plasmar en el papel. El uso de esos diálogos dentro de unas viñetas en un blanco y negro desgarrador con una impronta tan personal acaban por darle al cómic  un valor añadido. Unos  trazos duros y gruesos mezclados con finas  y alborotadas líneas llevan a sus dibujos a hablar  por sí solos.





Supongo que muchos pensaremos que estas experiencias que hayamos en “15 Años En La Calle” quedan muy lejos de nosotros. Siempre he creído que este tipo de reflexiones solo sirven para huir del vértigo que da saber que cualquiera, en cualquier momento de nuestras vidas, puede acabar como Miguel. Hay miles de posibilidades de que nos pase, pero ante ello lo único que hacemos es despreciar, sí, porque todos lo hemos hecho alguna vez, a aquellos y aquellas que se nos cruzan o acercan en cualquiera de las ciudades y pueblos del mundo sumidos en esas circunstancias. Los momentos que la vieja Europa está viviendo están llevando a muchas personas a la mendicidad, al alcoholismo o la drogadicción, a la miseria y  a vivir en la más fría y desolada de las calles. Ninguno estamos fuera de ese bombo, al revés. Así que un poquito de respeto porque, en el fondo, es lo que creo que pide el autor con esta obra para todos los caen en el abismo del asfalto, las heladas noches al raso y las posibles palizas tanto de desalmados como de mafias. Para terminar, felicitar a todas esas personas que de manera voluntaria se interesan por estas que no tienen nada más que unos cartones para dormir. Sin duda que con todas ellas estas experiencias se hacen más llevaderas, aunque sólo sea por unas horas con un caldo caliente en una gélida madrugada.


lunes, 1 de octubre de 2012

Texto Mandrílico Para Este Octubre


  Desde el momento en que me cambiaron de lugar la idea de que me iban a matar me empezó a machacar el cerebro. Todo dio un vuelco en  mi mente cuando me encontré en la habitación frente a papá. Los empujones y la asfixia desaparecieron durante un momento. El hombre del pelo negro me ordenó levantar las manos. Al principio me negué. Pero viendo que me iba a atar a la vieja tubería de plomo que cada invierno solía explotar con las heladas, a su segunda orden accedí como un verdadero esclavo. Aquella era una oportunidad única para buscar un momento de relajación de esos dos hombres y tirar con todas mis fuerzas de la cuerda para liberarme y después hacer lo propio con mi padre.

  Mi atisbo de esperanza no duró mucho más de quince minutos. El mestizo era más inteligente de lo que pensaba. Al intentar abrir uno de los pequeños respiraderos de la sala para que saliera el fuerte olor a barniz, le calló una gota de agua en la coronilla. Se palpó la cabeza y miró hacia arriba. Acto seguido se dio media vuelta y vino directo a mí como un rayo. Cortó la cuerda de un golpe con aquella impresionante navaja que llevaba entre el cuerpo y el cinturón. Me empecé a sentir bastante mareado. Creo que perdí el control y medio me desmayé. Todo en mi cabeza era como una película vista con cámara rápida. El tirando de mí, el penetrante barniz, yo perdiendo de vista la figura de papá, las escaleras y al final, el cuarto de estar que se me hizo como el triple en tamaño. Me volvió a atar a las patas del diván con un nudo que demostraba su experiencia en esos menesteres. Tenía que permanecer totalmente inmóvil si no quería ahorcarme yo mismo. Empecé a sentir un fuerte dolor en el pecho que acabó en un tremendo ataque de tos. Ante eso pareció compadecerse de mí y me colocó un cojín bajo la cabeza. No es que creyera de veras que se había apiadado, mas bien pensé que lo hacía para que no despertase a nadie de la cabaña de al lado con mis ruidos. Lo peor comenzó justo cuando apagó la luz al salir.

  La angustia subía por momentos. Vi cómo se dirigía de nuevo a la habitación. Sus pisadas bajando las escaleras retumbaban en mis oídos como mil cañones. Pude escuchar cómo ordenaba a su compinche que acabara con la vida de mi padre. No podía hacer absolutamente nada. La cuerda me apretaba el cuello mientras la tos me hacía respirar cada vez con más dificultad. El rubio se negó a obedecer recibiendo como regalo un par de insultos que ponían en duda su virilidad. Algo cambió al darse cuenta de que papá había conseguido desatarse. Se escucharon voces aún más altas. Una discusión a tres. Mi cabeza explotaría de un momento a otro si no ocurría algo rápido. Y así fue. De pronto el acto que esperaba solucionara todos mis males se hizo realidad. Pero una realidad de ningún modo deseada. Cuando conseguí comprender las palabras insultantes del rubio hacia el de piel morena, me di cuenta de que aquel tiro había acabado con la vida de mi padre.

  Todo se volvió de un  blanco intenso. Ya no había olor a barniz, ni angustia, ni sala de estar enorme, ni desván. ni cuerda que me asfixiara. No sé dónde me encuentro en estos instantes.  No hay absolutamente nada, ni siquiera sé si sigo vivo o muerto.