jueves, 10 de junio de 2010

Próspero Negocio, Ruina De Vidas


Sin duda alguna este es el negocio más lucrativo de la historia de la humanidad. Negocio que genera dolor, hambre, desplazamientos y sufrimiento, mucho sufrimiento. Porque, no debemos olvidar, que los pobres, ya sean personas o países, existen porque existen los ricos, si estos últimos no existieran no cabe la menor duda de que aquellos no tendrían razón de ser.

Nuestro gobierno no sólo sabe de bajar sueldos y pensiones, aumentar la edad de jubilación, criminalizar a los fumadores o subir impuestos, también sabe vender armas a estados que luego las utilizarán para masacrar a otros pueblos, es para lo que se suelen utilizar estos “juguetitos”. Nos garantizan que esas armas no se usan con fines represivos ni que son vendidas a países en conflicto pero vamos a analizar unos cuantos casos a ver qué opinión sacáis de todo esto.

Empezaremos diciendo que la industria armamentística española tuvo unos beneficios de un 45% más en 2009 que el año anterior. Todo un dato a tener en cuenta en época de crisis, seguro que sólo los bancos o Telefónica se acercan a esa cantidad de superávit. Lo curioso es que la mayoría de esas exportaciones acaban en lugares donde los derechos humanos brillan por su ausencia. Si no qué decir de esta lucrosa venta a países como Irán, Israel, Libia, Venezuela o Colombia, entre otros. No hace falta que os explique que el gobierno iraní vulnera todos y cada uno de los acuerdos en derechos humanos. Asesinatos encubiertos y patrocinados por el propio gobierno, libertad de expresión nula, derechos de la mujer en mínimos, por no decir ninguno, y de los homosexuales ni hablar. Gadafi no deja de ser un dictador como otro cualquiera que cree que su pueblo es su esclavo y pretende vivir como un maharajá pese a quien pese. En cuanto a Venezuela pues qué decir… sólo tenéis que remitíos las declaraciones de su presidente Chávez y os quedaréis de piedra, si eso es lo que se entiende por Bolivarismo mejor que lo dejen. Marruecos, otro de nuestros grandes clientes, mantiene al pueblo saharaui en condiciones pésimas de supervivencia. Las últimas huelgas de hambre de algunas personas de este pueblo nos dejan claro que no tienen nada que perder, y así llevan desde 1975, que se dice pronto. Colombia lleva en guerra abierta desde hace décadas. Y de Israel qué se puede decir ya que no se haya dicho. Si lo del bloqueo y aniquilación diaria de palestinos no es un conflicto… qué es entonces. Un estado que se acaba de pasar por las narices todos los derechos humanos matando a cooperativistas y periodistas desarmados en un barco no se merece precisamente la definición de democrático.

Estos son claros y crueles ejemplos, hay muchos más, evidentemente, de adónde van a parar las armar que se fabrican en nuestro estado. Armas con las que se asesina a niños en Palestina, se mutila a mujeres en Irán, hacen pasar hambre al pueblo saharaui, sirven como herramienta de represión de los antidisturbios venezolanos y balas que acaban en los cuerpos de los civiles en la selva colombiana. Esto sí que es ser cínico, mientras mandamos cascos azules a medio mundo al otro medio le vendemos armas. Y yo me pregunto una cosa: ¿ya que tantos nos hablan de la crisis cómo es posible que el ministerio de defensa siga teniendo uno de los presupuestos más altos de todos? ¿Y si nos van a recortar los sueldos, vamos a tener que pagar más IVA y nos vamos a tener que jubilar a los mil años por qué no se vienen de Afganistán e Irak las tropas españolas? Seguro que nos ahorraríamos millones de euros y penalidades. Aznar nos metió en una guerra que los socialistas han mantenido, Irak, y a eso le sumamos un conflicto sin salida en un país que lleva desde mucho antes de su independencia en guerra, Afganistán. Pero, claro, esos son conflictos no guerras, y las guerras producen crisis, los conflictos no. La utilización de las palabras, a veces, es de lo más interesada. Pero lo que realmente está claro es que, llamemos como llamemos a la guerra, nuestras fábricas de armas están manteniéndola en todos los continentes. Pero tranquilos, esas cosas pasan sólo en la pantalla de nuestros televisores, podemos seguir cenando sin problema. Ahora que, como dice el viejo dicho, “El que juega con fuego... tarde o temprano se acaba quemando” y estas cosas que vendemos sí que están bien definidas como armas de fuego.

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