martes, 19 de junio de 2012

Extrepride 2012: ¡Qué Triste!






Os puede resultar un poco negativo el título que le he puesto a esta crónica pero antes de explicarme quiero dar las gracias tanto a Juan Carlos como a Fran por este festival que nos han ofrecido durante el pasado fin de semana. Gracias también a todos los trabajadores y trabajadoras, a los servicios de asistencia médica y a la organización en general.


Musicalmente yo no esperaba mucho de este evento. No es que su nivel musical no estuviera a la altura, es que no soy seguidor de este tipo de música, pero tengo que reconocer que hubo cosas que me sorprendieron, es más, llegaron a gustarme. De los tres días sólo asistimos dos, hablo en plural porque fui en compañía de mi novio y de mi prima Mari, el jueves no fuimos por razones de trabajo al día siguiente. Llegamos la noche del viernes un poco tarde y lo primero que me encuentro es a mis amigos Mª Ángeles y Michel con su puesto de crepes, muy buenos, por cierto, justo antes de la entrada a lo que es el recinto hípico en sí. Una vez  saludados nos fuimos acercando al escenario percibiendo por primera vez la falta de público. Durante esta noche pudimos disfrutar de las actuaciones de las Drags locales Mavelous, en su línea, Inferna, más fuerte que nunca, y Miranda Pa Cuenca, la más simpática, como siempre, acompañadas por Priscilla Osiris que venía de Mérida para ofrecernos unas actuaciones bastante impactantes. Después de esto llegó una de los Djs más plomizos e infumables que he oído nunca, Sofía Cristo. Lo siento chica pero sólo el hecho de que te tuvieran que darte el toke para que dejaras paso a lo que venía detrás lo dice todo. Una vez superado el trance de Sofía se presentó en el escenario la fiesta del grupo Matinee. Tengo que reconocer que, a pesar de no ser un entendido en esta música, levantaron al personal desde el principio, sobre todo gracias al vozarrón de Vanesa Klein. Fue todo un lujo escucharla. Pasamos un buen rato, la poca gente que quedábamos, bailando y bebiendo y cuando nos dio el punto nos fuimos para casa.






El sábado se presentaba como el día fuerte del festival, por el cartel, sobre todo. Llegamos pronto pues tanto mi prima como mi novio querían ver la actuación de OBK. Después de cenar unos crepes nos acercamos al escenario para disfrutar de mítico grupo pop. Diré que ni me gustaban, ni me entusiasmaron, ni han conseguido atraparme con su música, sólo su canción “Lucifer” consiguió moverme. A pesar de esto hay que ser justos y reconocer que dieron un gran concierto. Sonaron más que bien y, pese a la frialdad del público en ciertos momentos, se portaron de manera excelente encima del escenario. Sus verdaderos fans debieron disfrutar bastante, al menos eso es lo que me dijeron al acabar el show. Sin movernos mucho del sitio, pues venía el plato fuerte de la noche, y aguantando al Dj de turno, vimos como el escenario iba tomando forma para la actuación de Fangoria. Con esta son tres veces las que he visto al grupo de Nacho Canut y Alaska y tengo que reconocer que, al igual que las otras dos, me gustaron y mucho. Tienen a favor ese elenco de canciones que ya son clásicos de la música de este Estado y parte del extranjero, destacaría “Perlas Ensangrentadas”, “A Quién Le Importa” o “Mil Campanas”, entre otras. Montaron un show basado en los cabarets de época con plumas, dos bailarinas y dos bailarines, escalinatas y una Alaska que la mayoría del tiempo ejerció,  no podía ser de otra manera, de centro de atención. Pese a su estatura y su físico, muy envidiable para su edad, sigue siendo todo un icono de la música en este país. Tiene muchas horas de tablas y eso se nota. Todo un lujo su concierto, quizá un poco corto pero, por lo demás, una muy buena actuación. Después de Fangoria se empezó a despejar el hípico de manera asombrosa. Nosotros nos fuimos a comer algo, vimos un ratito de la actuación de Soraya, qué gran voz tiene esta mujer y qué simpatía en directo, y nos encaminamos de vuelta a casa.






Por qué lo de qué triste, pues bien, en primer lugar por la falta de respuesta por parte del público, no sólo de la ciudad sino también de toda la Comunidad Autónoma. Es verdad que continuamente nos estamos quejando de que no hay nada y al final cuando tenemos festivales de este tipo no va casi nadie. La razones pueden ser muchas y variadas, desde la cercanía del Orgullo en Madrid, que siempre tiene mucho tirón, evidentemente, hasta el hecho de que aún hay mucha peña que les da reparo asistir a un evento de este tipo porque no quieren que se le identifique con el mundo gay, incluso siéndolo. También destacaría otra serie de detalles para que esto no saliera como se esperaba, el hecho de haber sido después de las ferias, con los bolsillos vacíos, y en época de exámenes creo que debió influir de alguna manera. En cuanto a la organización pienso que quizá tres días ha sido excesivo. Tal vez con uno o dos hubiera sido suficiente y el hecho de sacarlo de la ciudad ha sido un grave error. Si el año pasado hubo esa afluencia tan desbordante de público fue precisamente por estar dentro del municipio. De esta manera seguramente que muchos ciudadanos y ciudadanas se hubieran acercado a pasar un buen rato con las actuaciones y los Djs. Está claro que un espectáculo de este calibre hay que financiarlo de alguna manera pero quizá si en vez del recinto hípico hubieran elegido la plaza de toros la ciudad se habría implicado más. En cuanto a los y las go – gos oficiales mejor ni hablar, fueron de un sopor apabullante. Como anécdota nos quedaremos con la  visión privilegiada que Marvelous nos ofreció de sus partes íntimas durante su segunda actuación, gajes del oficio. Lo mejor de todo el precio de las jarras de cerveza, a ver si aprenden en otros festivales que la economía no está para tonterías.




Me despido deseándoles suerte de nuevo a Fran y Juan Carlos y agradeciéndoles todo lo que han hecho durante estos tres días. Espero que todo haya salido lo mejor posible y que podamos seguir disfrutando de próximas ediciones de Extrepride. De los errores se aprende.

jueves, 14 de junio de 2012

Paradise Lost - Hora Zulú







Para este Junio que cierra una ya vieja primavera y abre el nuevo verano mis recomendaciones musicales vienen a cargo de Paradise Lost y su reciente trabajo “Tragic Idol” por parte guiri mientras que en cuanto a la parte estatal me detendré en lo último de Hora Zulú, “Siempre Soñé Saber Sobre Nadie Negó Nunca Nada”.

Antes de empezar con el último lanzamiento de Paradise Lost  tengo que reconocer que soy un seguidor suyo desde hace ya unos cuantos años, bastantes diría yo. Tenía muchas ganas de dedicar unas cuantas líneas de mi blog a esta banda inglesa pionera en el Doom y Gothic. Pertenecen a ese tipo de grupos que se conocen como “De Culto”, apelativo que, como he comentado más de una vez, me da siempre cierto tufillo a no querer reconocer, por parte del público y de los medios, que son realmente una gran banda. Es evidente que no voy a hacer un repaso a su ya más que extensa carrera, sólo diré que se formaron en 1988 y desde aquel primer álbum, “Lost Paradise”, hasta este “Tragic Idol” han pasado miles de cosas. Con estas nuevas diez canciones vuelven a su sonido más clásico, ese que les hizo inconfundibles años atrás. No se puede decir que este trabajo se salga de sus líneas habituales pero quizá sea ahí donde resida su valor. Canciones largas, la más corta es de casi cuatro minutos, y pesadas hacen de este “Tragic Idol” un verdadero disco de Paradise Lost. Cortes como “To The Darkness”, “Thories From Another World”, qué gran comienzo, acelerado y cañero como ellos sólo saben hacerlo, “Crucify”, sonido pesado donde los haya, “Honety In Death”, su nuevo single del cual os recomiendo el video, o la homónima “Tragic Idol” nos devuelven a una banda que siempre debió estar mucho más arriba de donde se encuentran en estos momentos. Después de ver su actuación en el reciente Sonisphere, quizá, como dije en la crónica del mismo, deberían haber elegido un repertorio con más clásicos del grupo, os diré que tenemos Paradise Lost para rato. Esperemos que les vaya lo mejor posible con este disco y que llenen allá donde paren, seguro que será así. Si tenéis oportunidad de verlos en directo no lo dudéis ni un minuto, no os arrepentiréis.



En cuanto a Hora Zulú empezaré diciendo que… señores quítense el sombrero, la gorra, pañuelo o lo que se pongan sobre sus cabezas porque este “Siempre Soñé Saber Sobre Nadie Negó Nunca Nada” es una verdadera pasada con todas las letras y lo escuches por donde lo escuches. La banda granadina se ha sacado de la manga, o de donde ellos quieran, un trabajo con el que sigo reafirmando que en este Estado tenemos grupos que le dan mil una vuelta a muchos foráneos, que se los comen por las patas, vamos. Esa mezcla entre rock potente, por no decir Trash, con flamenco, se nota en estos tramos al guitarra Paco Luque y Hip-Hop aliñao con esa voz tan particular de Aítor Velázquez no es que sea original sino que es marca de la casa. Para mí el disco no tiene ningún tema que sobre, o sea, que me gusta desde el inicio con “A Don Enrique”, dedicada al maestro Morente, y  “Mis Barranqueras”, buen vídeo del tema, hasta el cierre, de manera relajada, con “Aspirante Estilista”. Ahora que, como es normal, hay cortes que me atraen un poquito más que otros, caso de “Crom En Su Montaña”, a pesar de no ser la más cañera esos acordes aflamencados  junto con esa letra seguro que harán que pasemos unos buenos momentos cuando suene en directo, “Otro Guion Sin Escribir”, buenísima letra, mejor riff de guitarra y base rítmica con Álex Bedmar, bajo, y Javi Cordovilla, batería fuera de serie, o “Gabinas de Cochero”, con esa sintonía de fondo que le da un toque tétrico bien guapo. Ahora que si hay un tema que me guste un poquito por encima de los demás ese es “Que La Tierra Te Sea Leve”, frase con la que se despedían los romanos de sus seres queridos en sus ritos funerarios, que nos recuerda que las cosas no por sanas son buenas ni por buenas son sanas, entre otras cosas.


Espero que tengáis un buen comienzo de verano, que no paséis mucho calor y que disfrutéis tanto de Paradise Lost como de Hora Zulú. Si aún no conocéis, ni a unos ni a los otros, ya estáis tardando. Enhorabuena a estas dos bandas, a Paradise Lost por volver a sus sonidos de antaño y a Hora Zulú por este pedazo de trabajo, la espera ha merecido  la pena con creces.




martes, 12 de junio de 2012

Robin Wood - Carlos Pedrazzini: "Joan, Sobrevivir En La Guerra Civil Española"









En primer lugar quiero volver a recalcar la necesidad de que se siga escribiendo e investigando sobre un conflicto tan sumamente brutal, al igual que todos los conflictos, como fue la Guerra Civil española. Puede que hayamos leído o visto, en películas o documentales, a muchos y muy diferentes protagonistas de dicha contienda pero yo, al menos, nunca me había fijado en todos aquellos y aquellas buscavidas que también sobrevivían durante a esos terribles años.



Sobre los autores os diré que el guionsta, Robin Wood es paraguayo  mientras que el dibujante, Carlos Pedrazzini nació en Argentina. Que ambos tienen un largo bagaje en el mundo de la historieta y que, sin duda alguna, el gran acierto de esta obra es la elección de su personaje principal, Joan. El protagonista tiene claro desde el principio cual o cuales son sus objetivos durante el tiempo que acontece la guerra. Desde su pequeño pueblo natal en la Cataluña profunda hasta su intento de vuelta a Barcelona todo se desarrolla con un mismo objetivo: sobrevivir sacando el mayor beneficio posible.


Sus andanzas comienzan, como he dicho antes, en una aldea pequeña donde se alía con viejos compañeros de fechorías para saquear a los muertos en las batallas cercanas. Con mejor suerte que sus compinches, y con cierta ayuda femenina,  consigue salvarse del fusilamiento por parte del bando nacional una vez que son descubiertos. Sin afinidades políticas concretas y con el dinero como centro de su cerebro no tarda en alistarse a las filas de dicho bando del cual desertara con un camión lleno de armas para pasarse al bando republicano. Deserta porque sabe que la presión de los republicanos sobre la aldea hará que tarde o temprano caiga en sus manos y, por supuesto, tampoco quiere acabar en un pelotón de fusilamiento de este otro bando. Pero lo que realmente hace que dé ese paso es su interés en llegar a Madrid. Con ciertos dotes de Don Juan, el papel de las mujeres en la obra es crucial, y con el sambenito de héroe es trasladado a la capital del estado donde comienza a hacer contactos con el hampa de la ciudad y negocios un tanto escabrosos. Se une a la banda de “El Sapo”, hace negocios para él con cierta autonomía y acaba independizándose de una manera digamos un tanto peculiar. Todo esto tendréis que descubrirlo por vosotros mismos.



La banda de “El Sapo” tiene por enemigos a Los Gitanos. Como en toda buena novela de mafias siempre hay dos bandos que luchan por el territorio y los negocios. Las cosas no salen demasiado bien y acompañado de su inseparable socio “El Rata” tiene que salir por patas de la capital con la intención de llegar a Barcelona. Durante el camino se convierten en falsos curas para salvar el pellejo pero de nuevo son descubiertos y salvados por una mano femenina. Joan es un personaje con pocos escrúpulos, que sabe cómo manejar a las mujeres para su propio interés, aunque realmente son ellas las que le utilizan para uno u otro fin, y que, al igual que los que sufrieron la guerra, se pasa todo la contienda huyendo. Huyendo de sí mismo, de su madre, de uno u otro bando y de sus propios negocios.



 El trasfondo de todo esto es la propia guerra, sus miserias, los que defienden una u otra causa, aquellos que sufren hambre o calamidades por encontrarse en un lugar u otro del país, los bombardeos, las sirenas y los refugios. A veces no reparamos en que detrás de todos estos males siempre hay alguien que, de algún modo, saca tajada, gente a la que no le importa lo que se defienda, gente que hacen negocios de esto a lo que llaman guerra. Pero yo pregunto: ¿Es Joan tan diferente de muchos de los que sufren dichos conflictos? Al fin y al cabo cualquier guerra tiene un trasfondo económico, por mucho que nos cuenten que se defiende ideas y razones,  siempre está detrás el dinero, y en todas ellas lo importante es sobrevivir. Se lucha por sobrevivir en los frentes, en las ciudades o en las trincheras. Se hacen trapicheos con cualquier cosa y objeto, incluyendo las personas, los propios soldados acaban siendo meros objetos de sus superiores que nunca irán al frente. En conclusión, se trafica con todo y con todos. No es mi intención entrar a calificar si la actitud de Joan es la correcta o no pero desde luego sí que tengo que decir que tener las cosas claras en una contienda como fue esta es ya un logro y no renegar de ellas un triunfo. En este caso él sabe lo que quiere y dónde conseguirlo. Si más, dar las gracias a Robin y a Carlos por su obra y por sacar a la luz a este tipo de gente que también sobrevivieron, o no, a la guerra.


jueves, 7 de junio de 2012

Gonzalo Hidalgo Bayal: Premio Vargas Llosa Por "Conversación"



Os diré que no conocía a este autor extremeño hasta que tuve que leer este libro suyo como parte de las actividades que hacemos en el grupo literario que tenemos en Cáceres una serie de amigos y amigas a los que nos da por escribir. Lo llevamos haciendo ya unos cuantos añitos e, incluso, algunos y algunas de los que forman parte de La Croqueta, es así como nos llamamos, han editado una o más obras, tanto prosa como poesía. Lo curioso es que ha sido justo cuando me estaba leyendo esta obra de Gonzalo Hidalgo Bayal cuando saltó la noticia de que había recibido el premio Vargas Llosa por la misma. Tengo que reconocer que fue una sensación un poco rara. Estaba descubriendo a un gran escritor, me estaba encantado su libro y, de pronto, escucho en los medios lo del premio. Tuve que mirar más de una vez para asegurarme de que era verdad y no algún falso rumor.

Supongo que muchos ya conocíais tanto a Gonzalo como alguna de sus obras, de la que más me han hablado es de “Campo de Amapolas Blancas”, así que poco contaré de su biografía. Deciros que nació en un pueblo de la provincia de Cáceres, Higuera de Albalat, que es licenciado en filología Románica y Ciencias de la Imagen por la Complutense de Madrid, que imparte literatura en un instituto de Plasencia y que se merece, con creces,  el premio por esta obra.



“Conversación” es un libro formado por cinco relatos narrados usando desde la primera persona del plural hasta el monólogo. Hasta aquí nada nuevo, ya que esto es lo que se dice en la mayoría de las críticas de la obra. El primero de estos cinco relatos lleva por nombre “Kalé Heméra”. En él se nos cuenta la experiencia de un medio novato profesor de clases particulares de lenguas clásicas que recibe la oferta de una señora interesada en las mismas. El problema, o eso nos da a entender la protagonista, es que el marido de dicha señora es bastante celoso por lo que al final el intento de impartir dichas clases queda en agua de borrajas. Es evidente que no os voy a contar cómo acaba todo este tinglao. Lo dejo para que vosotros lo descubráis. Lo que sí diré es que de los cinco es el que menos me ha impactado, y me han impactado mucho todos, así que si este es el que menos suponeros cómo son los demás.



El segundo se titula “Corzo”. Con este relato fue con el que me enganché totalmente con la obra de Gonzalo. La historia del protagonista es desgarradora, impactante y, por otra parte, bastante cruel. Reconozco que este tipo de narraciones en las que la naturaleza es el escenario donde se desenvuelven los actores han sido siempre un punto de atracción para mí. Cuando leo estos textos donde se nos explica cómo se vivía en nuestros montes en épocas no tan lejanas soy incapaz de no sentir empatía por todo ello. Está claro que era una manera de vivir bastante dura y con muchas penurias pero también con mucha libertad y crecimiento personal. Sólo os diré que Corzo es un gran personaje cuyo único pecado que es querer vivir a su manera y de la mejor forma que entiende y eso, sea en una gran ciudad, en un pueblo pequeño o perdido en medio de la sierra, hay mucha gente que nunca lo entenderá y que, la mayoría de las veces por envidia o negros intereses, acaba haciendo daño, mucho daño.

Con el tercer texto, “Aquiles Y La Tortuga”, el libro se lanza vertiginosamente al pozo de la filosofía. De aquí en adelante vienen a mi mente relatos como “El Mito De La Caverna” o “Diálogos”. A pesar de que alguien pueda recibir el premio al mejor empresario del año por su trabajo en el sector de los retales cuando el virus de la filosofía entra en el cuerpo de una persona mala cura tiene. Eso es lo mejor de este relato, cómo Gonzalo utiliza algo tan material como son la contabilidad o el funcionamiento interno de un gran negocio para hablarnos de filosofía a través de un personaje que, en un principio, lo deja todo por la misma y se ve avocado, por avatares del destino, a retomar todo aquello de lo que huía. Pero, aun así, esa formula de aplicación filosófica hace que sea un genio, como la mayoría de los grandes filósofos, en el mundo de las finanzas. Muy original el relato, además de tener un tono y un ritmo, como todos los demás, bastante bueno.
“Monólogo Del Enemigo”, como su nombre indica, es la narración de alguien que tiene por enemigo a un compañero desde la infancia. Se conocen en la escuela, donde empiezan sus devaneos y competencias, continúan juntos durante el servicio militar y acaban, por razones que no os contaré, en la misma empresa. Lo realmente interesante de este texto es la reflexión que hace el autor, a través de un personaje apoyado en la barra de un bar y en un ambiente totalmente sórdido, sobre el odio y el amor. Llegan a tal profundidad dichas reflexiones que tuve verdaderos momentos de angustia durante su lectura. Impresionante es la palabra adecuada para definirlo. Reflexiones como las de la relación entre hombres, amor, odio y dioses te dejan con la mente totalmente nublada.



Para terminar tenemos “Reparación”. Es indudable que aquí “El Mito De La Caverna” está a flor de piel. Lo que podemos llegar a pensar cuando nuestra vida se centra en mirar por una ventana es algo que no tiene fin. Hasta dónde puede llegar nuestra mente e imaginación cuando nos obsesionamos con la vida de los demás. De qué manera podemos creernos las cosas que nos decimos a nosotros mismos a base de repetírnoslas o contradecírnoslas. Todo esto con el estilo de Gonzalo hace que el relato sea cada vez más y más interesante. Una cosa a destacar es cómo consigue el autor, al menos conmigo lo ha conseguido, hacer que te hagas mil cábalas sobre cómo ha llegado el personaje principal a la situación en la que se encuentra. Pensé y requetepensé en mil opciones para relacionar el sillón, la ventana y el personaje. Toda esa tensión además de las comeduras de tarro que se hace dicho personaje sobre la vida de su vecino hace de este texto algo fuera de lo común.


Sigo afirmando que la obra se merece este premio. Doy las gracias por haberlo descubierto, más en las circunstancias en las que lo he hecho. Seguro que leeré alguna obra más de Gonzalo. Espero que vosotros también empecéis a descubrirlo a través de estas conversaciones.


lunes, 4 de junio de 2012

Texto Mandrílico De Este Junio


Miguel llegó acompañado a clase por otro niño, huérfano igual que él, Marcos. Ambos tenían alrededor de  seis años, y habían sufrido la misma desventura, la pérdida de su padre. Miguel venía de un pequeño pueblo, del seno de una familia de pastores y en su corta vida no tenía otra relación con el mundo más que los otros niños y niñas de parecida procedencia y el calor propio de los animales que compartían espacio con los humanos de su casa. Marcos era un caso distinto, de madre alemana y padre español, sabía perfectamente, para la edad que tenía, qué era un tren, una calle repleta de coches o el ruido de una fábrica. Las casualidades del destino hicieron que aparecieran juntos en mi aula aunque, era evidente, que Miguel estaba más fuera de lugar que Marcos.

En aquellos años tenía a mi cargo casi cincuenta niños de entre seis y siete años. Resulta  difícil controlar esa amalgama de voces agudas, alturas similares y lloros afines. A pesar de esto supe que Miguel arrastraba un problema mayor a cualquiera del de los demás. Era el escudero de Marcos, mucho más espabilado que aquel, siempre a su lado. Cuando Marcos se escapaba del colegio Miguel lo acompañaba sin rechistar, no por sumisión sino por ese vínculo que el dolor crea cuando se comparte una misma tragedia. Una vez dentro de clase eran igualmente inseparables, es más, siempre que intenté hacerlo lloraban de tal manera que era imposible continuar impartiendo la asignatura del momento, ya se sabe, si para los adultos la risa es contagiosa, para los niños lo es el llanto. Pero aun así eran como la noche y el día. Mientras Marcos no paraba de moverse, cantar y participar en las actividades del día a día, Miguel permanecía sentado, tranquilo y abstraído en su mundo con la mirada puesta en los pájaros que se posaban en la ventana o en los cuadros de colores de las letras y números que había por las paredes del aula. Siempre unidos y siempre distintos.

Comenté el comportamiento de Miguel con su madre varias veces y ella aseguraba que la pérdida del padre había sido un gran trauma familiar pero que en casa y en el pueblo Miguel era un niño como otro cualquiera, es más, decía la mujer, con una inventiva y amor por los animales fuera de lo común. Entonces porqué en el colegio no era así, qué llenaba su infantil mente de tal manera que ni atendiera ni prestara atención excepto a Marcos y sus escapadas por la ciudad. Sabía que ambas cosas tenían relación, fugas y Marcos. Lo de Marcos estaba claro pero lo de las fugas me volvía loca cada mañana.

Miguel sólo se interesaba por la naturaleza. Cuando impartía nociones de animales, ríos, mares o tierras comprobaba que sus ojos brillaban y su atención era máxima pero nunca conseguí sacar la más mínima palabra de su boca. Durante las clases de ciencias, a la vez que impartía el temario hacía las preguntas convenientes sobre el mismo. Siempre había algún niño que respondía con la retahíla de quien se aprende las cosas de memoria, otros que nunca sabían las respuestas y otro, Miguel, que muchas veces la sabía pero nunca contestaba. Aquella mañana empecé la clase hablando de los árboles, así directamente, sin más. Mucho de los niños aún tenían cara de dormido y otros no prestaban atención ninguna pero Miguel fue escuchar la palabra árbol y salir de su letargo. A mitad del tema pregunté: “¿Por donde respiran los árboles?” No hubo respuesta alguna a mi cuestión. Volví a repetir la pregunta: “¿Por donde respiran los árboles?” De repente, de lo más hondo del silencio que había creado la pregunta repetida en el aula, se oyó una voz alta, clara y repleta de seguridad que dijo: “Por las hojas”. Todos los niños se volvieron hacia Miguel pues era la primera vez que participaba en clase. Marcos sonrió de manera cómplice. Yo me quedé unos minutos traspuesta. Pedí que me repitiera la respuesta para asegurarme de que había sido él quien había hablado y escuché de nuevo: “Por las hojas”.

Miguel y Marcos siguieron juntos hasta acabar primaria. Nunca más hubo ni fugas ni escuderos, si es que los hubo alguna vez, estuvieron siempre a la misma altura. Este, sin duda, fue uno de mis mayores logros académicos pero soy consciente que el mérito lo tuvo Miguel, el viento y, sobre todo, los árboles.

Este texto está dedicado a tod@s los maestr@s del mundo para l@s que sus alumn@s no son mercancía con la que mercadear. Dedicación especial a mi primera maestra, la señorita Pili, allá donde esté.