lunes, 16 de mayo de 2011

Womad 2011














Cáceres volvió a ser Womad. La ciudad celebró en esta ocasión el vigésimo aniversario de este ya legendario festival. Para mí la oferta musical, tampoco vi todo los conciertos, sigue siendo bastante floja. Siempre hay algunos artistas que te sorprenden pero otros siguen sin decirme nada. Voy a ser claro, creo que el festival ha perdido en cuanto a calidad musical y, por lo que a mí respecta, sigo echando en falta un grupo potente de música celta. ¿Dónde están aquellos The Chieftains o Capercaillie? A veces me da la sensación que es todo un poco de relleno sin más.

Pasaré a contaros un poco cómo he vivido esta edición del Womad. La primera sorpresa del viernes, el jueves no me acerqué por el festival, fue la llamada de mi amigo Rafa. Yo le daba en Baherin pero no, estaba aquí, preparado para salir esa noche. La primera actuación que teníamos pensado ver era la de 9bach. Llegamos a punto, después de que mi novio tuviera que estar buscando aparcamiento casi una hora. Este combo de música folk galesa parecía tener buena pinta por las críticas que venían haciendo del mismo pero cuando llegó la hora de la verdad se desinflaron como un globo. Fue un verdadero tostón. Un concierto muy lento y lineal que al final lo único que consiguió fue la gente siguiera a lo suyo sin más.

Después decidimos ir a cenar algo en la Plaza de las Veletas para reponernos un poco de la sorpresa de los 9bach. De aquí fuimos al pub-restaurante Puerta De La Estrella. Allí nos encontramos con lo que quizá haya sido para mí lo mejor del Womad. Un corro de músicos de la ciudad interpretando, e improvisando, temas celtas. Todo un lujo poder disfrutar de algo tan especial como esta pequeña reunión. De aquí volvimos a la Plaza de San Jorge a ver a Don Letts. Este Dj británico, mítico por su trabajo en el pub londinense The Roxy, creo un poco de controversia entre el público. Para unos estuvo un poco flojo y para otros, entre los que me incluyo, fue un concierto agradable. Me encantó la version de “Whotta Lotta Love” de Led Zeppelin con esa base reggae que le puso.

Sin haber acabado el concierto de San Jorge nos dirigimos a la Plaza Mayor con la intención de ver a Candi Staton. Entre que nos encontramos con una amiga de mi novio, que la gente se quedó rezagada y que aquello estaba lleno de gente no vimos mucho del concierto así que poco os puedo contar al respecto. Quiero aclarar que el Womad también consiste en esto, en saludar, pararte a tomar algo con quien te vas encontrando y charlar con otros que hace mil que no ves. Después de esto visita a ciertos pubs de la ciudad y a casa a descansar.

El sábado salimos un poco más tarde. Nos fuimos directamente a “El Corral De Las Cigüeñas” porque habíamos quedado allí con mi querida amiga Mamen de Don Benito y mis amigos de toda la vida de Cáceres. Después de estar esperando más de una hora a que saliera el grupo que iba a actuar, además de tragarnos una interminable prueba de sonido, vamos que ni David Bowie, dicen que tardarían otra media hora en salir. Aquello enfureció al respetable y, como vimos que el ambiente se empezó a caldear, nos fuimos a tomar algo mientras hacíamos tiempo para ir al concierto de San Jorge. Pensábamos que nos íbamos a encontrar con el violinista francés Chapelier Fou pero habían cambiado el orden de las actuaciones y a quienes vimos fue a la familia Hipnotic Brass Ensemble. Sorprendente este grupo de instrumentistas de viento. Junto con la jam celta del día anterior lo mejor para mi gusto. Increíble el músico de la tuba. Totalmente recomendables.

Y por fín llegó la gran estrella, o eso decían, del festival, Kiko Veneno. No dudo de su profesionalidad pero me pareció un concierto aburrido, con mal sonido y corto en exceso. Tocó cuatro temas y medio, se quedó en el tintero algunos de sus grandes éxitos y se largo sin más. ¿Tanto bombo para esto? Yo ya le había visto con anterioridad y puedo asegurar que Kiko Veneno da mucho más de sí de lo que se vio esa noche en la Plaza Mayor. Cabe resaltar que se hizo imposible por momentos prestar atención al concierto. La gente no paraba de moverse de un lado a otro. Te pasaban por delante, por detrás o por los lados sin parar. Pero bueno, esto también forma parte del Womad, hay que tomárselo con calma y ya está. Seguimos la noche entre la calle y algún que otro bar y dimos por finalizado esta 20 edición del Womad.

Esperamos poder disfrutar el próximo año tanto o más que este. Todo aquel que no conozca este festival queda avisado de que se pierde algo muy especial. Quizá ya no por la música, que también está presente, sino por el ambiente en la ciudad monumental y el buen rollo entre la gente. Hasta el año que viene.

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